viernes, 15 de marzo de 2013

“¿Por quién suenan las campanas?”

Dejamos atrás, el pasado Shabat, el segundo libro de nuestra Torá, el Sefer Shemot, para continuar en la ‘nueva página’ de la vida, inscripta ahora en el Jumash Vaikrá. Cada libro posee su identidad propia, a veces un nombre, las otras un verbo, pero entre ambas estructuras gramaticales, forman el arco iris más perfecto y multicolor de la espiritualidad judía. Así los podremos incorporar, tal vez, desde un principio, para más tarde, sorprendernos y cautivarnos con los contenidos que superan al nombre y al verbo mismo, porque entre ambos dan lugar a la vida, a los aspectos vivenciales únicos e irrepetibles que conforman los que nuestros sabios llamaron ‘Torat Jaim’, la Torá de la Vida o de los vivientes… El libro de Shemot ha sido definido en cierta forma como el ‘Sefer haKelím’, algo así como el ‘libro de los utensilios’. Y tal denominación puede aplicarse con claridad si recorremos sus cinco últimas porciones, donde tienen lugar una y otra vez, una detallada descripción de cada recipiente y utensilio del Santuario Móvil –Mishcán- a construir e inaugurar por el pueblo judío en pleno desierto. Nuestro Segundo Libro se ocupó en su recorrido final de regalarnos con puntillosa enumeración cada parte del Mishcán, sus medidas, sus componentes y su ubicación. El objetivo era claro: “Y harán para Mí un Santuario, y habitaré en medio de ellos”, afirmaba El Creador con motivo del Mishcán. Un lugar para D’s –para D´s que no tiene un lugar-, ya que ‘Él es el lugar del mundo, sin embargo el mundo no es Su lugar’, sentenciaban los sabios. Así y todo, no es el libro del Santuario, sino, como decíamos, “de los utensilios”… Esta semana comenzamos el tercer Libro de la Torá, decíamos. Y la definición de su contenido es la de “el libro del hombre –Adám-“. ¿Cómo, se pregunta querido lector? ¿No se estará equivocando con el libro del Génesis? No. Así lo entendieron nuestros maestros. Porque sólo el hombre podrá poner en marcha a “los utensilios”, darles el uso adecuado y consagrarlos a un uso benéfico y productivo… Porque ‘de nada servirán los utensilios, si no existe el hombre que los pueda manipular, darles existencia y ponerlos al servicio de una causa sagrada…’. Interesante postura de nuestros sabios, ¿verdad?. Y hasta diría sorprendente para el lector circunstancial de nuestra Torá, quien puede llegar a ver lo ritual como una simple y tediosa rutina, donde todo es ‘siempre lo mismo’… Se requiere de nosotros, los seres humanos para llenar de contenidos a los elementos rituales –‘los kelím, utensilios’- que no son más que eso. Un medio –Kelí- que debe ayudarme como persona a alcanzar el todo, representada la idea en la misma dimensión del utensilio –Kelí-, que proviene de la raíz hebrea ´kol´, que quiere decir el todo, la totalidad… ‘Vaikrá’ es el libro de la persona…Nuestro Libro. Donde somos actores y promotores de la realidad. Los preparativos ya quedaron atrás. Ahora es tiempo de acción. Y aquí, se conjuga el nombre junto con el verbo: Ser Humano…’Adám’ es la dimensión más exacta de la Creación a Imagen y Semejanza del Creador. No es casual entonces el pedido de nuestros sabios respecto a la educación primera y esencial de nuestros pequeños: el primer libro a enseñar es Vaikrá… Para poder comprender el mundo de la Creación, es necesario leer y releer los versículos de Vaikrá, que nos traen un detalle pormenorizado acerca de cómo hallar al Creador y estar cercano a Él. ‘Torat haKorbanot’. Los sacrificios que tanto se discuten en los ámbitos de estudio y que tan poco se comprenden una vez estudiados… Para alcanzar a divisar a Abraham y a su hijo Itzjak en la cima del Monte Moriá, en el día “del sacrificio” –‘Akedat Itzjak’-, es imperativo, comprender eso del Korbán…Quién Lo pide. Para qué. Por qué… Para soñar junto a Iaacov será necesario adentrarnos en cada parashá de nuestro Libro y ver, con claridad, cómo a partir de la ‘Avodá’ –el culto al Todopoderoso y Su Servicio, es que podremos decir junto al Patriarca: “…y si el D´s de mi padre estará conmigo y me acompañare en todo mi camino…”. Vaikrá es estar con D´s y permanecer siendo Adam… Es hacer del mundo un lugar sostenible y de D´s, una fe inconmovible. Y por ello tal vez, el imperativo de la transmisión inicial a los más pequeños. Porque desde temprano –tal como el amanecer y el despuntar del sol cada mañana- las cosas de la tradición, de la fe, de aquello que somos impostergablemente, deben estar claras…Diáfanas como la luz que inicia el día. Vaikrá es un llamado que ‘viene de lejos’. Y que nos convoca junto a Moshé Rabeinu, hacia el Ohel Moed. Un lugar en el mundo donde se Nos espera. Un lugar para el encuentro. Un lugar donde la Santidad se hace presente, cuando el hombre está, y el Creador junto a él… Vaikrá es comienzo en la educación. Es la base sustancial donde se apoya el resto. Vaikrá es “Avodá” –el servicio, el culto a D´s-. Y a sus márgenes, están al Torá y Guemilut Jasadim. Nuestro estudio perseverante y sincero y nuestro hacer por los demás, sincero y perseverante… En ‘Vaikrá’, Alguien espera por nosotros. Como decía el escritor, “… ¿Por quién suenan las campanas? –Las campanas suenan por ti y por mí…”. ¡Shabat Shalom uMeboraj!! Mordejai Maarabi Rab. Oficial de la OLEI