sábado, 16 de noviembre de 2013

Una mirada a la parcialidad informativa por Marcelo Wio

“La gente casi invariablemente llega a sus creencias no sobre la base de la prueba, sino sobre la base de lo que encuentran atractivo”, Blaise Pascal. La excarcelación de presos palestinos a finales de octubre, por parte de Israel, y el anuncio de la construcción de viviendas en barrios judíos en Jerusalén Este, sirvieron para mostrar cómo la amplia mayoría de medios hispanos aborda la información del conflicto palestino-israelí. Un abordaje que evidencia una clara toma de posiciones. Por ejemplo, la Radio Televisión Española indicaba el 30 de octubre de 2013 que: “Los veintiún presos palestinos de Cisjordania que Israel ha dejado este martes en libertad, de un total de 26, han llegado esta madrugada a la ciudad de Ramala, donde han sido recibidos por miles de palestinos en una ceremonia festiva en la sede de la presidencia. Unas horas después, la radio militar israelí anunciaba la construcción de 1.500 viviendas en el barrio de Ramat Shlomo, en los asentamientos de Jerusalén Este…”. Y agregaba que: “El Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) rechazó el lunes lo que calificó como ‘medidas engañosas e instigadoras', y acusó a Israel de exigir nuevas colonias a cambio de la liberación de presos”. Euronews, por su parte, informaba (el mismo día) que: “Estas últimas liberaciones coinciden con la decisión de construir nuevas colonias en Cisjordania y Jerusalén Este, 1500 viviendas según un comunicado de la radio militar israelí esta misma noche. La ANP ya denunció hace unos días que Israel utiliza a los presos palestinos como moneda de cambio para justificar la construcción de más asentamientos”. El canal europeo apostaba por la versión palestina de los hechos, haciendo de cuenta que la liberación de asesinos convictos era un tema baladí en Israel, y que los familiares de las víctimas no existen. En Argentina, el diario Página12 señalaba el 30 de octubre: “Luego de dar una señal de ‘diálogo' al gobierno de Gaza [sic] al otorgar la libertad a 26 prisioneros acusados de delitos contra el pueblo judío, el premier israelí, Benjamin Netanyahu, anunció la construcción de 1500 nuevas viviendas en Ramat Shlomo, un barrio ultraortodoxo levantado en territorios que Palestina reclama como propios. El titular de la AU, Mahmud Abbas, acusó a Tel Aviv de no cumplir con las leyes internacionales”. Página12 está muy confundido: no sabe cuál es la capital de Israel, ni tampoco sabe que Abbas es el presidente de la Autoridad Palestina con sede en Ramallah, Cisjordania, con quien Israel (cuya sede del gobierno está en Jerusalén) está en negociaciones. Y, ¿“delitos contra el pueblo judío”? ¿De dónde saca la información el diario argentino? ¿Palestina? Aún no existe ningún estado que se llame Palestina. Tampoco existió en el pasado. Masha Gabriel explicaba en un artículo de ReVista: “Palestina como estado aún no existe fuera del marco de la ONU. Pero la ONU no tiene capacidad para otorgar estadidad. Para ser Estado se debe satisfacer un criterio legal especificado por la Convención de Montevideo de 1933, como poseer un territorio definido o ejercer un control gubernamental independiente y efectivo sobre una población permanente, algo de lo que carece Palestina. Por otra parte, cuando se presenta al “gobierno de Palestina” como protagonista de la noticia, se están dando por hecho cuestiones nada evidentes: ¿de qué “Palestina” se nos está hablando? ¿De Gaza o de Cisjordania? ¿De Hamas o de la Autoridad Palestina?” Al día siguiente, Página12 demostraba aún más, si cabe, su parcialidad: “Veintiséis prisioneros palestinos fueron liberados en las primeras horas de ayer por la mañana por Israel cumpliendo con el acuerdo de paz patrocinado por Estados Unidos, y regresaron como héroes a sus hogares en Cisjordania y la Franja de Gaza. Pero hubo poco tiempo para que el liderazgo palestino saboreara este logro, ya que horas después el gobierno israelí anunció planes para construir nuevos asentamientos en la ocupada Jerusalén Este”. Israel no excarceló a los presos en cumplimiento de un "acuerdo de paz" - aún no se ha llegado a uno -, sino que lo hacía como gesto de buena voluntad