domingo, 26 de enero de 2014

EL MITO ARABE DE ARIEL SHARON

Fuente: The Weekly Standard- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba por Lee Smith 27/1/14 Durante el historico viaje de Anwar Sadat a Jerusalem en 1977, el se reunio con Ariel Sharon, el general israeli acreditado por sus compatriotas como uno de los heroes de la guerra arabe-israeli de 1973. El cruce del Sinai por parte de Sharon y su cerco al Tercer Ejercito egipcio habian dado vuelta las tablas sobre las fuerzas de Sadat, asegurando una victoria que una vez habia sido incierta. “Trate de agarrarlo cuando usted estuvo en nuestro lado del canal", dijo Sadat a Sharon. Y ahora, respondio Sharon, "usted tiene la posibilidad de agarrarme como un amigo." Desde la muerte de Sharon el 11 de enero, la prensa arabe ha estado llena de articulos sobre Sharon, ninguno de los cuales lo consideran amigo, ni siquiera, como hizo Sadat, un adversario digno cuyas estratagemas militares frustraron a los arabes una y otra vez. La prensa arabe se obsesiona en cambio en algunas de las peores controversias de la carrera de Sharon: su rolo como comandante de la Unidad 101, la cual lidero un operativo en represalia en 1953 contra Qibya que se llevo las vidas de docenas de civiles palestinos, y como el ministro de defensa que ideo la invasion de Libano de 1982. Sharon es visto, como el mal encarnado. Sharon servira como “combustible para los fuegos del infierno,”escribio Jihad al-Khazen en el diario pan-arabe londinense Al-Hayat. Otras evaluaciones son similarmente condenatorias. La oleada de sentimiento arabe es tan poderosa que ha coloreado tambien la perspectiva de practicamente todo periodista americano y europeo que ha trabajado en el Medio Oriente durante las ultimas tres decadas, aun cuando ellos obtuvieron su inicio mucho despues que Sharon cayo en un coma en el año 2006. Para el cuerpo de prensa occidental tanto como para sus colegas arabes, Sharon es un objeto de odio. Sin dudas, aun para muchos israelies patrioticos, Sharon es una figura problematica. Entre otras cosas, el es acusado de haber engañado al Primer Ministro Menachem Begin sobre sus verdaderos planes para la invasion de Libano de 1982 y es en forma acorde hecho responsable por muchos de los problemas del conflicto mas controvertido de Israel, la guerra del Libano de 18 años de duracion. Y es aqui donde la critica israeli de Sharon "la topadora" alimenta en forma inadvertida la demonizacion arabe. “El carnicero de Beirut,” como es llamado frecuentemente en los circulos arabes, es tenido como el planificador de la masacre en Sabra y Shatila, un campamento de refugiados palestinos en Beirut, donde, en septiembre de 1982, de 700 a mas de 3000 civiles fueron asesinados. Una declaracion la semana pasada del lider de la comunidad drusa de Libano, Walid Jumblatt, es tipica. “Sharon fue muy similar a algunos lideres en el mundo arabe que maltrataron a su pueblo, los desplazaron y cometieron numerosas masacres contra ellos", dijo Jumblatt. “Parece que el ‘sharonismo’ es una politica israeli que esta siendo implementada en Israel y en los paises arabes.” El punto de Jumblatt es conectar a Sharon con los tiranos arabes responsables por los recientes cataclismos sangrientos en el Medio Oriente, especificamente Bashar Assad de Siria. (Una reciente caricatura mostrando a Sharon dando una guadaña a Assad hace mas llano el punto.) No es de extrañar que a Jumblatt no le guste Sharon, quien invadio y ocupo su pais y, al hacerlo, ataco a sus aliados y a menudo se puso del lado de sus rivales locales. Pero al describir una genealogia que comienza con el lider israeli y culmina en la maquina de matanza de Assad, Jumblatt esta ofreciendo una excusa para la patologia arabe. “Es como si los arabes no pudieran siquiera ser dueños de su violencia", dice Tony Badran, un analista y miembro investigador del Medio Oriente, nacido en Beirut, para la Fundacion para la Defensa de las Democracias, quien vivio la guerra civil del Libano. "Ellos muestran su violencia como en cierta forma una imitacion de, o como emanando de, una norma establecida por Sharon. Esta es una cultura politica que ha producido, entre otros, a los Assad, padre e hijo, a Saddam Hussein, Omar Bashir, y Muammar Qaddafi. Hacer a Sharon el avatar de la masacre del Medio Oriente es absurdo.” Sharon de hecho no fue autor de la matanza masiva en Sabra y Shatila. Fue la obra de Elie Hobeika, lider de una milicia cristiana libanesa aliada con Israel que, segun toda fuente confiable, incluida la de su guardaespaldas, ordeno a sus hombres ingresar a los campamentos con instrucciones de matar incluso a mujeres y niños. En el peor de los casos, Sharon fue negligente acerca de los peligros de permitir que hombres de Hobeika se precipitaran dentro del campamento. Asi Ehud Yaari, un veterano periodista israeli, dijo a Al Jazeera para su serie “Guerra de Libano” que algunos funcionarios israelies temieron que permitir a Hobeika y sus hombres ingresar al campamento para extraer a los terroristas palestinos pondria en peligro a civiles y haria a Israel complice en el baño de sangre potencial. Pero, la fuente de la masacre