Dore Gold
14 de diciembre, 2011
Israel y Occidente deben ver a los nuevos liderazgos islámicos regionales tal como, en verdad, son y no como lo que esperan que sean.
Al escribir para un sitio en Internet de CNBC, el 8 de diciembre, sobre los levantamientos árabes de 2011, el ex Primer Ministro de España, José María Aznar hizo una sorprendente revelación acerca de uno de los líderes clave, que subió a la estructura de poder en Libia, luego de la caída de Muammar Gaddafi: Abdul Hakim Belhadj. De acuerdo con Aznar, Belhadj fue uno de los sospechosos involucrados en el bombardeo en el tren de Madrid (2004), que dejó 192 muertos y más de 2000 heridos.
Más aun, otros destacados islamistas son parte del nuevo liderazgo libio, como Sheikh Ali Salibi, a quien este mes, el Washington Post, tildó de “probable arquitecto de la nueva Libia”. Salibi vivió, durante muchos años, en el exilio, en Qatar, donde era un estrecho asociado del Sheikh Yusuf Qaradawi, líder espiritual de la Hermandad Musulmana global.
¿Alguien sabía algo sobre esto?
La historia de Belhadj es solo un ítem en la tendencia, mucho más amplia en 2011, que los publicistas gustan llamar “Primavera Árabe”. Sin embargo, la caída de antiguos regímenes en Túnez, Libia y Egipto llevó a su reemplazo con partidos islamistas asociados, de una u otra manera, con la Hermandad Musulmana. De acuerdo a su biógrafo, el líder islamista tunecino, Rached Ghannouchi, adquirió una visión del mundo influenciada por los escritos de los teóricos de la Hermandad Musulmana, como Sayyed Qutb. Mirando esos desarrollos, un comentador saudí en al-Sharq al-Awsat re-denominó esta revolución, de extensión regional, “Primavera de la Hermandad Musulmana”.
A un año que comenzaran a ocurrir estos históricos cambios, es claro que plantean una cantidad de desafíos para la diplomacia occidental y, tal vez, ilustran – durante el año pasado - algunos de sus más deslumbrantes defectos que tendrán implicancias directas para la diplomacia israelí en 2012.
Comprendiendo a las nuevas elites
Dado que los movimientos conectados con la Hermandad Musulmana estaban en ascenso, la cuestión más fundamental fue si los líderes en Occidente comprendían aquello que, esta organización, representaba.
A comienzos de febrero 2011, el Director Nacional de Inteligencia de EEUU, James Clapper, se presentó ante el Comité de Inteligencia del Congreso estadounidense. Desde la última década, con la re-organización de la estructura de inteligencia de EEUU, Clapper es uno de los que instruyen al Presidente Barack Obama sobre las claves del pensamiento de las agencias de inteligencia.
Consultado acerca de la amenaza planteada por la Hermandad Musulmana, Clapper respondió que en Egipto era un “grupo heterogéneo”, “mayormente secular” y agregó que “se abstenía de la violencia”. Sin embargo, menos de tres meses antes el 23 de diciembre 2010, su “Guía Supremo” en Egipto, Muhammad Badi, proveyó un claro sentido del pensamiento de la organización en uno de sus mensajes semanales (en árabe), colocado en el sitio en Internet de la Hermandad Musulmana, Ikhwanonline. Con respecto a Israel, escribió: “la jihad para el retorno de la tierra es un mandato obligatorio que incumbe a toda nación árabe e islámica”.
Luego, el vocero de Clapper corrigió, en su website, sus observaciones. Pero su respuesta reflejaba una tendencia en el pensamiento, por parte de las dirigencias políticas extranjeras en EEUU y de Gran Bretaña, que consideraban a la Hermandad Musulmana como una fuerza moderadora (no como un movimiento militante), en el que crecieron Khalid Shaikh Muhammad (cerebro del 11 de septiembre) y Ayman al-Zawahiri (actual líder de al-Qaeda).
Esta tendencia continúa. Por ejemplo, el 7 de diciembre, Nicholas Kristof escribió una editorial en el New York Times titulada “Cenando en un hogar de Hermandad Musulmana”. El artículo tenía la intención de brindar a los lectores noticias sobre las intenciones de la organización. El 10 de diciembre, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, senador John Kerry, se reunió con tres líderes del Partido de Libertad y Justicia de la Hermandad Musulmana en Egipto. Estaba acompañado por la embajadora estadounidense en Egipto, Anne Paterson.
¿Comprendió Occidente el movimiento que estaba surgiendo y lo que era pronosticado que iba a pasar?
La Hermandad Musulmana fue fundada en 1928, por un maestro de escuela egipcio, Hasan al-Banna, cuya ideología influencia a sus adherentes a través de sus escritos, que aparecen en websites, en muchos idiomas. Al-Banna escribió en un periodo inter-guerra que, la bandera islámica, debe, otra vez, ser alzada en aquellas tierras que albergaban al Islam en el pasado: “Por tanto, Andalucía (España), Sicilia, los Balcanes, la costa italiana, así como las islas del Mediterráneo, todas eran colonias musulmanas, y debían retornar para abrazar al Islam”. Y agregó que “es nuestro derecho recuperar la gloria del Imperio islámico”.
