viernes, 1 de marzo de 2013
Historias para ser contadas
Una generación se va y otra llega
Sara Braverman (Surica), una de las primeras soldadas del Palmaj y pionera en la fundación de la División Femenina del Ejército Israelí, falleció a los 95 años, en el Kibutz Shamir.
A la pregunta la En una entrevista con la prestigiosa periodista Ilana Dayan, el 31 de Enero pasado Sara alcanzó a opinar acerca de las últimas elecciones: “Siempre pertenecí a la minoría opositora, apoyando a Meretz, por lo que tampoco en estas elecciones seremos parte de la coalición gubernamental”, aclaró Sara. A la pregunta la periodista acerca de lo que más le preocupa en estos días, la respuesta de Sara fue contundente: “Me preocupa la paz. Qué les dejo a mis bisnietos. Sin paz no hay pan, ni vivienda, ni hospitales ni mejoras en la educación”.
Un mensaje más que claro para quien fuese una de las “37 paracaidistas del Ishuv”, voluntarios en la lucha contra el nacismo durante la Segunda Gerra Mundial.
En otra entrevista que le realizaron unos años atrás, Saruca, como se la conocía en el Kibutz y en las filas del ejército, comentó: “Mi historia en el ejército comienza en 1942, cuando me incorporé al Palmaj. Después de finalizar el curso de Comandante de Unidad, me voluntaricé, junto con otros 36 compañeros, a tirarme en paracaídas en tierras europeas que estaban ocupadas por los nazis. Fue un gran esfuerzo de los judíos que estábamos en Eretz Israel, donde estábamos en una situación extrema de pobreza, tanto en cuanto a armamento como en cuanto a medios económicos, pero queríamos con todo el alma ayudar en algo a los judíos que quedaron en Europa. Habíamos convencido a los británicos que nos permitiesen llegar a las líneas enemigas para tomar contacto con los pilotos que habían caído en manos de los alemanes y con los partisanos, y para alentar a los judíos a una lucha armada.”
El curso de entrenamiento incluía paracaidismo, comunicación, manejo de automóviles, inglés y la lengua extranjera que cada uno necesitaría para su labor. En el caso de Surica, se trataba de rumano. Como cada uno de los participantes también tenía una historia ficticia como cobertura, Saruca pasó a ser una periodista que se encontraba en Eretz Israel para cubrir los hechos en la región, que fue enviada a Europa como parte de su labor.
A pesar de haber pasado tantos años, en las múltiples conferencias y visitas a colegios Sara recordaba como a un verdadero trauma “el terror del salto en paracaídas” que no le permitió llevar a cabo su primera acción, en Agosto de 1944: “Llevábamos armas y mucho dinero en nuestras ropas para ayudar a los partisanos y a los judíos con quienes debíamos encontrarnos, pero el pánico no me permitió saltar al vacío ”. A pesar de la frustración, un mes después Saruca volvió a intentarlo. Esta vez cayó en Bistrita, uniéndose a los partisanos.
“Éramos muy valientes” recuerda Sara “En caso de ser aprendidos, a los hombres les correspondía sólo ser apresados como rehenes por haber sido capturados como solados, pero a las mujeres nos correspondía la pena de muerte, por ser catalogadas como espías. Hannah Szenes recibió entrenamiento un año antes que yo, pero junto a mí se encontraba Haviva Reik, que se tiró del paracaídas y logró realizar una gran parte de su tarea antes de ser descubierta y muerta por los alemanes”.
Quizás por eso – y seguro no sólo por eso – al regresar a Israel, Sara Braverman continuó accionando en el Palmaj. Entre los años 1945 y 1947 coordinó la acción en el norte del país y desarrolló cursos para mujeres en todo el país. En 1948, junto a ShoshanaGershonovitz y a instancias del nuevo Ejército de Defensa de Israel, tomo a su cargo la organización de su División Femenina, que no contaba con ningún tipo de infraestructura ni equipamiento.
En ese sentido, las organizaciones femeninas, como WIZO y Naamat, tuvieron un papel fundamental apoyando la acción de ambas mujeres, que, con gran sacrificio lograron sentar las bases de la nueva división militar. Sara fue instructora del primer curso de oficiales femeninas, para luego desempeñarse como oficial de disciplina militar, ocupándose de variadas temáticas que incluyeron tanto a la Kashrut en el ejército, como diversas tratativas en Europa. Sara se liberó del Ejército con el grado de Mayor.
El 10 de Julio del 2008, a los 89 años de edad, Sara recibió el “Distintivo de Servicio de Operaciones”, otorgado por la Unidad de Paracaidistas, y en el 2010, prendió una de las antorchas en los festejos de 62 años del Estado de Israel”
“Las conferencias y entrevistas que doy tienen dos objetivos principales”, declaró Sara hace un tiempo: “Mantener presente la memoria de quienes lucharon conmigo y que ya no están, ya que se trata de verdaderos héroes de gente simple, con una sola motivación: el amor a su Pueblo. El segundo objetivo, es el de inspirar a las nuevas generaciones de mujeres a servir a su país, en todas las unidades posibles”
Sara falleció el 10 de Febrero del 2013 y sus restos fueron enterrados en el cementerio del Kibutz Shamir. En la rueda de la “una generación que se va y otra generación que viene”, el ejército israelí ha introducido varios cambios que permitieron que, en el año 2011, se anule la División Femenina. En su lugar se conformó la Unidad de Asesoramiento en temáticas femeninas, que, en lugar de mantener fijo el status de la mujer en el ejército, acciona a favor de poner en práctica las normas militares desde un lugar de igualdad entre hombres y mujeres, y entrenando a ambos sexos para quienes ocuparán similares funciones.
Sara Braverman, una de las principales precursoras de la participación igualitaria de las mujeres en la defensas del país, pudo ver, con satisfacción, a miles de jóvenes que se reclutan anualmente ejército que cumplen fielmente su legado. Es que el Ejército de Defensa de Israel es el único en el mundo con servicio militar obligatorio para mujeres e incluye en la actualidad a mujeres en los más altos cargos de mando. Entre ellos: Una General y dos Generales de Brigada, varios pilotos, un gran número de combatientes y mujeres que cumplimentan tareas de alta responsabilidad, entre los que se encuentran: vocero militar, censura militar, investigación de accidentes operacionales, peticiones públicas, juzgado militar, comandancia de bases de capacitación y entrenamiento.
Seguramente, esté donde esté, Sara les da la venia, recordándoles las palabras que pronunció en su última entrevista: “Se necesita llegar a la paz. Sin paz no hay pan, ni vivienda, ni hospitales ni mejoras en la educación”.