viernes, 5 de diciembre de 2014



  Halaja of the Day
12 de Kislev de 5775 
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Los nombres con los cuales llamamos o nos referimos a HaShem tienen mucho que enseñarnos respecto a nuestra Emuna.  En primer lugar vale la pena aclarar que al decir EMUNA no me refiero a creer en la existencia Dios o cuánto debemos  confiar en HaShem (esto último se llama "bitajón").  En este caso me estoy refiriendo a EMUNA como "aprender cómo pensar en HaShem". Ya que muchas veces, quizás involuntariamente,  le atribuimos a HaShem condiciones humanas, imagenes o representaciones, etc. que reflejan los que somos nosotros, no lo que es Él. Esa forma de pensar en HaShem es incorrecta. La estrategia judía es pensar en HaShem a través de Sus nombres.   Cada uno de Sus nombres, rigurosamente formulados por nuestra Torá o por nuestros Jajamim, tiene algo muy importante para enseñarnos respecto a HaShem. Cuando pensamos en Dios a través de Sus nombres no visualizamos una imagen sino una idea.
Previamente explicamos el nombre TSUR. Hoy explicaremos el nombre ABINU, "Nuestro Padre".
El primero que se refirió a HaShem explícitamente como "nuestro Padre" fue Yesha'aya haNabi (64:7) cuando dijo, "Y ahora [declaramos] HaShem, que Tú eres nuestro padre. Nosotros somos como la materia prima, y Tú eres Quien nos da forma. Todos nosotros somos la obra de Tus manos". 
La razón mas obvia que llamamos a HaShem "nuestro padre" es porque Él nos dio la vida. HaShem es literalmente nuestro "progenitor".  Los Jajamim dicen que hay 3 socios en la creación de una persona. El padre, la madre y HaShem. ¿Cuál es la diferencia entre lo que nuestros padres terrenales nos dan y lo que nos da nuestro Padre Celestial? En mis propias palabras, todo lo que permite que nustro cuerpo funcione pero es inmaterial o invisible a los ojos, es la parte Divina.  Nuestra energía vital o "neshamá", la diferencia fundamental entre el cuerpo de un ser humano vivo y ese mismo cuerpo sin vida,  eso es lo que nos da HaShem.  Cuando nacemos, es como que HaShem repite el acto original de la creación del hombre, en el cual Él insufló la vida, la energia vital, en un cuerpo terrenal.

Cuando decimos ABINU debemos pensar en HaShem como nuestro creador.
Para diferenciarlo de nuestros padres ("padre" aquí significa progenitor, o sea, padre y/o madre) a veces llamamos a HaShem ABINU SHEBASHAMAYIM, "Nuestro Padre Celestial", una expresión que otras religiones tomaron prestada  de nuestra liturgia ("Padre Nuestro....").

(Continuará...).

לע"נ מר אבי יעקב בן יהודה ז"ל

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