jueves, 13 de febrero de 2014

ACTUALIDAD

Dos Estados, pero con fronteras seguras

Fuente: El Med.io

Por Eli Cohen

12/2/14
Una de las cuestiones neurálgicas de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos es la delimitación de las fronteras. Las que existen ahora en la Margen Occidental, materializadas en la ilusoria y provisional Línea Verde, las negociaron Israel y Jordania. La demanda palestina es que Israel retroceda más allá de ella, a las fronteras previas a 1967, cuando Jerusalén Este y Cisjordania estaban en manos jordanas y Gaza bajo control egipcio. Un argumento recurrente entre los israelíes radicales que están en contra de cualquier retirada es que las fronteras anteriores a 1967 son, por la dificultad de defenderlas, las fronteras de Auschwitz. Un argumento falaz e intolerable. Primero porque banaliza el Holocausto -desde la Ley de Godwin, todo el mundo peca alguna vez de ello- y segundo porque define la existencia de Israel desde 1948 hasta la Guerra de los Seis Días como si hubiera sido un campo de concentración. Absurdo y olvidable.
Ahora bien, hay razones de peso para que el Gobierno de Netanyahu se tome esta cuestión muy en serio. Bibi ya le ha insistido a Obama y a Kerry por activa y por pasiva que las fronteras de antes de 1967 son indefendibles. En los últimos meses, además, uno de los escollos principales para llegar a un acuerdo marco con los palestinos es la presencia militar israelí en el Valle del Jordán. Al fin y al cabo, es la famosísima resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU la que demanda fronteras seguras, y por end defendibles. Como detalla el informe que nos ocupa, el mismo Isaac Rabin insistía en la desmilitarización del Estado palestino y en el enfoque de “lo primero, la seguridad”.
Así, aunque muchos apoyemos la solución de dos Estados -y un 71% de los israelíes, según el Harry Truman Peace Research Institute-, hay aspectos muy relevantes para la seguridad de Israel en la futura retirada de Cisjordania que deben ser examinados con lupa. En este sentido, este informe que traemos a colación, Israel’s Critical Security Requirements for Defensible Borderscontiene aproximaciones históricas, contextualizaciones, concepciones estratégicas y militares y mucho análisis político sobre la materia. Los expertos que escriben aquí, entre los que se encuentran el diplomático Dore Gold y los generales en la reserva Udi Dekel, Uzi Dayán o Yaakov Amidror, poseen sobrado conocimiento de causa en lo que se refiere a defender las fronteras de Israel.
La foto de portada es ciertamente reveladora: lo cerca que está Tel Aviv, la capital económica de Israel, de ciudades árabes cisjordanas como Deir Balut, que serían parte de un futuro Estado palestino. El informe también es rico en mapas. El más impactante es el que traza el alcance que tendrían los misiles que ahora lanza Hamás desde Gaza si pudiera hacerlo desde las inmediaciones del Aeropuerto Internacional Ben Gurión. Si el Gobierno del futuro Estado palestino cae en manos de Hamás, o de cualquier otra organización con las mismas ambiciones de aniquilar a Israel, los israelíes estarían en un serio problema. En el punto más estrecho del país, sólo hay catorce kilómetros entre la Línea Verde y el mar.
Uno de los artículos más interesantes es el del exjefe del Ejército y actual ministro de Defensa Moshé Boogie Yaalón. Tajante en sus conclusiones, Boogie, que es el clásico halcón israelí y siempre ha apoyado la teoría de Jabotinsky del Iron Wall -los árabes tienen que saber que estamos aquí para quedarnos-, advierte:
No sólo por la seguridad de Israel, también por la de Jordania, y por la protección de las facciones moderadas dentro de la Autoridad Nacional Palestina, es vital que la frontera jordana cuente con presencia militar israelí.
Boogie acierta en este punto. No es sólo por los radicales palestinos que Israel quiere tener el control militar del Valle del Jordán: más allá de las fronteras controladas por Israel, la inestabilidad es creciente y la Primavera Árabe, la amenaza deHezbolá desde el Líbano -en 2010 Le Figaro informó de que el grupo terrorista chií había amasado 40.000 misiles, y el pasado mes de enero el New York Times publicaba que estaban trasladando misiles de largo alcance desde Siria hasta el Líbano- y la guerra civil siria son dramáticos ejemplos de ello.
La alternativa, la presencia de tropas extranjeras, no es tampoco una opción atractiva, y a la historia hay que remitirse. En mayo de 1967 el ejército Gamal Abdel Naser expulsó a la UNEF sin muchas complicaciones, originando una de las principales causas de la Guerra de los Seis Días. La Finul se desplegó por primera vez en el sur del Líbano en 1978, pero no evitó los ataques palestinos contra territorio israelí, que precipitaron la guerra en el verano de 1982. El 7 de octubre de 2000, una vez que Israel retiró sus tropas del sur de Líbano, la Finul fue testigo de cómo Hezbolá atacó posiciones israelíes y secuestró a tres soldados, y aún así no intervino.
Con respecto a la poca confianza que inspiran a los israelíes las tropas internacionales, en medio de las actuales negociaciones Abás ha propuesto que sea la OTAN la que despliegue sus fuerzas en el Valle del Jordán. De entrada, pese a la rotunda negativa de Netanyahu, puede encajar, sobre todo de cara a las exigencias en materia de seguridad de Israel, pero sería situar a la Alianza en un conflicto y en un terreno en el que jamás ha querido inmiscuirse.
En definitiva, el informe es un muy buen material para comprender la delicada situación defensiva que tiene Israel, y cómo la historia con sus hechos sanciona que las fronteras seguras sean uno de los núcleos de toda negociación de paz. Es casi unánime la solución de dos Estados, por supuesto, pero la base de esa solución debe asentarse en la seguridad de las fronteras, de lo contrario la situación podría ser insostenible, y el remedio sería peor que la enfermedad.
VVAA: Israel’s Critical Security Requirements for Defensible Borders: The Foundation for a Viable Peace, Jerusalem Center for Public Affairs, disponible en PDF