viernes, 16 de diciembre de 2011

Parasha Vaiesheb

Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 16/Dic/11 19:48 Hs. - Motzaei Shabat 17/Dic/11 20:48 Hs.
Parasha Vaiesheb

BS"D

El TESTAMENTO


Aquel hombre había acumulado una inmensa fortuna. Anciano y enfermo, veía que se le acababan sus días. Su joven hijo se encontraba muy lejos de ahí, en Eretz Israel, estudiando Torá; podía irse tranquilo de este mundo, sabiendo que sus bienes pasarían a quien más quiere, y que le ayudarían a conducirse en el camino correcto sin sobresaltos económicos. Pero dentro de él palpitaba una profunda preocupación: juntó a él trabajaba un sirviente inescrupuloso; perverso y ladrón, que sin dudas cuando regrese su querido hijo a heredar lo de su padre, no encontraría absolutamente nada.
Cuando vio que su muerte era inminente, llamó a su sirviente y le dijo que venga acompañado de un escriba. Desde su lecho de moribundo, el hombre empezó hablar:
.Tu- dirigiéndose al sirviente-escucha bien lo que voy a decirle al escriba. Serás el encargado de entregarle el testamento a mi hijo…
“¡Si, como no!”, pensaba el sirviente.”! Apenas mueras, me llevare todo lo que hay aquí, y nadie sabrá de mi…!
-Y tú- le dijo el hombre al escriba- pon lo siguiente:”lego todos mis bienes, dinero y propiedades, a mi sirviente. Mi hijo sólo podrá escoger una cosa de todo lo que poseo”.
“!Oh, oh¡ ¡Ésta no me la esperaba!”, pensó el sirviente, mientras quería saltar de alegría. ”No voy a tener que robarle la fortuna a este viejo, sino que la heredare legalmente. Le avisaré al joven que venga a despedirse de su padre”.
El hijo llegó a la ciudad, pero no pudo ver a su padre vivo, pues ya había fallecido. Sumado a la congoja de haber perdido lo único y mas importante vínculo familiar que tenía, se sintió desamparado al enterarse de que la fortuna que tenía que haber pasado a sus manos, quedó en posesión del sirviente.
Se presentó en lo que era su casa y el sirviente le dijo altaneramente:
-Aquí tengo conmigo el testamento, firmado por puño y letra de tu padre. Todo lo que ves, me pertenece. Sólo una cosa puedes escoger. ¿Qué te gustaría? ¿un jarrón? ¿un caballo? ¿una casa, quizás?
El joven se retiro indignado y se dirigió al Bet Din (Tribunal Rabínico).
-No entiendo- le decía el joven al Dayán (Juez Judío)-. Mi padre conocía al sirviente y sabía que era un embustero. ¡y sé que a mí me quería como a sus ojos! ¿Cómo puede ser que me dejó sin nada? ¿Qué haré ahora? ¿Cómo podre seguir estudiando Torá en Eretz Israel?
-Todo esto es muy extraño- coincidió el Dayán-. El testamento es autentico, y el mismo escriba atestiguó que ésas fueron las palabras de tu padre…
El Dayán se quedó pensando unos instantes y luego agregó:
-¡un momento! Pero… ¿Cómo no se me ocurrió antes? ¿Sabes? Tu padre si te quería mucho, y realmente te hizo un gran favor con este testamento. ¡Oh, que sabio fue! ¡Si, si!
-Bueno…¿se puede saber de que se trata?- Pregunto intrigado el joven.
-Mira: Mañana vamos a citar al sirviente al Bet Din, y allí le pedirás la única cosa que tienes derecho a poseer…
Luego de lo cual le explico lo que tenía que hacer. Al día siguiente el sirviente se presento en el Bet Din, luciendo una amplia sonrisa. Saludó a todos los Rabinos, y luego se dirigió al joven.
-A ver: pídeme lo que quieras. Aquí delante de los jueces te prometo que nada te voy a negar. ¡Recuerda que es solo una cosa, eh!
Lo que dijo el joven le dejo al sirviente una irónica sonrisa congelada en su rostro, como una ridícula mueca:
-¡lo que quiero es que tú seas mi sirviente…!
Inmediatamente se escucho la potente voz del Dayán:
-¡Dicho y hecho! el chico tiene derecho a escogerte a ti como sirviente, pues formas parte de las posesiones de su padre. Ahora él es tu nuevo amo. ¡Y todos los bienes de un sirviente son propiedad de su amo! (Así lo establece la Torá).
Que sucedió después con el sirviente no se sabe. Es muy probable que el joven lo haya liberado, para que no le pase en el futuro lo que le sucedía al padre…
Podríamos obtener una enseñanza de este suceso real: Hashem (Nuestro Padre) nos dejó un testamento, que es la Torá. Hay quienes se apresuran en creer que este testamento pretende molestar o incomodar al Yehudí con tantas Mitzvot. Sin embargo, si la analizamos detenidamente, por medio de nuestros Jajamím, descubriremos que Hashem nos legó la Torá sólo para que vivamos rodeados de méritos, y nos beneficiemos a través de ellos.


(Co Asú Jajamenu III 188)



HALAJOT JANUCÁ

Todos los tipos de aceites y mechas son aptos para encender las luminarias de Janucá; sin embargo el aceite de olivo tiene preferencia sobre todos. Así mismo las mechas elaboradas con algodón tienen prioridad. Inclusive las velas son aptas para cumplir esta Mitzvá, empero debido a que el milagro en el Bet Hamikdash se produjo con aceite es preferible cumplir la Mitzvá con éste.
Está prohibido hacer uso alguno de las luminarias de Janucá, sea estudiar Torá o contar dinero a su luz. De ahí la costumbre de encender una luminaria extra a la que llaman “Shamash” de modo que si utiliza su luz para cualquier fin sea del esplendor del “Shamash” que se enciende al final.
En los ocho días de Janucá se agrega en la Tefilá el párrafo “Al Hanisim” (empezando en Arbit de la primera noche de Janucá) después del párrafo de Modím, antes de Veal-culam. Su por error omitió “Al hanisim”, si se acordó dentro de la Berajá antes de haber pronunciado el nombre de Hashem, regresa a Al hanisim y termina la amidá en orden. En caso de notar un error después de haber pronunciado Baruj Ata HaShem, deberá seguir la Amidá hasta el final. Sólo que puede arreglar parte de su error, mencionado Al hanisim al final de la Amida antes del segundo Yihiú Leratzón, agregando las palabras “Harajaman Hu Yaasé Lanu Nissim Veniflaot Keshem Sheasita Laabotenu Bayamim Hahem Bazemán Hazé”, etc.
Igualmente, en el Bircat Hamazón se agrega Al hanisim después del párrafo “Nodé Lejá”, antes de decir “Al Hacol”.
Si omitió Al hanisim en Bircat hamazón, si se dio cuenta antes de pronunciar en nombre de Hashem de la Berajá regresa a Al hanisim y sigue el Bircat hamazón en orden. En caso de haberse acordado después de decir el nombre de Hashem, continúa el Bircat hamazón sin necesidad de repetir.
En este caso, es correcto que, recitando los Harajamán, repare el error diciendo Al hanisim dentro de los harajamán.
En la Berajá de Meén Shalosh (oración recitada después de haber comido cazáit de mezonot, o Rebiit de vino),no se menciona la fiesta de Janucá.
Los ocho días de Janucá se recita “Halel” completo con sus Berajot respectivas.


(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.