domingo, 18 de diciembre de 2011

Balance 2011: Israel y Palestina, y los principales ejes políticos del año

HORIZONTE WEB
por: Ingrid E. Hecker Perry (Desde Nueva York)*

El año 2011 comienza a transitar su final. Seguramente, los futuros analistas políticos y periodistas dedicados a investigar las constantes crisis del Medio Oriente, recordarán este año por el éxito del lobby palestino para lograr su Estado en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas -aunque muy probablemente consigan un estatus de "Estado Observador", como el que ostenta el Vaticano-. como asi también, por el año en que fue liberado, tras poco más de cinco años de cautiverio, el joven soldado israelí Guilad Shalit; y fundamentalmente, por el año donde surgieron las distintas revueltas político/sociales en el mundo árabe. A continuación , la autora del siguiente artículo, plantea una aproximación a un balance político de la región.


Benjamín Netanyahu recibe críticas de israelíes y palestinos. La líder del partido de oposición "Kadima", Tzipi Livni, sostuvo que el primer ministro no tiene intenciones serias de negociar la paz con los palestinos. Lo increpó en el Knesset (Parlamento) diciendo: "...Ud. no está preparado para hacer concesiones que una paz real exige. En cambio, sólo se considera en una misión que tiene una sola mirada: salvar al país de la amenaza de un Irán armado nuclearmente... Usted no está dispuesto a escucharme... pero escuche al menos a los jefes de defensa... escúchelos en torno a la cuestión palestina y comience a negociar. Y escúchelos en torno a la amenaza iraní..." (31 de Octubre, 2011)

Estas palabras, son apenas un comentario único, solitario y críptico en torno a un tema que usualmente se discute solamente en medio de susurros: la contingencia de los planes israelíes para bombardear las instalaciones nucleares de Irán.
El diario Yedioth Ahronoth, uno de los mayor venta en Israel, publicó varias portadas contra dicho ataque argumentando que Netanyahu y su ministro de defensa, Ehud Barak, contemplan la posibilidad de dar la orden de bombardear pronto antes que la llegada del invierno lo haga imposible.
En torno a dichos artículos, Barak insistió en que: "... Israel no puede permitir el poder nuclear en Irán... podría darse una situación en la que Israel tenga que defender sus intereses sin esperar apoyo de otros lados..." agregó.

Netanyahu, por su parte, dijo ante el Knesset que el gobierno de Teherán ha proseguido con sus esfuerzos para construir una bomba y que ello era "... una amenaza seria y directa a Israel... así como también para toda la región..."

Los comentarios de Livni parecen confirmar los informes de los máximos generales del ejército israelí, así como también jefes (pasados y presentes) del Mossad (servicio externo de inteligencia) que se oponen a un ataque calificándolo de antojadizo y sin beneficio. También se sabe que el presidente, Shimon Peres, se opone a ello.

En busca de una finalidad política

Hay sugerencias de que Netanyahu ha promovido deliberadamente esta ola de especulaciones acerca de un ataque, con el ánimo de endurecer las sanciones internacionales en contra de Irán. Ello se desprende claramente del informe último de la AIEA y de la actitud del presidente estadounidense, Barak Obama, al igual que los países/administraciones europeas. Situación que seguramente cambiará dramáticamente, después de que el gobierno iraní permitiera el pasado 29 de noviembre, el asalto a la Embajada de Gran Bretaña en Teherán, tras la casi ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países, que se llevó a cabo como reacción al bloqueo por parte de bancos británicos a ciertas cuentas y negocios que mantiene Irán con Inglaterra.Hasta el momento, ambos países han retirado todo su personal respectivamente y las relaciones están sumamente tensas, al igual que los países europeos y los EEUU., que han manifestado su total repudio.

Por su parte, el diputado ultrareligioso israelí Eli Yishai, le dijo a sus colegas del partido religioso extremista "Shas" -que es parte de la actual coalición de gobierno- que: "... no podía dormir pensando acerca del complicado y complejo ataque que se contemplaba y sus posibles repercusiones..." diciendo con posterioridad que había sido "mal interpretado". A su vez, Benjamín Ben-Eliezer quien fuera anteriormente ministro de defensa, y ahora milita en la oposición, advirtió de que: "... cada ciudadano debe estar preocupado de que estos dos bufones estén sentados planeando un ataque en contra de Irán..."

¿Que dicen los palestinos?

En tanto, el presidente palestino Mahmoud Abbas, afirmó que no creía que Netanyahu estuviera comprometido en construir la paz con los palestinos. En una entrevista a la televisión israelí, dijo que estaba dispuesto a "... finalizar el conflicto y poner un final a las exigencias". Hizo notar que Netanyahu, por su parte, exigía que las tropas israelíes debieran permanecer en la Ribera Occidental por 40 años más. "En ese caso, le dije que prefería la ocupación..." sostuvo.

