lunes, 30 de noviembre de 2015

Los judíos, ante una nueva expulsión de Europa
JAI - "No hay futuro para los judíos en Europa", declaró el rabino mayor de Bruselas, Rabbi Avraham Gigi. Lo que Hitler no consiguió hace setenta años con su aterradora Solución Final va camino de convertirse realidad: una Europa sin judíos.

Igual que el terror islámico del ISIS está aniquilando comunidades cristianas que habían sobrevivido a más de mil años de opresión musulmana, el acoso constante y los ataques antisemitas cotidianos de baja intensidad importados por las poblaciones inmigrantes de Oriente Medio en muchas ciudades de Europa hacen intolerable la vida de los judíos del Viejo Continente.

Las consignas antisemitas, proscritas tantas décadas en Europa tras el horror del Holocausto, vuelven a las pancartas y a los manifiestos, con la excusa de la lucha palestina en el caso de la izquierda radical y abiertamente en el caso de los radicales islamistas. Para muchos judíos que viven en Europa, el célebre 'Never again' -Nunca Más- se está acercando al 'Once again' -Otra Vez-. "Hay sensación de miedo en las calles, entienden que ahora son objetivo de los terroristas", declaró Guigui a una cadena de radio israelí después de que se cerraran el sábado todas las sinagogas de Bruselas por primera vez desde la Segunda Guerra. "Los judíos ahora han optado por rezar en sus casas y algunos se plantean emigrar".

Mientras entran en la Unión Europea cientos de miles de inmigrantes de Oriente Medio y el Maghreb, musulmanes en su inmensa mayoría, otra población hace silenciosamente el camino contrario. Más de 60.000 judíos dejaron Europa en la pasada década, y otros miles siguen marchándose. Hoy quedan en Europa 1,4 millones de judíos, el 0,2% de la población, frente a los 44 millones de musulmanes presentes en nuestros países.

Hasta hace pocos años, las comunidades judías de Europa podían sentirse a salvo. Fuera de algún acto discriminatorio ocasional, apenas podían contarse actos violentos que tuvieran el antisemitismo como motivación. Pero eso empezó a cambiar en 2006, cuando un grupo en París secuestró y torturó a un joven judío, Ilan Halimi, durante tres semanas antes de matarle. En 2012, un hombre atacó la escuela judía de Toulouse y mató a siete personas. En 2004, Mehdi Nemmouche, de origen argelino, mató a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas. El 9 de enero de este año, radicales armados entraron en un mercado kosher de París y mataron a cuatro personas. El 14 de febrero, un hombre atacó una sinagoga de Copenhague y mató a una persona.

Pero es el miedo diario, el insulto de cada día, la pequeña agresión cotidiana y las amenazas continuas lo que está convirtiendo la vida de los judíos europeos en una pesadilla, que se agrava con el desafecto de buena parte de la ciudadanía.

El año pasado, durante el primer trimestre se registraron 169 incidentes antisemitas, según cifras oficiales, un 40% más que en el mismo periodo del año anterior. En Suecia, la situación es tan grave que se han organizado grupos de gentiles voluntarios para acompañar a los judíos a la sinagoga, a modo de escolta. No es que vaya a hacer falta por el momento, porque se han cerrado las sinagogas del país "por motivos de seguridad".

Europa, en general, aprendió la lección hace 70 años, y el antisemitismo se ha convertido entre los nativos en un fenómeno residual con el que coquetea la extrema izquierda con su odio al Estado de Israel. Pero los inmigrantes musulmanes no se sienten herederos de la culpa de Auschwitz y traen consigo un odio al judío imbuido en su cultura y no desanimado, precisamente, por sus creencias religiosas.

Europa, en fin, está importando a manos llenas un antisemitismo de nuevo cuño, agresivo y sin complejos, que poco a poco está haciendo realidad el sueño de Adolf Hitler y la pesadilla de las comunidades judías del Viejo Continente.

Fuente: La Gaceta

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