Nuevamente, la noche está presente y el sueño invade mi
mente, que busca
la calma de la oscuridad, para recorrer caminos y laberintos
por lugares que
he recorrido y hoy, a la luz de las estrellas y la luna
curiosa, me interno en
la galería del pasado donde asombrado veo vidrieras, donde
me reflejo por
acciones vividas y hoy vuelvo a contemplar.
Mi imagen reflejada me hace vivir el recuerdo de escenas,
pasadas, pero no
olvidadas. Y es así como disfruto del primer beso, que no
fue rechazado, del
primer abrazo, que fue el comienzo de muchos más, mis manos
inquietas de
conocer tu cuerpo y tu leve murmullo gozando lo que vendrá.
Hoy al escribir, este viaje a mi interior, acude a mi mente
una pregunta que
clama mi experiencia: ¿Se puede olvidar el primer amor,
acaso es posible?
¡Estoy seguro que es imposible!
Él está clavado en nuestro ser como el primer amor; es la
semilla que hará
germinar los recuerdos que siempre, con nosotros, vivirán y
estarán listos a
despertar en el transcurso de nuestra vida.
¡Vives en mi y siempre vivirás, en la imaginación del primer
amor!
Mario Beer-Sheva
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