domingo, 18 de diciembre de 2011

La marea islámica

Mi Enfoque #397, 9 de diciembre, 2011, por David Mandel, www.mandeldavid.com



"Hay una marea en los asuntos humanos que, si se toma a tiempo, conduce a la fortuna"

("Julio César", Tercer acto, escena III, William Shakespeare).



El año 2011 empezó en el mundo árabe, con una marea, (más que simple marea fue un verdadero maremoto, un tsunami), llamada, con un exagerado optimismo, "Primavera árabe", que dio fin a los regimenes dictatoriales en Egipto, Libia, Túnez y Yemen.



El año 2011 está terminando, con lo que se podría describir, usando otra frase acuática, "a río revuelto, ganancia de pescadores". Los que están aprovechando esta marea, que los conducirá a la fortuna, son los islámicos fanáticos, cuyos partidos políticos han recibido abrumadora mayoría en las elecciones parlamentarias realizadas recientemente en varios países árabes, incluyendo Marruecos.



Quienes, en los países árabes y en el extranjero, ingenuamente creían que las valerosas demostraciones del pueblo árabe contra sus tiranos conducirían a la democracia, hoy notan, o deberían notar, los paralelos con la historia alemana de la década de los 30 del siglo pasado: el partido nazi subió al poder mediante elecciones democráticas, y el resultado fue que procedió a eliminar a los otros partidos políticos e instalar un régimen totalitario que sólo llegó a su fin gracias al triunfo de las fuerzas aliadas en 1945.



En Turquía el régimen islámico del Primer Ministro Erdogan está destruyendo gradualmente la herencia secular de Ataturk, el fundador de la república turca



La marea islámica no sólo afecta a los países árabes sino también a los países europeos. En Londres hay áreas musulmanas donde los policías no se atreven a entrar. En España la población musulmana, entre inmigrantes legales e ilegales, ha crecido de 100,000 en 1990 a un millón y medio en el año 2011.



En la región de Cataluña, donde la población musulmana ha crecido de 10,000 en 1990 a 300,000 en el año 2011, problemas de corte de presupuesto, debido a la crisis económica, obligaron a recortar los beneficios sociales que reciben los inmigrantes. El requerimiento de residencia fue cambiado de un año a dos años, y se especificó un límite de 60 meses para el período durante el cual el gobierno catalán paga beneficios a los inmigrantes. Estos cambios no fueron recibidos con simpatía o comprensión por los inmigrantes musulmanes, y miles de ellos realizaron una demostración de protesta en Barcelona.



Una demostración de la agresividad de los inmigrantes islámicos en España es lo que está ocurriendo en la ciudad catalana Lérida, (29,000 musulmanes constituyen el 20% de la población), donde docenas de perros han sido envenenados porque los islámicos los consideran "animales impuros".



Un hecho anecdótico, que sería risible si no fuese una muestra de prepotencia islámica, ocurrió en una escuela en la ciudad La Línea de la Concepción, situada en el sur de España. Un profesor de geografía mencionó que el clima de Andalucía era ideal para curar el Jamón Ibérico. Un estudiante musulmán lo interrumpió y le dijo que la mención de jamón era ofensiva a su religión. El estudiante informó a sus padres y estos entablaron juicio contra el profesor. (El juez, demostrando que todavía se puede resistir al Islam, declaró que el juicio era improcedente).



La frase popular "no hay moros en la costa" quedará en desuso ya que, cada vez más, está dejando de reflejar la realidad actual.

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