miércoles, 17 de diciembre de 2014

Análisis: ¿por qué se convoca a elecciones prematuras y costosas?

El 17 de marzo de 2015 es la nueva cita con las urnasEl 17 de marzo de 2015 es la nueva cita con las urnas
A menos de dos años de las últimas elecciones, los israelíes deberán nuevamente votar al 17 de marzo. No hay mucho ánimo festivo, ya que esto aborta, congela o afecta varias iniciativas gubernamentales. En especial, el presupuesto que deberá ser rediseñado nuevamente. Además, la reinstauración de la maquinaria electoral implica gastos millonarios (500 millones de dólares, entre financiamiento electoral de los partidos, pagos de vacaciones a los diputados y demás estipendios), lo que da una sensación de que esta ruptura de la coalición –algo común en la historia política del país- es la más "caprichosa" de la historia.
¿Qué ha llevado a esta situación? Hay algunos factores a considerar: en la actual coalición, el Likud de Biniamín Netanyahu es la facción más pequeña, con 18 escaños, lo que hizo más difícil para manejarla.
Problemas no resueltos, como la ofensiva diplomática palestina en la arena internacional, el relativo aislamiento diplomático de Israel, el terrorismo de Hamás cuyo poder sigue intacto en Gaza, la Intifada de baja intensidad en Jerusalén, el alto costo de vida del país, llevaron a la ruptura de la coalición. El enfoque de "gestión del conflicto" de Netanyahu –mantener las cosas como están en lo posible- ha llevado a la crítica, necesaria y lógica en una democracia, de "falta de estrategia" por parte de miembros de su coalición. Esto llevó al autoritario despido de Netanyahu de los ministros Yair Lapid y Tzipi Livni, bajo la acusación de "golpistas".
Netanyahu arriesgó pagar un alto costo con el fin de preservar su poder –algo que podría costarle su mismo puesto y continuidad. El primer ministro apuesta a los relativamente favorables números de las encuestas actuales, que sugieren que Netanyahu puede obtener más de 20 escaños, mientras que el apoyo a su rival Yair Lapid decae.
Probablemente, espera basar una coalición en una alianza con la extrema derecha de Habait Hayehudi, el partido de Naftali Bennett, -que las encuestas predicen que la intención de voto aumentará a 18 escaños, junto a los ultraortodoxos y quizá también con el partido Yisrael Beitenu, de Avigdor Lieberman si no decide pasarse a la oposición (rumores sugieren que haría una alianza con Yair Lapid y Moshe Kahlón).
La apuesta de Netanyahu no es nada segura y hay muchas fuentes de incertidumbre. Y hasta marzo, todo puede pasar. Además, los resultados de las elecciones en Israel con frecuencia desafían las predicciones de los encuestadores, debido a que hay muchos votantes indecisos hasta el último momento.
El capital político de "Bibi", que lleva 20 años activo en la arena política israelí, y seis años en el cargo de primer ministro, ha generado una sensación de que "sólo él" sabe cómo contener y manejar la situación.
Pero también hay cansancio en el electorado, que ve que Bibi no da indicios de cambios significativos en cada problema importante, y su imagen de garante de la estabilidad y seguridad se deteriora. El hecho de que Netanyahu haya arrastrado el país a una elección prematura y costosa puede erosionar aún más su capital político.
Por otro lado, las facciones de centro-izquierda no fueron capaces de unirse en torno a un solo candidato para competir con Netanyahu en 2013, y habrá que ver si podrán hacerlo en estos tres meses que quedan. Por el momento, sabemos de la alianza entre Isaac Herzog (Laborismo) y Tzipi Livni (Hatnuá), pero Meretz no dio anuncio alguno, y el líder de centro Moshe Kahlón, (un popular ex ministro del Likud, cuya nueva figura es la manzana de la discordia de las nuevas alianzas), está dialogando con Liberman y Lapid, que están formando otro bloque de centroderecha.
Muy probablemente, el próximo gobierno estará compuesto por una coalición aún más frágil, sin ningún partido lo suficientemente fuerte como para dominar en la iniciativa política.

Herzog y Livni se alían para derrotar a Netanyahu en elecciones
Los partidos israelíes Laborista y Hatnuá, liderados por Itzhak Herzog y Tzipi Livni, respectivamente, anunciaron el miércoles su coalición para derrotar al primer ministro del régimen de Israel, Benyamin Netanyahu, en las elecciones anticipadas del 17 de marzo.

Las dos partes acordaron que si su coalición se convierte en la mayor fuerza parlamentaria y puede formar un nuevo gabinete, Herzog será premier en los primeros dos años y Livni asumirá el cargo en los otros dos del mandato.

"Durante seis años Netanyahu no tuvo respuestas y estoy aquí para decirles que llegó el tiempo de cambiar", dijo Herzog en una conferencia de prensa en Tel Aviv.

Por su parte, Livni, la exministra de justicia israelí, destacó que “Herzog es un hombre de integridad y valores que es capaz de ser el próximo primer ministro de (el régimen de) Israel”.

La decisión de Herzog y Livni para aliarse se produjo un día después de que una encuesta difundida por el 'Canal 10' de la televisión israelí mostrara que un bloque de centroizquierda, integrado por los partidos Laborista y Hatnuá, se impondría al Likud de Netanyahu en los próximos comicios.

Las elecciones estaban previstas para 2017, empero, las profundas divergencias entre los partidos que forman el gabinete impedían que Netanyahu pudiera continuar dirigiendo su gabinete, tal y como lamentó el propio premier.

Los principales desacuerdos entre las autoridades israelíes se concentran en dos iniciativas del partido Likud de Netanyahu: el nuevo proyecto de ley que busca declarar al régimen israelí como un “estado judío” y el presupuesto de 2015, que incluye una propuesta para aumentar el gasto militar del régimen de Tel Aviv.

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