domingo, 24 de noviembre de 2013
NO LO INTENTES
Que no se te ocurra golpear la puerta, de entrada, a la felicidad de
mi corazón castigado por las mentiras, las traiciones y el desamor.
Tapiada su entrada, prohibido su paso, sólo la sangre invade mis
venas, sólo la vida en ella habita…
Y cuando el recuerdo, que es mucho e ingrato, despierta la nostalgia,
de tu amor que cayó en el olvido; mi pecho esconde un sollozo que
altera su ritmo y me acerca a la muerte…
¡ No lo intentes !
Créeme, vivo en forma sencilla y con la firme esperanza de la felicidad
que volverá a mi alma y reinará, en mi, la alegría perdida. Y si no volviera,
quiero que lo sepas: que no será necesario, que pierdas las horas y el tiempo
recordando el amor inmenso que te brindé, ilusionado de tu amor ingrato
que no comprendió mis lágrimas; que no fueron de tristezas, sólo de mi
brotaban por creer que tu correspondías mi locura de amarte…
¡ No lo intentes !
No vuelvas a mi lado; mi alma está seca y como hojas en otoño se perdió
en la distancia, hasta que el viento las arrastró al olvido. Nada queda…
¡ No lo intentes !
Mario Beer-Sheva