jueves, 11 de diciembre de 2014



  Halaja of the Day
19 de Kislev de 5775 
La semana pasada explicamos que uno de los nombres que utilizamos para referirnos a  Dios es "Abinu", nuestro padre. Dijimos que Yesha'ayahu, el profeta Isaías, fue el primero en utilizar esta palabra en referencia a Dios como nuestro creador, el que nos dio la vida.
Pero hay más, mucho más en esta palabra. Cuando decimos Abinu debemos recordar el descubrimiento más importante de nuestro patriarca Abraham. Convencionalmente se dice que el mayor descubrimiento de Abraham fue el monoteísmo, que Dios es uno. O también se menciona que Abraham fue capaz de concebir la incorporeidad de Dios, que Dios es invisible y no puede ser representado por una imagen.  Pero por encima de todas esas grandes ideas hay algo más que Abraham descubrió y que revolucionó la forma en que pensamos en HaShem.
En esos días, las antiguas civilizaciones como los sumerios o los egipcios, percibían a los dioses como seres super-poderosos que siempre estaban tratando de avanzar en sus rangos y luchando unos contra otros. Estaban demasiado ocupados con sus propios asuntos, y no tenían tiempo, y absolutamente ningún interés, en las vidas de los seres humanos.
De alguna manera, a menudo indirectamente, afectaban el clima local o el destino de los seres humanos, etc. Marduk, por ejemplo, el dios de las tormentas de los sumerios, a veces, en sus batallas contra su abuela Tiamat o contra otros dioses que conspiraban contra él, desencadenaba involuntariamente, un tornado o una fuerte lluvia que amenazaba arrasar con la ciudad de Ur o Lagash. En Egipto los cocodrilos eran vistos como la encarnación del Sobek, el dios egipcio del Nilo. En tiempos de una fuerte tormenta en Ur o en épocas de sequía del Nilo, estos dioses tenían que ser apaciguados con todo tipo de ofrendas.  Los dioses amaban la sangre humana y a menudo había que alimentarlos o sobornarlos con sacrificios humanos. Hubiera sido inconcebible que estos poderosos dioses hicieran algo bueno, desinteresado, por los seres humanos. ¿Por qué lo harían? Los dioses no tenían ningún interés en el sufrimiento o las necesidades de los hombres. Los humanos estaban allí para servirles.
Lo más revolucionario  que Abraham descubrió y enseñó al mundo entero es que HaShem, el verdadero Dios que creó los cielos, la tierra y la vida, se interesa por Sus criaturas.  Abraham se dio cuenta de esto cuando HaShem le habló de sus problemas, de los problemas de Abraham, particularmente, de que Abraham aun no tenía un hijo. Abraham descubrió entonces que HaShem se interesaba por él. Que HaShem estaba dispuesto a darle un hijo a Abraham, y sin pedir nada a cambio!
La única razón por la cual alguien haría el bien hacia otra persona sin pedir nada a cambio es "amor". Abraham descubrió que él era "Abraham Ahubi", Abraham el amado de HaShem. Abraham se dio cuenta que HaShem nos quiere como nosotros queremos a nuestros hijos. HaShem es ABINU, nustro padre, y se interesa por nuestro sufrimiento, nuestras necesidades y nuestras vidas como un padre se preocupa por el bienestar de sus hijos.
La palabra ABINU está cargado de este hermoso significado. Cada vez que decimos Abinu refiriéndonos a HaShem debemos apreciar que HaShem nos quiere tanto (o quizas más) de lo que nosotros queremos a nuestros hijos.

לע"נ מר אבי יעקב בן יהודה ז"ל

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