martes, 5 de marzo de 2013

EL DOCTOR Y LOS JIHADISTAS

Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba Primero llego el lider jihadista buscando tratamiento. Luego llegaron los guardias con ladrones cuyas manos tenian que ser cortadas. 28/2/13 por Anne Jolis Gao, Mali Como van los terroristas internacionales, Mokhtar Belmokhtar ha construido un impresionante curriculum. El islamista argelino de nacimiento comenzo su carrera en Afganistan a principios de la decada de 1990 antes de pasar a liderar una unidad de al Qaeda en el Maghreb. Su mas reciente grupo escindido, el cual se llama a si mismo Los Que Firman Con Sangre, fue responsable por la sangrienta crisis de los rehenes del mes pasado en la planta de gas de In Amenas en Argelia. El paso mucho del año pasado mudandose de casa segura en casa segura aqui en Gao, la ciudad mas grande del norte de Mali, la cual los jihadistas controlaron hasta que los franceses llegaron en enero. El candidato a la lista de asesinatos, contrabandista y prolifico secuestrador es ahora un objetivo crucial de la caza de terroristas francesa en las montañas Igoghas. Pero para el Dr. Abdoulaziz Maiga, medico de familia y aspirante a cirujano en el Hospital de Gao, Belmokhtar es solo otro paciente. "Belmokhtar—es complicado," dijo el Dr. Maiga con un suspiro la semana pasada cuando lo visite en su oficina. "Si, lo vi—a veces el venia al hospital, y a veces ibamos a su casa. Pero era puramente medico." Una piedra levanta una esquina del escritorio del Dr. Maiga y el aplasta la mosca ocasional. Despues de casi un año de combate y ocupacion jihadista, el es uno de solo 13 medicos aun en Gao y sus alrededores, sirviendo a una poblacion de casi medio millon. Habiendo asistido a la universidad en Bamako, el nativo de Gao de 29 años ha estado practicando medicina aqui desde el año 2011. Su motivacion, dice el, es "ayudar a la gente y salvar vidas, como cualquier otro doctor." Cualquier otro doctor, eso es, hasta que los jihadistas llegaron a la ciudad. Presionado por detalles, el Dr. Maiga dice solo que Belmokhtar "fue muy amable, muy educado, muy calmo. El no hablo siquiera. El tenia a alguien mas hablando por el—el no habla frances. El siempre tuvo gran cantidad de gente con el, mucha gente." El dia anterior a nuestra entrevista algunos locales me habian llevado a una de las casas donde ellos dicen que habia permanecido durante algunas semanas Belmokhtar. La morada desde entonces ha sido saqueada por el ejercito maliano, pero reveladores simbolos islamistas continuan en tiza en las paredes y una mezcla heterogenea de embalajes farmaceuticos vacios se amontonan en el patio. Estos incluyen lactato de sodio intravenoso, que podria tratar la acidosis; cloruro de sodio y glucosa; y metronidazol, un antibiotico que podria tratar cualquier cantidad de infecciones. Lei la lista de drogas que encontre en la casa y pregunto al Dr. Maiga si el las habia recetado al terrorista o sus acompañantes. Pero el doctor no se movera: "Es medico—es confidencial." Si alguien esta buscando jihadistas, agrega el, "Busquenlos en el monte. No me pregunten a mi." Suena como si el Dr. Maiga esta protegiendo a su paciente asesino, y si es asi, es comprensible. Despues que un golpe militar derroco al gobierno de Mali en marzo pasado, los funcionarios locales de Gao fueron los primeros en huir, dejando la ciudad en manos de los rebeldes nacionalistas tuareg y, para el verano, un grupo vinculado con al-Qaida conocido como el Movimiento para la Unidad y Jihad en Africa Occidental, o Mujao. Los locales aqui describen a Mokhtar Belmokhtar como un "lider espiritual" para Mujao. "Una vez que ellos tomaron control de la ciudad, ellos trajeron a sus propios administradores", recuerda el Dr. Maiga de Mujao. "Ellos estuvieron quedandose aqui en el hospital, ellos estuvieron manejando el hospital, unos cuatro o cinco de ellos." El admite que el trato a otros jihadistas durante la ocupacion pero nuevamente cita "la confidencialidad