Abbas, confirmó que había estado "muy cerca de lograr un acuerdo" con el predecesor de Natanyahu, Ehud Olmert, quien se había visto obligado a renunciar en medio de un alegado escándalo de corrupción. Sostuvo que los dos habían negociado los detalles de intercambios de territorios sobre la base de intercambios uno por uno. "... Si ocurre de esa forma, estos listo... si el señor Olmert hubiese permanecido (como primer ministro) en dos o tres meses habríamos logrado un acuerdo... pero se fue y este hombre (Netanyahu) llegó y nada ha ocurrido después de eso...", sostuvo.

Un recuento similar hizo la anterior secretaria de estado de los EEUU. (durante el gobierno de G. W. Bush) , Condoleezza Rice, en su libro publicado recientemente. Allí sostiene que, Tzipi Livni, quien era entonces la ministro de relaciones exteriores de Israel, tuvo algunas reservas en torno a las concesiones de Olmert, y dudó de su habilidad para conseguir suficiente apoyo político y llevarlas adelante.

Abbas sostuvo que su petición por la independencia de Palestina en la Asamblea General de las Naciones Unidas, no tenía nada de "unilateral", ni tampoco que su "movida" contradijera las negociaciones eventuales entre Palestina e Israel sobre los "asuntos centrales" (¡!). Dijo que la actitud empecinada del gobierno israelí de continuar con la construcción de asentamientos en la Ribera Occidental (que los palestinos ven como una parte mayoritaria de su futuro estado), era lo que realmente descomponía todas las posibilidades.

Su postulación a la ONU está actualmente siendo considerada en el Consejo de Seguridad de la organización. Es posible que no cuente con los nueve votos requeridos y en todo caso, los EEUU se opondrán. En una suerte de "demostración de fuerzas/opiniones" la UNESCO, agencia cultural de la ONU, el pasado 31 de Octubre del corriente año, votó a favor de Palestina para ser admitida. El voto fue de 107 en contra de 1, con 52 abstenciones, y fue recibido en medio del júbilo de los asistentes a la sesión plenaria en París. Como contrapartida, y de manerea profundamente unilateral, la UNESCO perdió inmediatamente un cuarto de su presupuesto para llevar a cabo sus proyectos culturales: 22% de los EEUU y 3% de Israel.

En tanto, el gobierno de Benjamín Netanyahu, ha decidido construir 2000 nuevos asentamientos alrededor de Jerusalem, reteniendo dineros de impuestos que Israel recoge para la Autoridad Palestina y cancelando los "Pases VIP" que permiten que oficiales palestinos de importancia puedan viajar libremente.

Todo ello, será de poco consuelo para los pocos amigos que le quedan a Israel, que temen y lamentan su creciente soledad y aislamiento.

¿Cuál es la reacción de las principales potencias?

El conflicto israelí-palestino afecta las vidas de personas que están mucho más allá de la estrecha faja de tierra que ambos se disputan. Domina la agenda internacional, preocupando a diplomáticos y jefes de estado de todo el mundo, muchos de los cuales desearían que el problema simplemente desapareciera.

En los EEUU, se convierte en una cuestión eleccionaria, en donde la política en torno a Israel (del presidente Barak Obama), parece tener más peso político que muchas de las terribles, urgentes e inevitables prioridades domésticas. Incluso a nivel de la sociedad civil, los hechos que ocurren en el lejano Israel (y Palestina) polarizan comunidades, campus universitarios y en algunos casos a familias.

Todos, al parecer, desean que este asunto sea resuelto con urgencia; no solamente para el beneficio de los pueblos que viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, también para que las consecuencias tóxicas que se sienten en tierras lejanas puedan detenerse y eliminarse. Existe de parte de Europa y los EEUU., un sentimiento colectivo por jugar un rol proactivo en lograr que ambas partes al menos decidan conversar cara a cara nuevamente.

¿Qué sucede, en tanto, en los dos Estados?

Sin embargo, existe una marcada desconexión entre las realidades que enfrentan israelíes y palestinos y las palabras, acciones y comportamiento de sus propios líderes.

Las razones tras una urgente ‘movida' hacia la solución de dos estados para dos pueblos son bien conocidas y atractivas. Los frutos potenciales de tal compromiso serían compartidos en ambas sociedades así como también una continua ocupación sería desastrosa. ¿Entonces, por qué pareció como si muchos de los líderes estuvieran más interesados en conversar acerca de los problemas que de las soluciones?

Hace unos años, uno de los principales cabecillas de Hamas, Abu Bakr Nofal dijo: "El mundo está apurado, nosotros no..." Es fácil imaginar que, privadamente, los hombres a cargo hoy de Israel y Palestina, dicen lo mismo.

Tristemente, el tiempo no está del lado de la solución de dos estados, ni tampoco del lado de la voz moderada en ambos campos que desean dicha solución se lleve a la realidad. La gravitación política dentro de ambas sociedades se inclina más y más a favor de los extremos más intolerantes que se empeñan en una carrera hacia la auto-destrucción.

