domingo, 24 de noviembre de 2013
¿Dónde está la cobertura?
“En cuanto al mal que resultada de una censura, es imposible de medir, ya que es imposible decir dónde termina”, Jeremy Bentham, pensador inglés (1748-1832)
Que los periodistas occidentales en su mayoría, y movidos por cuestiones ideológicas, se inclinen por la “versión” palestina de los hechos, ya es, en sí, también un hecho. Pero, si a estos periodistas le importan tantísimo los palestinos como para olvidarse de la profesionalidad, ¿cómo es que no les preocupa lo más mínimo la suerte de sus compañeros de profesión palestinos?
El periodista israelí Khaled Abu Toameh explicaba en un artículo publicado por el Gatestone Institute el 19 de noviembre de 2013:
“La Autoridad Palestina ha reanudado su ofensiva de seguridad contra los periodistas y blogueros palestinos en Cisjordania.
Pero, hasta la fecha, esta represión sólo ha provocado protestas de los periodistas palestinos.
Los gobiernos occidentales que financian a la Autoridad Palestina continúan haciendo la vista gorda a la violación de la libertad de expresión en Cisjordania.
Los grupos y organizaciones internacionales de derechos humanos que tienen por objeto defender la libertad de los medios de comunicación también continúan ignorando las violaciones contra la libertad de expresión bajo la Autoridad Palestina.
Estos grupos sólo ven lo que las autoridades israelíes hacen. Por el lado de la Autoridad Palestina en Cisjordania, o Hamas en la franja de Gaza, no ‘ven ningún mal'.
Saben de las agresiones a los periodistas palestinos por las fuerzas de seguridad palestinas. Pero deciden enterrar la cabeza en la arena. Es más cómodo y seguro criticar a Israel que a la Autoridad Palestina y Hamas”.
E indicaba que la Autoridad Palestina aparentemente no quiere que los periodistas informen sobre los asuntos que pueden dar una mala imagen de sus líderes; y tampoco quieren que el mundo, especialmente los donantes internacionales, se enteren sobre la corrupción financiera y sobre las violaciones a la libertad de información. La AP, decía Toameh, quiere que las críticas estén dirigidas únicamente hacia Israel, con la esperanza de que esto traiga presión internacional sobre el Estado Judío y lo fuerce a aceptar todas las demandas de Abbas en la mesa de negociación.
Esta situación no es, ni mucho menos, reciente o puntual. Ya el 26 de agosto de 2013 el diario The Times of Israel indicaba que:
“El sindicato de los periodistas palestinos ha decidido boicotear la cobertura de las actividades del aparato de seguridad de la Autoridad Palestina en Cisjordania para protestar contra la represión contra los periodistas durante una reciente manifestación”.
Y algo menos de un año antes, el 2 abril 2012, Amira Hass, una periodista a la que precisamente no se la puede catalogar como pro-israelí, decía en un artículo publicado por el diario Ha'aretz:
“El periodista palestino Yusuf Al-Shayeb osó levantar sospechas de corrupción en la misión de la Autoridad Palestina en Francia. Ahora languidece en una celda de Ramallah.
[…]
De los dos diarios para los que escribe para, fue el jordano [el otro es palestino] el que el 29 de enero publicó su informe sobre denuncias de corrupción en la misión diplomática Palestina en Francia”.
Un tanto contradictorio, que quienes dicen preocuparse por los palestinos, no se interesen en absoluto por sus colegas palestinos.
Mas, la vida está llena de contradicciones