para que retomar las negociaciones. En Chile, también el portal Terra publicaba el 30 de octubre que: “Israel anunció hoy sus planes para expandir un asentamiento judío en Jerusalén Este y establecer un nuevo parque nacional en territorio ocupado en esa ciudad, sólo horas después de haber liberado a 26 presos palestinos”. ¿Territorio “ocupado” en Jerusalén? ¿Quién es el “ocupado”? El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General, a instancias de las recomendaciones del Comité, adoptó la Resolución 181, en la que la parte III trata de la Ciudad de Jerusalén: “La Ciudad de Jerusalén se establecerá como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas. El Consejo de Administración será designado para desempeñar las responsabilidades de la Autoridad Administrativa en nombre de las Naciones Unidas”. Es decir, la ciudad no formaría parte ni del estado judío ni del estado árabe proyectados. Finalmente la resolución de la Asamblea General recibió el consentimiento del liderazgo nacional de la Comunidad Judía en Palestina, pero fue rechazado por los árabes que, en mayo de 1948, intentaron hacerse con el control de todo el territorio mediante una agresión armada contra el recién creado Estado de Israel. El resultado: la ciudad quedó dividida entre Israel (que se hizo con el control la parte oeste de la ciudad en una maniobra defensiva) y Jordania (uno de los agresores, que tomó la parte oriental). La entrada de Israel en Jerusalén Este, en 1967, luego de otra agresión árabe, explica Julius Stone – renombrado jurista australiano (Israel and Palestine: Assault on the Law of Nations), se produjo en el ejercicio de su derecho a la defensa propia; hecho confirmado por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU, por la derrota de las resoluciones - patrocinadas por los árabes y el bloque soviético – que demandaban su retirada y pretendían caratular su acción como agresión. El propio Stone concluye: “[Israel] se convierte en un estado con el control legal del territorio respecto del cual ningún otro estado puede presentar un mejor (de hecho ningún) título legal. [Y ya que] la titularidad territorial está basada en una reclamación de validad no absoluta, sino sólo relativa, el resultado parece decisivo en cuanto a Jerusalén Este”. Stephen Schwebel (What Weight to Conquest?), jurista estadounidense que fue juez de la Corte Internacional de Justicia, hace hincapié en la vital distinción entre una conquista agresiva y conquista defensiva, y entre la toma de un territorio que estaba bajo posesión legal o la toma de territorio que se poseía de manera ilegal. Además, si el estado que posee con anterioridad un territorio se ha hecho con él ilegalmente, el estado que luego se apodere ese territorio en el ejercicio legítimo de su defensa tiene contra el poseedor anterior más derecho al mismo. El estatus de Jerusalén Este es, de esta manera, bien distinto al del resto del territorio en disputa, y, en consecuenica, no puede considerarse ocupado. Prosiguiendo, la Cadena Ser española también veía en el anuncio de construcción de viviendas en un “asentamiento”, una suerte castigo a los palestinos, o de revancha. Así, el 3 de noviembre, sostenía que: “El pasado sábado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, avisó del inminente anuncio de la expansión de los asentamientos como medida de contraprestación a la puesta en libertad de 26 presos palestinos la noche anterior”. Mientras que la agencia de noticias Europa Press advertía, el 30 de octubre, que: "El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha anunciado este miércoles la construcción de 1.500 nuevas unidades de vivienda en el barrio de Ramat Shlomo, ubicado en Jerusalén Este, como ‘compensación' a la liberación de un segundo grupo de 26 presos palestinos". E indicaba que todos los presos "fueron condenados a penas de cárcel por el asesinato de israelíes, la mayoría de los cuales tuvieron lugar antes de la firma en 1993 de los Acuerdos de Oslo". Por su parte, el diario costarricense La Nación, indicaba el 31 de octubre: “Israel anunció ayer la construcción de 1.500 viviendas en Jerusalén oriental, zona que los palestinos reclaman para su futuro Estado, pocas horas