En Israel, el ministro de relaciones exteriores Avigdor Lieberman, líder del partido de extrema derecha ‘Yisrael Beiteinu', no ceja en que Benjamín Netanyahu y su gobierno, que es ya el más derechista en la historia de Israel, se mueva aún más hacia extremos de enorme riesgo y peligro, con el ánimo de aplacar a su base.

Por otro lado, Hamas gana una victoria táctica a través de la violencia, y Mahmoud Abbas siente la necesidad de endurecer su retórica para lograr legitimidad.

La tragedia es que ambos lados actúan de la misma manera a expensas de sus "socios" en el proceso. La legitimación a nivel doméstico se está convirtiendo en un juego de suma-cero bilateral.

Y el intercambio de prisioneros que liberó a Gilad Shalit y a 1.027 palestinos, potenció a Netanyahu, es cierto, pero también lo hizo con Hamas a expensas de los palestinos de posiciones políticas más moderadas. De la misma forma, la declaración palestina en las Naciones Unidas hizo reflotar la posición doméstica del presidente Abbas, pero para bien o para mal fue un palmetazo en el rostro para las múltiples voces de oposición en Israel que urgían por la reanudación de las negociaciones...

Entre bambalinas...

Esperan los que en ambas sociedades se benefician de la permanencia del status quo y de que se evapore la poca confianza que aún persiste.

En Israel, los sectores ultra-nacionalistas que desean la construcción de más y más asentamientos en la Ribera Occidental y en el Este de Jerusalem, saben que la polarización política y el paso del tiempo son ingredientes necesarios para sus planes.

En Palestina, Hamas ha predicado por largo tiempo una estrategia de gradualidad y firmeza (léase tozudez) considerando los cambios demográficos (crecimiento acelerado de la población palestina/árabe en Israel) y el cansancio/agotamiento de Israel como la mejor ruta hacia el éxito. Estas dos agendas, cada una de ellas motivada por un tipo particular y racista de nacionalismo religioso, son irreconciliables y ponen a toda la región en un curso de colisión en donde la negociación y el compromiso son imposibles y por lo tanto, una tragedia es más que segura. ¿Hay esperanzas?

Siempre. Aún hay tiempo para que los campos moderados en ambas sociedades rescaten la agenda del lado de los extremistas y lograr un acuerdo que termine con este conflicto y que resulta en dos Estados conviviendo en paz el uno con el otro.

Para que ello suceda, los líderes deben reconocer de una vez por todas, la realidad inquietante y el futuro incierto que sus ciudadanos, sus pueblos, observadores internacionales y todos aquéllos preocupados por este conflicto, viven profundamente. Si son incapaces de ello, o no están dispuestos a ello por sí mismos, entonces esos mismos pueblos y la opinión/apoyo internacional necesitan movilizarse para que así sea.

El matonaje y las amenazas son inconducentes. Las medias verdades aún más peligrosas. Y, tristemente, ese parece ser el lenguaje y el estilo de ambas partes.

Es hora de que las voces moderadas en Israel y en Palestina levanten el nivel de sus exigencias y propuestas. Hasta el momento han sido los extremos los que han conducido el proceso hacia lo que será un final trágico con toda certidumbre.

Hamas y la Autoridad Palestina necesitan darse cuenta de las múltiples oportunidades que han perdido de lograr la paz y un Estado palestino, por enfocarse solamente en los problemas, en las eternas negociaciones con el ánimo de desgastar a Israel y confundir y cansar a la opinión pública internacional que está saturada de tantas mentiras.

Israel necesita un líder que tenga el coraje y la convicción para tomar las decisiones necesarias y avanzar hacia el futuro impidiendo que la derecha extrema articule discursos sediciosos que terminan en el asesinato de hombres como Yitzhak Rabin. Las voces moderadas necesitan accionar con mayor fuerza... conversar más con todos los israelíes para la construcción de una sociedad verdaderamente democrática que practica y no solamente predica la igualdad, la justicia y la verdad para todos sus ciudadanos.

Todos los sectores palestinos deben reconocer la existencia del Estado de Israel; todas las facciones y divisiones de su pueblo necesitan convencerse que las exigencias irreales son inconducentes y que Israel necesita seguridad en su existencia cotidiana.

Difícil, pero no imposible. Desde afuera resulta complicado opinar sobre los destinos, acciones y posibilidades de pueblos tan lejanos y a la vez tan cercanos por diversas y múltiples razones. Pero no queda otra, porque la Humanidad tiene una relación sistémica en la que la moral, la ética, y los valores de muchos son también los de una minoría que desea la paz para sus hijas e hijos. En donde las esperanzas, los sueños, las aspiraciones democráticas de unos pocos, son también las de muchos de nosotros. Es la nuestra una relación sistémica en la que todos dependemos de todos y en donde el lenguaje define la realidad que vivimos. Un lenguaje que potencie la paz, un futuro digno y seguro para israelíes, palestinos y para toda la Humanidad.


* Ph.D, Socióloga,

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