Es digno de mención que Muhammad Badi cita, con frecuencia, las ideas de al-Banna y aseveró, este año, que su movimiento está dedicado a los puntos de vista que expresa “sin ninguna duda u ofuscación”. En verdad, las ideas de al-Banna se hicieron eco del predecesor, Badi, Muhammad AKef, quien declaró en 2004 “su fe completa en que el Islam invadirá a Europa y América” a pesar que, agregó la advertencia que, los occidentales, se unirán al Islam por convicción.
Antes del 11 de septiembre, la publicación londinense de la Hermandad Musulmana Risalat al-Ikhwan, presentó la consigna:”Nuestra misión: la dominación del mundo”.
El impacto práctico de los nuevos regímenes islamistas
¿Cuáles son las implicancias prácticas del surgimiento de regímenes ligados a Hermandad Musulmana, que apoyan esa clase de ideologías?
La primera vez que un régimen de Hermandad Musulmana gobernó un estado árabe fue a principios de los 1990, cuando Sudán fue conducido por Hasan Turabi. Había, a la vez, dos características de la política sudanesa.
Primero: Sudán hospedaba a algunas de las peores organizaciones terroristas, como Hamas, a la que fue permitida establecer campos de entrenamiento en suelo sudanés. Antes de 1995, cuando llego a Afganistán, Sudán era el centro de operaciones de Osama bin Laden.
Segundo, Turabi creó una alianza estratégica con Irán, que enviaba su Guardia Revolucionaria a Port Sudan para establecer una base naval a lo largo del Mar Rojo.
Hoy, hay diferentes puntos de vista dentro de Hermandad Musulmana sobre si debería (o no) estar ligado a Irán. Como resultado de la segunda guerra de Líbano (2006), muchos miembros de Hermandad Musulmana en Egipto defendieron los lazos mejorados con Irán. Hoy, con Irán apoyando la guerra de Bashar Assad a la oposición siria (que incluye una gran cantidad de miembros de Hermandad Musulmana), los sentimientos anti-iraníes se incrementaron junto con una mayor identificación con Turquía. Pero si, en los años por venir, Irán se convirtiera, desde el punto de vista militar, en un poder dominante en la región, entonces la Hermandad Musulmana, sin dudarlo, moverá en esa dirección.
El desafío para Occidente e Israel
A pesar de la orientación ideológica de la Hermandad Musulmana, los nuevos líderes que tomaran, en los próximos meses, el poder buscarán – a corto plazo – cooperar con Occidente dada que, su primera prioridad, será la recuperación económica para sus estados. Egipto, por ejemplo necesitará del turismo y las inversiones extranjeras.
Eso no solo reduce los riesgos de conflicto armado sino que da a EEUU y Europa mucha influencia. Suponiendo que Occidente buscará lazos con muchos de esos nuevos regímenes, no tiene que adoptarlos, incondicionalmente.
Tomen el caso de Hamas, brazo de Hermandad Musulmana. El Cuarteto insistió en que, antes de acordar hablar con Hamas, este debe renunciar al terrorismo, aceptar todos los acuerdos firmados y aceptar el derecho de Israel a existir. En otras palabras, la diplomacia occidental introdujo ciertos estándares que deben ser cumplidos por Hamas antes de ser aceptado como interlocutor diplomático legítimo.
Esos patrones deberían ser igualmente introducidos cuando se consideran las relaciones con regímenes que tienen un componente de Hermandad Musulmana.
Con respecto a Israel, debe ejercer extrema cautela en el periodo por - venir. Nadie puede garantizar que, la mitad de los regímenes que lo rodean, estarán allí en pocos años. Los intereses tradicionales de seguridad israelí, desde los días de Yitzhak Rabin, (como preservar el control de la línea defensiva del Valle del Jordán), adquieren mayor importancia cuando los regímenes no pueden apoyarse en el futuro como en el pasado, para detener la libertad de movimiento de las organizaciones terroristas armadas con los pertrechos más avanzados que, ahora, fluyen en el mercado. Ese es el caso de Irán cuando explota esas vulnerabilidades regionales, para ayudar a sus fuerzas representantes, que rodean a Israel.
No es una revolución por Twister
En sus comienzos, los levantamientos árabes parecieron un movimiento, juvenil e idealista, para derrocar la tiranía y difundir la democracia.
Pero aquellos que los comenzaron, estaban armados con los últimos medios de comunicación social. Pronto aprendieron que había una principal fuerza de movilización: la mezquita. No sorprende que el impulso, contra los antiguos regímenes de Medio Oriente, ganara fortaleza los viernes, cuando las mezquitas estaban llenas. Ese fenómeno llevó al surgimiento de un invierno islamista.
Israel, como sus aliados, debe obtener una visión exacta del nuevo mundo que surge a su alrededor. La fragmentación de estados vecinos es una posibilidad que, Israel, necesitará considerar. A pesar de eso, Occidente debe aprender con quien está tratando y no confiar en caracterizaciones “de brocha gorda”, sobre sus nuevos socios en Medio Oriente que no fueron sopesados pero encajan dentro de posiciones ideológicas preconcebidas que son, simplemente, falsas.
El escritor es presidente del Jerusalem Center for Public Affairs y fue Embajador de Israel en Naciones Unidas 1997-1999. cidipal
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