después de liberar a un grupo de prisioneros palestinos como parte de un acuerdo para impulsar las negociaciones de paz. Los nuevos asentamientos se ven como un intento del primer ministro Benjamin Netanyahu de contrarrestar las graves críticas internas por la excarcelación de presos, acusados de perpetrar atentados en los que murieron israelíes”. ¿“Compensación”, “contraprestación”? Son los analistas políticos (y no el presidente israelí, como sugieren Europa Press) quienes suponen una maniobra política del Ejecutivo israelí en el anuncio de construcción que siguió a la liberación de presos palestinos - en este sentido, el diario costarricense no confundía al lector. Pero para la prensa hispana resultaba mejor la versión de la “contraprestación”, sin matices, ya que hace más malo al malo; o al menos le resta al “gesto de buena voluntad” de liberar a asesinos palestinos con el fin de retornar a la mesa de negociaciones. La agencia argentina de noticias Télam apuntaba el 30 de octubre que: “La Autoridad Nacional Palestina (ANP) del presidente Mahmud Abbas y el secretario general de la ONU condenaron los planes de construcción, y la ANP acusó a Israel de tratar de sabotear las actuales conversaciones de paz iniciadas con los auspicios de Estados Unidos después de cinco años de estancamiento”. En Perú, el diario La República, el mismo día, señalaba que: “Luego del anuncio de nuevas construcciones en asentamientos palestinos [sic], el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, deploró esta situación y remarcó que dicha actividad solo pone ‘un obstáculo al proceso de paz'”. El periodismo, en su práctica totalidad, parece dispuesto a convertirse en mero repetidor. Todos repitieron lo mismo sobre los presos: se trataba de “condenados a penas de cárcel por el asesinato de israelíes, la mayoría de los cuales tuvieron lugar antes de la firma en 1993 de los Acuerdos de Oslo” (con alguna que otra variación). Es decir, conocían la existencia de los Acuerdos de Oslo, pero no pasaron de mencionarlos como un suceso abstracto, como un mero punto en el tiempo, sin contenido. El periodista israelí Nadav Shragai, en un artículo de 2009 (Protecting the Contiguity of Israel) explicaba que: “La construcción israelí y palestina en Cisjordania ha sido gobernada por los términos legales del Acuerdo Interino Oslo II a partir del 28 de septiembre de 1995. […] ninguno de los Acuerdos de Oslo prohibió la actividad de establecimiento (asentamiento) israelí, aunque Israel aplicó auto-limitaciones unilaterales en esta área en años recientes”. En tanto, Jeffrey S. Helmreich, teórico del derecho, sostenía en un artículo de 2003 (Diplomatic and Legal Aspects of the Settlement Issue): “…el acuerdo de paz alcanzado por Israel y los palestinos en Oslo, junto con el Acuerdo Provisional de 1995, permiten el crecimiento de los asentamientos así como el crecimiento - y la creación - de comunidades palestinas en los territorios disputados. Los palestinos adquirieron los derechos para la planificación y la división por zonas en el área A; en tanto que Israel retuvo los mismos derechos en área C, donde los asentamientos estaban localizados. El estatuto jurídico se debía alcanzar y decidir sólo en las negociaciones de estatus finales que, lamentablemente, nunca ocurrieron. Hasta que este punto sea alcanzado, el crecimiento de asentamientos [en el área C] permanece dentro del alcance legal de los Acuerdos de Oslo”. Pero es más, el Acuerdo Interino (Oslo II) estipula – Capítulo I, Artículo XII, Inciso 5: “A los efectos del presente Acuerdo, ‘los asentamientos' significa: en la Cisjordania, los asentamientos en la Zona C, y en la Faja de Gaza, los asentamientos de las zonas de Gush Katif y Erez, así como los demás asentamientos en la Franja de Gaza”. Jerusalén no aparece mencionada; Jerusalén Este tampoco (debajo, en el mapa, Jerusalén aparece bajo la zona C, bajo control israelí). Los líderes palestinos firmaron dicho acuerdo con Rusia, Estados Unidos, Egipto, Jordania, Noruega, y la Unión Europea como testigos. Que ahora más de uno prefiera hacerse el desmemoriado por conveniencia política, no es motivo para que los profesionales de la información dejen de realizar su trabajo.