viernes, 3 de enero de 2014
Tiempos de libertad...
01 Ene 2014 Escrito por Rab. Mordejai Maaravi de su libro “Debarjá Iair” Publicado en Parashá tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente
Tiempos de libertad...
Parasha BÓ EL PAR’Ó
BHN”V
Cuando hablamos de libertad solemos emplear el término “liberar” y, si recorremos un poco más el vasto lenguaje humano, hallaríamos que “deshacer los haces de la opresión” alude, en cierta dimensión, al acto de liberar. También nos conduce a recrear la idea de liberación (citamos ahora, por qué no, a los mismos profetas de Israel) la expresión: “desatar los nudos o coyundas de la injusticia o esclavitud”. Queda claro, entonces, que las definiciones que acompañan al acto de liberar están, por lo general, asociadas a cierto “des-ligar” o “des-ligarse” que indica una patente necesidad de “no tener nada más que ver con aquello que me aprisionaba, me inmovilizaba y hasta impedía mi marcha, mi pensar y mi decir”.
Perashat Bó el Par’ó, Allégate ante el Faraón, es la orden de D’s a Moshé Rabenu. Ella nos pone de cara al instante único e irrepetible que habremos de vivir, como pueblo judío, a las puertas de la libertad: “Ietsiat Mitsráim”, que es una de las columnas sobre las cuales se sostiene el judaísmo todo al decir del Rab Hirsch ZTS”L. La otra columna será “Matán Torá”, otro episodio único e irrepetible en esa dimensión popular y colectiva de la Revelación Divina en la Entrega de la Torá.
Será en la presente sección cuando el pueblo de Israel empiece a saborear el gusto de la libertad, en plena casa de la esclavitud para que la libertad pueda ser apreciada, vivida, para que encuentre su real dimensión y proyección. No sólo las señales y los portentos ya obrados, y los que obrará el Todopoderoso en Egipto, serán la cuota parte de la maravillosa liberación sino, y por sobre todo, el alcanzar los tiempos propios para cumplir con los preceptos Divinos (imprescindibles para dicha libertad). No hay “libertad de” sino “libertad para”, al decir del filósofo moderno.
Así es como accedemos, en este Shabat, a la primera mitsvá, en que fuimos ordenados como pueblo, antes de la salida de Egipto. Es razonable preguntarse: ¿Cómo es posible observar un mandamiento de D’s cuando no está en mí, un esclavo, decidir sobre ello?
Y es muy cierto lo que usted, querido lector, puede estar pensando: “Eved patur minhamitsvot”, como sentenciaron los sabios: “El esclavo está exento del cumplimiento de las mitsvot”. Una sentencia obvia pues, para acceder al precepto, debo contar con mi propio tiempo, lo que es sinónimo de libertad. He ahí la grandeza, la riqueza inconmensurable de nuestra Torá, que nos alienta a saber que, para ser libre, es necesario, vital, imprescindible poder comenzar a serlo en el mismo lugar en que fui esclavo.
En la cuna misma de las miserias, los tormentos y la extranjería nacería el hombre libre de Israel. Y esa mitsvá fue: “Ha-Jodesh ha-zé lajem rosh jodashim...”, “Este mes es para vosotros, primero entre los meses...”
El Todopoderoso entregó a los hijos de Israel, en sus propias manos, el dominio deltiempo: “Hasta ahora los demás disponían de vuestro tiempo, a partir de ahora, sois libres de hacer en él cuanto os plazca”, explica una y otra vez el comentarista bíblico Seforno. Esa libertad comienza en Rosh Jodesh Nisán, y consagrarán la nueva luna en el mismísimo Egipto; una luna absolutamente nueva para quienes, a lo largo de su existencia, serán comparados desde entonces con ella. Pero no hay libertinaje, no se presenta desde ahora una suerte de “vale todo”, en palabras actuales, sino que es tiempo de “ataduras”, de sentirse “ligados”, de poder “apretar y sellar” cada episodio de la libertad (redención, gueulá) adquirida en la vida cotidiana. ¿Y cómo nos habremos de atar, de ligar, de permanecer íntima y estrechamente vinculados a esa salida, a esa “libertad para” que no es solo la de los cuerpos que se movilizan?
Al final de perashat Bó, estimado lector, encontrará la respuesta: “Y los pondrás por señal sobre tu brazo y como recuerdo sobre tus ojos”. Llegará la mitsvá que deviene de mi propio tiempo: los Tefilín. El Talmud afirma (Guitín 40 A): “Eved she-hiniaj tefilín lifné rabó, iatsá la-jerut”, es decir, “el esclavo que se colocó los tefilín en presencia de su amo, es señal de que ha salido a la libertad”. Tefilín del brazo y de la cabeza, para atarnos a la Eternidad.
Rab. Mordejai Maaravi
Rabino Oficial de la OLEI