Nasó(Números 4:21-7:89)
Lo que ves es un espejo de lo que eres
“Ésta es la ley de los celos, cuando una mujer se involucre con otro hombre que no es su marido y se impurifique, o cuando el hombre tenga celos de su mujer y le advierta a su mujer… y entonces el sacerdote aplicará a ella esta ley… Dios habló a Moshé diciendo: ‘Habla a los hijos de Israel y diles: el hombre o la mujer que se aparte haciendo un voto denazir de abstinencia para Dios, de vino nuevo o añejo se abstendrá…”(Bamidbar 5:29 hasta el final del capítulo y Bamidbar 6:1 en adelante).
Vale la pena aclarar brevemente el contexto de estos versículos. Esta parashá de Nasó menciona el caso de la mujer sotá: una mujer que estuvo a solas con otro hombre que no era su esposo; su esposo tiene celos de lo que pudo haber sucedido entre ella y el otro hombre y le advierte a su esposa que no debe estar a solas nuevamente con ese mismo hombre. La mujer ignora esta advertencia y se la ve de nuevo a solas con ese hombre. A esa mujer se la lleva al Beit Hamikdash a beber de una bebida que contiene disuelta la tinta con la que se escribió el nombre de Dios en un pergamino. Si efectivamente fue infiel, la bebida la delata; si ella no fue infiel, la bebida tiene un efecto benéfico en su cuerpo. La Torá llama sotá a la mujer que fue infiel.
Inmediatamente después de enseñar esta ley de la mujer sotá, la Torá menciona el caso de una persona que decide hacer una promesa de no beber vino por un período de por lo menos 30 días. A esta persona se le llama nazir.
Sobre estos versículos, nuestros sabios preguntan1 por qué están yuxtapuestas estas dos leyes que aparentemente tienen poco en común, la de la mujer sotá y la del nazir. Los sabios responden: “Para enseñarte que toda persona que vio a una mujer en su error, deberá abstenerse de beber vino”.
La mayoría de las veces que una persona peca íntimamente con un hombre o mujer que no es su cónyuge, hay copas de vino involucradas. Si uno toma una copa de vino con alguien que no es su pareja estando a solas, es muy posible que poco a poco las barreras entre ellos desaparezcan, provocando que eventualmente pequen en la intimidad. Por eso los sabios preguntan: “¿Por qué la Torá escribió estos casos uno a continuación del otro? Para enseñarte que si una persona vio a una mujer pecar, debe abstenerse de beber vino”.
Lo anterior es un ejemplo muy claro de la manera en la cual uno debe conducirse en la vida. Si una persona presencia un acto que no es correcto, inmediatamente deberá tomar cartas en el asunto, como si él mismo hubiese estado involucrado. En las palabras de Rav Shlomó Wolbe:2 “Cuando una persona ve a otra cometiendo un error, debe ver inmediatamente dentro de sí misma las complejidades de ese mismo pecado y en vez de molestarse con esa persona, debe buscar maneras para evitar caer en el mismo pecado que su prójimo cayó”. Así es como una persona debería conducirse en su vida para conocerse a sí mismo.
Esta idea puede ser muy útil para conocernos a nosotros mismos: abrir los ojos y ejercitarnos en mirar hacia dentro. Es difícil; después de todo, los ojos ven hacia afuera, no hacia dentro. Pero el ver hacia afuera no excluye la mirada hacia dentro; todo depende del enfoque, pues lo que vemos podemos aprovecharlo para conocernos a nosotros mismos. Si veo a alguien que se enojó con su empleado, debo preguntarme a mí mismo ¿Acaso se parece a mí? ¿También yo me enojo de esa manera? Al ver que una señora regaña a sus hijos que le hacen berrinche, ¿cometo yo los mismos errores que esa madre? ¿Les digo a mis hijos lo mismo que ella les dice?
Una de las características naturales del ser humano es que nos resulta fácil ver los errores ajenos, pero no los nuestros. Aprovechemos para bien este defecto humano y veámonos reflejados en lo que los otros hacen. Tal como señalamos en nombre del gran sabio jasídico, el Baal Shem Tov: el mundo es un reflejo de lo que eres. ¿Por qué viste lo que viste? ¿Qué mensaje te está dando la vida al mostrarte la escena que estás presenciando? Hay algo en lo que sucede afuera que debes aprender sobre ti mismo.
Eso es lo que los sabios enseñan cuando ves a una persona que cometió un error: “Toda persona que vio a una mujer en su error, deberá abstenerse de beber vino”.
1 En Sotá 2b.
2 En Alei Shur, primer volumen, página 137.
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