Dolor Al Escribir**
Querido maestro y colega:
No fue casual que a mis manos ha llegado su último poema; he
leído
y aprendido de sus escritos, de la visión que tiene de la
vida, de sus
amores, sin nombres, pero reales, hoy dolorosos ayer
pasionales…
Y el poema, del que le hablo, ha llamado mi atención por lo
doloroso
que ha sido, el final, y lo feliz que ha sido el principio;
si hasta parece
ver las lágrimas que brotan de sus ojos y el temblor de sus
manos…
Su alma sensible, su alma de poeta, ha dejado en cada
estrofa la historia
de un amor marcado a fuego. La marca imborrable del recuerdo
que se
lleva en el alma y en el corazón…
Hoy puedo decir, maestro, que conozco sus sentimientos, sus
sueños, no
realizados y el dolor que lo acompaña desde hace tantos años
que forma
parte de usted. Es una forma de comprender la sensibilidad
de nuestros
pensamientos y la facilidad que tenemos al escribir sin
mostrar nuestros
ojos y nuestras lágrimas de pena y dolor…
Las letras son los árboles, del inmenso bosque, que nos protege,
sobre las
preguntas que se hacen nuestros lectores buscando, en cada
frase, cuál es
la verdad, cuál la mentira, de nuestra historia contada…
Usted más que colega es mi maestro del cual sigo aprendiendo
y con mucho
respeto lo saludo:
¡ Gracias !
Mario Beer-Sheva
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