de Sabra y Shatila no va a ser encontrada en el enfoque de Sharon al conflicto arabe-israeli, sino en las actitudes de los arabes unos hacia otros. La campaña para hacer el nombre de Sharon sinonimo de Sabra y Shatila fue alimentado tambien por un cuerpo de prensa y ambito academico occidentales activamente hostiles que ven tipicamente a Israel, aunque no como una fuente unica de mal, como el elemento extranjero perjudicial en un Medio Oriente que de otra forma seria estable. Y Sharon ciertamente no obtuvo ningun amor de los elaboradores de politicas americanos en la epoca. Muchos en la Casa Blanca de Reagan estaban indignados no solo por la masacre, sino tambien por la politica entera de Sharon hacia Libano. Tampoco ayudo a Sharon que partes de una clase politica isreali, aunque realmente consternados por lo que sucedio en Sabra y Shatila, tambien lo vieron como una oportunidad de atacarlo a el y a Begin. Sin embargo, Sharon se defendio. “Ustedes estan echando petroleo sobre el fuego", dijo a la Kneset poco despues de la masacre. Si el ministro de defensa israeli iba a ser responsabilizado por los asesinatos, los perpetradores serian dejados efectivamente fuera del gancho, y los israelies colectivamente, los judios, serian culpados. "Ustedes estan arrojando petroleo sobre el fuego del antisemitismo,” dijo Sharon. “Una hoguera de libelos de sangre." Que el argumento de Sharon fuera de interes propio y posiblemente egoista no debe ocultar el hecho que el tenia razon, al menos a este respecto. Israel y su ministro de defensa en particular, serian etiquetados para siempre con un crimen que no cometieron. No hubo comision arabe establecida para investigar la masacre, y ni Hobeika ni ninguno de sus sangrientos tenientes fueron llevados ante la justicia. Sus nombres estan casi olvidados. Pero Israel tambien tenia razon. Como democracia, juzgo a Sharon de acuerdo con una norma de responsabilidad mas alta. La Comision Kahan, o la Comision de Investigacion de los Hechos en los Campamentos de Refugiados en Beirut, encontro que Sharon cargaba “responsabilidad personal” por “ignorar el peligro de derramamiento de sangre y venganza.” Recomendo que Sharon fuera quitado de su posicion, lo cual finalmente llevo a su renuncia. La narrativa popular de lo que ocurrio en Sabra y Shatila es un resultado de como esa vital critica interna israeli del fracaso de Sharon fue omitida con la idea que Israel es ampliamente responsable por toda la violencia en el Medio Oriente. El resultado es pernicioso. No solo son los oponentes ideologicos intransigentes de Israel, sean arabes u occidentales, quienes continuan ignorando la dinamica interna libanesa que llevo a la masacre en los campamentos. Incluso occidentales bien intencionados son rapidos en colocar amplia importancia a las faltas israelies mientras siguen efectivamente ciegos a las furias que acosan a las sociedades arabes. La espantosa paradoja es que al acusar a Sharon y exculpar a Hobeika, los verdaderos perpetradores de la masacre, y los arabes mas generalmente, son hechos menos humanos —carentes de agencia, voluntad o moralidad. Es decir, la narrativa dominante esta basada en una presuncion grotesca: Sharon es culpable porque el debio haber sabido que estaba lidiando con animales, y era su responsabilidad mantenerlos a raya. Las repercusiones de Sabra y Shatila fueron de largo alcance y duraderas. Entre otras cosas, ayudaron a poner fin a la idea de Israel de una alianza con minorias regionales (cristianos, chiitas, etc) que tambien enfrentaban a una mayoria arabe sunita que los despreciaba por su diferencia. Los lideres israelies habian esperado hace tiempo una acomodacion con los maronitas de Libano, pero despues de Sabra y Shatila llegaron a ver a muchos de ellos tan poco confiables y tan sedientos de sangre como los adversarios tradicionales de Israel. Tal vez incluso las semillas de la politica de desconexion de Sharon van a ser encontradas en Sabra y Shatila. El es criticado frecuentemente por no haber asegurado concesiones de la Autoridad Palestina antes de retirarse de Gaza. Tal vez Sharon penso que no habia nadie con quien lograr un acuerdo, o simplemente no le importo. Lo que era importante era poner distancia, un muro, cualquier barrera, entre su pueblo y los que no podian ni siquiera asumir la responsabilidad por la sangre que habian negociado tan facilmente. Porque seguramente Sharon comprendio lo que señalaba su postura entre los arabes. Ariel Sharon para ellos era un espiritu animal, un chivo expiatorio y proyeccion de una oscuridad que ellos o no estan dispuestos o son incapaces de identificar y tener en cuenta por si mismos. Hay de hecho una linea corriendo desde Sabra y Shatila a la campaña de limpieza sectaria de Bashar al-Assad en Siria, pero no prosigue o pasa a traves de Sharon. La misma brutal lucha de poder arabe que llevo a Sabra y Shatila esta tambien en funcionamiento en la guerra civil siria. Tal vez en algun momento, los arabes se veran como responsables por su propia violencia. Mientras tanto, podemos al menos exigir que los medios de comunicacion y ambito academico occidentales dejen de ofrecer excusas.