del paciente" cuando se le piden detalles especificos. Como todo otro residente de Gao con quien hable, el Dr. Maiga no cree realmente que los jihadistas se hayan ido a cualquier sitio. "Mujao es muy poderoso," dice el. "Ellos son fuertes y son peligrosos. Con todo lo que hemos sobrevivido aqui, nadie se siente seguro. Aun con los franceses aqui, ellos aun son capaces de hacer cosas." Como para probar su punto, un estimado de 20 a 30 combatientes de Mujao lanzaron un ataque desde adentro del centro de Gao el 21 de febrero, armados con kalashnikovs, ametralladoras, cohetes y bombas caseras. Su combate de guerrilla urbana contuvo a las fuerzas francesas y malianas durante mas de seis horas y destruyo el centro de Gao antes que los franceses finalmente los expulsaran. Algunos de los soldados malianos agotaron las municiones antes que los jihadistas. No es dificil ver por que el Dr. Maiga "no tiene confianza" en el discurso frances de un retiro inminente de tropas—y por que el podria temer ese acontecimiento. Si los jihadistas alguna vez se las arreglan para recuperar Gao, probablemente significara un retorno al periodo mas terrible de la vida profesional del doctor. Cuando los Mujao controlaron la ciudad, los jihadistas impusieron la mas estricta ley de Sharia, completa con amputaciones de manos para ladrones y otros delincuentes de poca monta. En ese punto, el Dr. Maiga dice, a el le fue dada una tarea espantosa: ayudar en el desmembramiento. "Ellos vinieron a nosotros y dijeron, 'Esto es Shariah, es la voluntad de Dios,' y me pidieron cortar las manos de la gente." Resulta que cortar apendices no es tan simple como suena. Hecho en forma incorrecta, los amputados sangraran hasta morir—demasiado castigo, al parecer, aun para el codigo penal marca al Qaeda. El Dr. Maiga recuerda sus intentos por negarse. "Yo dije, 'Esperen, no puedo.' Cuando amputo un miembro es porque esta gangrenoso o no funciona correctamente. Pero cuando es viable, no puedo cortarlo. Les dije, 'Esta es su Sharia, no es lo mio—no tiene nada que ver con medicina.' " Los jihadistas pronto encontraron un arreglo de todas formas: Mujao llevaria a cabo sus propias amputaciones, restañaria las heridas y llevaria las victimas al hospital. Alli, el Dr. Maiga terminaria el trabajo—cortar suficiente carne para que los amputados pudieran mas tarde recibir protesis, curar las heridas apropiadamente para que los muñones no se desangraran, y administrar analgesicos. En total, el Dr. Maiga dice, que el ayudo en nueve amputaciones recetadas por la Sharia. "Fue muy duro," dice en voz baja. "Nunca pense que un dia trataria un brazo que no estuviera enfermo. Pero tuve que mirarlo desde ambos lados: Por supuesto, esto no fue bueno, no fue bueno en lo absoluto. Por el otro lado, estas personas estaban sufriendo y si no lidiabamos con ello, ellos moririan, ellos sangrarian hasta morir. No tuvimos una opcion, tuvimos que tratarlos." Esta haciendose tarde y nuestra entrevista esta tropezando contra el toque de queda nocturno de Gao. A medida que el Dr. Maiga y yo nos aproximamos a las puertas del hospital, pregunto en un antojo si hay algun lugar donde ir a bailar en Gao. Antes del golpe, la ciudad estaba llena de discotecas y bares tocando reggae del desierto a todo volumen. Ellos ahora estan destruidos y abandonados, despues que los jihadistas los cerraron a punta de pistola el año pasado. "Baila?" dice incredulo el Dr. Maiga. "Debe tener temor de bailar." "Por que?" Pregunto. "Mujao se ha ido, por ahora de todas formas. No baila usted?" El hace una pausa. "Yo bailo", dice el. "Bailo en mi oficina." Associated Press Issa Alzouma esta parado frente a su casa en Gao, al norte de Mali, en enero. Un mes antes, radicales islamistas amputaron su brazo despues de acusarlo de ser un espia. Anne malianos cuyas manos fueron cortadas durante una brutal ocupacion jihadista de la ciudad. Uno de los hombres sostiene una capucha negra que el dijo que los jihadistas llevaban en la accion.