domingo, 16 de septiembre de 2012

Un peligro más inminente que la bomba atómica iraní

ESCRITO POR DAVID MANDEL, WWW.MANDELDAVID.COM 0 COMENTARIOS El peligro está detrás de la frontera Israel teme, con justificada razón, que la intención iraní de armarse de bombas nucleares tiene como finalidad obliterar el Estado Judío. Un pequeño, pequeñísimo, consuelo es que un ataque atómico, o de armas convencionales, de Irán, probablemente no ocurrirá mañana, ni la semana entrante ni el mes entrante. (Tal vez ocurra dentro de un año, pero ese ya es otro tema y no pertenece a este artículo. Lo comentaré cuando ocurra, si es que ocurre, y si es que mi miklat―refugio anti-bombas que hay en cada casa y edificio en Israel―aguantó el golpe). El peligro más inminente, tan peligroso como una bomba atómica, es la posibilidad de que los actuales gobernantes de Siria, enfrentados a una posible derrota, decidan llevar a cabo a último momento lo que siempre soñaron con hacer: un ataque masivo químico y biológico contra Israel, lo cual les daría el status de héroes en el mundo árabe e islámico. (Lo harían sin temor a represalias ya que, después de su derrota, a Bashar al-Assad y a sus seguidores no les importará lo que pueda suceder a Siria). (Al igual que una bomba atómica cuya fuerza destructora y extensa radiación no puede distinguir entre judíos y palestinos que viven a pocos kilómetros unos de otros, tampoco un gas mortífero o un virus mortal tienen la capacidad de diferenciar entre los dos grupos étnicos, y limitar su ataque a los judíos, dejando inmunes a los palestinos. Pero, como dice la frase popular, "es imposible hacer un omelet sin romper huevos", si la muerte masiva de palestinos es el precio que iraníes y sirios deben pagar para conseguir la destrucción del Estado Judío, bueno, pues habrá que pagar. No es un precio tan caro después de todo, ya que los palestinos, incinerados por la bomba atómica o muertos asfixiados por gases o víctimas de atroces enfermedades causadas por un virus, irán directamente al paraíso islámico donde gozarán día y noche de 72 bellas jóvenes, sin interrupción ni descanso―excepto, en los casos de personas de edad avanzada a quienes se les permitirá interrumpir la actividad durante unos minutos, para que puedan recargar las baterías tomando Viagra con un vaso de agua. Es un dato interesante, no muy conocido, que la virginidad de estas jóvenes se renueva automáticamente después de cada encuentro. Pero, lamentablemente, las 72 vírgenes no son el tema principal de este artículo, así que me despido de ellas con renuencia). Los sirios tienen el tercer stock más grande del mundo, (después de Estados Unidos y Rusia), de gases mortíferos y sustancias químicas mortales. No han tenido escrúpulos en usarlos contra su propio pueblo, como lo hizo Hafez al-Assad, el padre del actual presidente, cuando, en el mes de febrero de 1982, gaseó a la ciudad de Homs, y mató a cerca de 20,000 personas. Utilizando el argumento de lógica talmudista, de "kal a jomer", cabe pregunta, ¿si no tuvieron inconveniente en gasear a sus propios ciudadanos, acaso les importaría matar a los israelíes? El peligro no está limitado a lo que pueda hacer el régimen de Assad. Si es derrotado, como probablemente lo será, tarde o temprano, el stock sirio de gases y virus caerá en manos de uno o más de los diversos grupos rebeldes, algunos de los cuales pertenecen a la organización terrorista Al Qaeda, o a otros grupos de islámicos fanáticos, para los cuales destruir a Israel es una mitzvá. Samuel Johnson, el literato inglés del siglo 18, dijo en una ocasión: "Saber que uno va a ser colgado en quince días, hace concentrar la mente maravillosamente". ¿Qué hubiera dicho Johnson de los israelíes, una población que sabe que, en cualquier momento, le pueden disparar, desde todas las direcciones, decenas de miles de cohetes, gases mortíferos, virus mortales y bombas nucleares? www.mandeldavid.com