martes, 20 de diciembre de 2011

Desde mañana y durante 8 días el mundo judío celebra Janucá


Mañana por la tarde (25 de kíslev, según el calendario hebreo) comienza la fiesta de Janucá, conocida por el sucesivo encendido de 8 velas en un candelabro especial a lo largo de sendas jornadas.
Conmemora la heroica victoria de unos pocos macabeos sobre el ejército seléucida y la recuperación del Beit Hamikdash (Gran Templo de Jerusalem) después de una rebelión que duró tres años, en el 165 antes de la Era Común.
La misma se vio motivada por la decisión del régimen ocupante de imponer restricciones a las prácticas y valores religiosos judíos.
La restauración de la soberanía política del pueblo judío sobre la Tierra de Israel se vio coronada con la nueva consagración (Janucá, en hebreo) del Beit Hamikdash, que había sido profanado con acciones e imágenes paganas.
La luz de las velas rememora el milagro del aceite: una pequeña vasija con óleo purificado permitió que la Menorá (candelabro) del Templo iluminara durante ocho días, hasta que pudo producirse uno nuevo.
Janucá es una fiesta laborable, que se caracteriza por el encendido de una vela más cada día a lo largo de sus ocho jornadas, más la candela que sirve de guía y que se llama “shamash”, en un candelabro alusivo denominado “Januquiá”.
La tradición, que muchos aún respetan, prescribe el encendido de pequeños recipientes con aceite y una mecha, si bien se ha popularizado el empleo de las velas para mayor comodidad.
Las luces de Janucá se encienden lo antes posible después del anochecer y antes del cambio de día.
Se agregan las luminarias de derecha a izquierda y se las enciende en el orden inverso, precediendo la lectura de oraciones y la entonación de canciones alusivas que hacen referencia al milagro del triunfo de los pocos sobre los muchos, con la ayuda divina.
Las luces de Janucá no pueden ser utilizadas para ningún propósito que no sea el contemplarlas y reflexionar acerca de los valores y el mensaje de la festividad.
La Januquiá debe colocarse cerca de una ventana, de modo que pueda verse desde afuera, si bien también se acostumbra -sobre todo, en Israel- encenderla en la puerta de la casa o en la calle.
Al menos debe haber un candelabro por familia, pero es mejor aún si cada integrante tiene su propia Januquiá.
El viernes a la tarde, la ceremonia de encendido se realiza antes del de las velas de Shabat, previo al anochecer. El sábado a la noche, el candelabro se enciende después de la Havdalá, que marca el fin del descanso sabático.
Entre las alegres tradiciones de Janucá se destacan comer alimentos fritos (por el aceite), darles monedas (“Jánuca gueIt”, en ídish) o regalos a los niños y jugar con una perinola que lleva las letras hebreas equivalentes a N, G, H y Sh (o P, en Israel), iniciales de “Nes gadol haiá sham (o po)”; es decir: “Allí (o aquí) ocurrió un gran milagro”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.