jueves, 7 de noviembre de 2013

Consejo criollo: “Apostar siempre al caballo del comisario”

Nada nuevo bajo el sol. Todo sigue igual en las grandes ciudades A fines del siglo XIX y principios del XX cuando los primeros judíos llegaban a las tierras cedidas por la Fundación del Barón Hirsh y se alojaban en Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, ya estaba de moda un tipo de galopada de caballos que se denominaban Carrera de Cuadreras. Por lo general se corría entre dos competidores en distancias llanas y sin dificultades en el terreno y se largaba sin gateras. Ya en esa época se había acuñado un dicho que decía que había que apostar siempre al caballo del comisario del pueblo, pues casi seguro era el que al final ganaba. Por algún motivo, que no siempre se podía explicar, el corcel de la autoridad era el vencedor. En Israel, cien años después podemos repetir el refrán. Apostemos al intendente en ejercicio, que casi seguro triunfará. Para el pasado 23 de octubre, casi 5.5000.000 israelíes fueron convocados para sufragar en 191 ciudades del país para elegir a sus intendentes y consejos vecinales. Con varios meses de anticipación, elegantes y rejuvenecidos rostros, nos observaban fijamente desde atractivos carteles y nos señalaban que ellos eran únicos e infalibles y que estaban dispuestos a brindarse en forma total y desinteresada por la comunidad. Fortunas, muy difíciles de calcular, se han gastado en publicidad, sin que se pueda saber a ciencia cierta, de donde han provenido los fondos. Pero que se gastó, se gastó. Llegó el día señalado y se realizaron los sufragios. Por rara casualidad, en todas las ciudades importantes se impusieron los candidatos que ya ejercían el cargo. Lo mismo ocurrió en otras ciudades no tan pobladas. En líneas generales podemos decir que casi en todos los casos, luego del 23 de octubre seguirán los mismos intendentes que estaban el 22 de dicho mes. Con los resultados sobre la mesa y analizando los mismos, se pueden apreciar datos que no son del todo favorables para los vencedores. Solamente el 42 % (promedio en todo el país) de las personas habilitadas para votar se presentaron a ejercer su derecho. En algunas ciudades esos porcentajes solo superan brevemente el 30 % de los inscriptos. ¿A qué se debe esa apatía de los ciudadanos? Uno puede presuponer que a más de la mitad de la población no le interesa si su ciudad está limpia o no. Que no le incumbe la educación de sus hijos, las tarifas de los impuestos inmobiliarios o la actividad cultural de la localidad. No creemos que sea eso. Lo que ocurre es que los israelíes están hartos, cansados, agotados y asqueados de los políticos que les ha tocado en suerte. Presuponen que cualquiera de los candidatos es igual a los que lo precedieron y no desean perder el tiempo ni forjarse esperanzas. Es cierto que esa no es la posición a seguir. El voto es el único elemento que tiene el habitante de la ciudad para marcar diferencias. Pero aceptamos que su reacción es lógica. Es una forma de expresar su rabia y frustración. Tres intendentes habían sido separados de su cargo por denuncias por corrupción. A pesar de ello y a la espera del fallo judicial, igual se han presentado para renovar su mandato. Los tres han vuelto a vencer. Realmente insólito e inaudito. El porcentaje de votantes en esas ciudades fue muy bajo, pero nadie ha podido desbancarlos. Los israelíes viven permanentemente defendiendo el criterio que su país es la única democracia de Medio Oriente. Pero ganar unas elecciones con el 51 % de los votos válidos y estos son por ejemplo el 42 % del padrón (tomando la media del país) o en algunos casos menos, significa que el gobernante electo cuenta con solo la aprobación de poco más del 20 % de la población. ¿Es eso representativo? ¿Es esto democracia? No se pretenden resultados a lo Mubarak (con el mas del 90 % de aceptación), pero por lo menos algo representativo. Lo que realmente resulta interesante es que en las ciudades con mayoría de población árabe, los porcentajes han sido mayores. ¿Significa eso que a la población musulmana, cuando se la da derecho de expresarse libremente concurre a las urnas? Es una pauta digna de observarse desde los países que nos rodean. Los intendentes en funciones cuentan con todo el aparato municipal a su favor. Durante meses, antes de las elecciones, se han repartido folletos y revistas sufragadas por el erario público donde se mostraban las grandes realizaciones que se efectuaron los últimos cinco años. Todo el país se llenó de florcitas, se cuidaron plazas, se dieron prebendas y beneficios a distintos grupos sociales a costa de la re elección. En casi todas las ciudades se publican revistas o informativos zonales que son muy leídos por los vecinos. Estos subsisten a duras penas y la publicidad de la Municipalidad es fundamental para su funcionamiento. Por tal motivo no se puede ejercer una crítica a las autoridades de turno sin peligro de perder esa publicidad. Así son las reglas del juego. Antes esa realidad, la gente no fue a votar. No cree que los que están sirvan, ni que los que intentan remplazarlos sean mejores. Más vale malo conocido que bueno por conocer. Los aspirantes invierten ingentes sumas de dinero para su promoción personal. Podemos entenderlo a nivel de intendentes. De resultar vencedores reciben emolumentos que en todos los casos supera, por lo menos, los 45.000 sk. Lo que nos queda un poco más en la nebulosa es los aspirantes a concejeros vecinales. Solo los intendentes y sub intendentes (uno o dos por ciudad según el número de pobladores) perciben sueldo. Los componentes del concejo deliberante son voluntarios. Que entrega!!! Que espíritu de sacrificio!!! Que solidaridad con la sociedad!!! Invierten fondos de su peculio, luego su importante tiempo. Todo por el hecho de servir al prójimo. Si los judíos santificaríamos a sus valerosos y sufridos héroes, no nos alcanzaría el tiempo para ello. En ciudades de 150.000 habitantes se presentaron hasta 23 lista de "voluntarios". Claro que en su gran mayoría son abogados o empresarios de la construcción. Pero eso es solo un detalle. Una de las excepciones. Se produjo en Raanana. En dicha ciudad el intendente en ejercicio fue derrotado por otro que ya había sido mayor de la ciudad hasta hace nueve años atrás. Se retiró de sus funciones porque fue designado Presidente de la Agencia Judía. Luego fue Haver HaKneset y ahora vuelve a sus orígenes. Pero ha sido una excepción. Otro detalle a destacar es el de la ciudad de Beer Sheva donde el intendente si bien repite mandato fue elegido por el 92 % de los votos válidos. Algo habrá hecho. Y para bien. Pasó otra jornada de democracia. Es de desear que dentro de cinco años se repita la misma y que el porcentaje de electores sea de por lo menos el 75 %. Que haya renovación de gente y de ideas y que podremos decir con orgullo "Somos la democracia modelo de Medio Oriente". Cont. Victor Vaisman