lunes, 4 de marzo de 2013

CULTURA

En una calle cualquiera ,atestada de gente ,nos encontramos muchos años después de habernos visto por última ves. Nuestros juramentos de amor eterno quedaron en nuestras intenciones. La vida nos separó cuando conocí una mujer de dinero. No supe como saludarte con un beso ,un apretón de manos o simplemente con un hola. Ella me contestó :hola, que bien se te ve .Tu estás igual ,le contesté Y en seguida la invité a tomar un café en un bar cualquiera. Sentados a la mesa le confesé que soy viudo con hijos y nietos. Guardaba silencio y me escuchaba hablar. Le pregunté por su vida .Me contestó que era soltera, que se había jubilado y vivía en un pequeño departamento sola de día. ¿Como es eso de *día*? Me contó que tenía un amante que la visitaba solamente de noche. Se sentía amada y cuidada. Cuando ella estaba en la cama y apagaba la luz; su amante se acostaba junto a ella. La abrazaba y le susurraba al oído*cuéntame el día que tuviste* Y yo le cuento con los mayores pormenores que hice en el día, con quien estuve, donde y en que gasté mi tiempo .Y me duermo, sabiéndome amada y cuidada .Esto me hace feliz. Bueno ,le dije, hoy tendrás para contarle nuestro encuentro. No me entendiste, querido, el amante eres tu.- **El Amante** Mario Beer-Sheva