Una boda para la muerte Destacado
Unidos para matar
En el año 2007 el guionista cinematográfico Dean Craig rodaba su tercera película llamada “Un funeral de muerte”. Simultáneamente por esa fecha, los líderes de Hamás decidieron atacar a las autoridades de Al Fataj, que por entonces gobernaba en la franja de Gaza y destituir los mandatarios elegidos mediante elecciones libres (tan libres como pueden ser con un electorado musulmán).
Años después en el 2011 el mismo guionista, anticipándose al futuro, produce un nuevo libro que sirve de base para una película australiana que se denominó “Una boda de muerte”. Ambas películas pasaron sin pena ni gloria y ninguna de ellas sirvió para que sus guionistas, directores o intérpretes pasaran a la posteridad.
Ahora los dirigentes de Al Fataj y Hamas parecen estar dispuestos a filmar una nueva versión de la cinta anteriormente mencionada y seguramente también quedará en la historia, sin pena ni gloria.
Este intento se ha repetido en cuatro oportunidades en estos siete últimos años, pero todos han fracasado estrepitosamente.
Debemos analizar el motivo de este nuevo intento y tratar de interpretar que quieren decir en la cambiante y enigmática política de Medio Oriente.
En primer término debemos recordar que Al Fataj y Hamas son hermanos y que su cariño debe competir con el de Abel y Caín.
Siempre han tratado de demostrar que son los más poderosos dentro del pueblo palestino y sus contradicciones han sido constantes. Mientras vivía Arafat estas fuerzan competían pero en alguna medida respetaban la autoridad del fallecido terrorista. Al producirse la muerte de este Abu Mazen se adueña de la agrupación Al Fataj y comienza a gobernar en los territorios reclamados por los palestinos en Cisjordania. Al producirse la retirada unilateral de Gaza de Israel, también comienza a gobernar en dichos territorios, pero en el año 2007 las tropas de Hamas, una organización declarada terrorista por todo el mundo, toma el control, por la fuerza, de la Franja y destituye los gobernantes nombrados por Abu Mazen.
Hamas niega la existencia de Israel y manifiesta abiertamente que desea su destrucción. Desempolva la vieja frase de “Los judíos al mar” y propicia un país palestino desde el Jordán hasta el Mediterráneo. Hostiga permanentemente a Israel y miles de proyectiles fueron lanzados durante más de un lustro. Como consecuencia de ello, Israel se ha visto obligado a atacar reiteradamente posiciones dentro de la Franja con el objeto de guarecer a la población civil que va desde la frontera hasta Beer Sheva y Ashdod, pasando por Ashkelon y otros lugares densamente poblados. Realiza actos terroristas en diversos países del mundo y la gran mayoría de los países que llamamos civilizados la consideran una organización terrorista. Es indudable que la paz con esta agrupación, no es posible.
Veamos qué consecuencias podemos inferir con este acuerdo y como va a influir a cada una de las partes. Partimos de una premisa básica. Las conversaciones de paz habían entrado en un punto muerto, tan grave que era totalmente imposible resucitarlas. Esta situación permite analizar el panorama actual.
En primer término Israel puede considerarse favorecida desde el punto de vista político. Planteado el tema de la unión palestina, se libera automáticamente de su compromiso de ir soltando nuevos detenidos de cárceles con las “manos manchadas en sangre”. El tema había sido una amenaza de escisión de la actual coalición de gobierno y de esta forma, por lo menos en forma temporal, la discusión se postergará. Ahora Netanyahu tiene un argumento firme y sostenible para decir no y tanto Estados Unidos como el resto del mundo comprenderá que mientras Hamás no cambie públicamente su discurso, las causas del no, son válidas. El gobierno de derecha se ve favorecido con la actitud de los palestinos y la izquierda queda sin base para seguir con su criterio pacifista. Likud Beiteinu podrán seguir al frente del gobierno y tal vez se comience a gobernar para adentro y para todo el pueblo de Israel.
Desde el lado palestino, no es tan fácil determinar cuál es la real situación. Sin duda y luego de lo ocurrido desde que Hamás desalojó al gobierno de Al Fataj de la Franja de Gaza han pasado muchas cosas y en cuatro oportunidades, por lo menos, se intentó llegar a un acuerdo. Todas fracasaron. Si ésta sigue adelante es que una de las partes ha cedido en algunos de sus conceptos básicos y fundamentales. Abu Mazen sabe que considerando el total de la población palestina los seguidores de Hamás son más numerosos que los propios. La Franja de Gaza tiene por lo menos el doble de población que los territorios de Cisjordania, y si se celebran elecciones dentro de los seis meses como se ha pactado, su gobierno corre peligro. Él se retirará y seguramente se refugiará en algún otro país árabe que le dé cobijo y él pueda disfrutar de sus millones que habrá almacenado durante su gobierno. Salida honrosa y práctica.
Los habitantes de Cisjordania, si llegan a quedar bajo un gobierno donde Hamás tenga mayoría tendrán dificultades para seguir viviendo en la situación actual. Si Hamás se apropia de la Autoridad Palestina, Israel también tendrá serios inconvenientes de seguridad en un plazo no corto.
Hamás puede haber tenido que firmar el convenio pues su situación actual, es mucho más comprometida que hace unos meses. Con el gobierno de los Hermanos Musulmanes en Egipto tenían llegada franca de todo lo que necesitaban para poder subsistir. Con el arribo de Al Sisi al poder, y no dudamos que ganará las elecciones con el 90 % de los votos, se ve cercada y los túneles ya no son efectivos para introducir contrabando.
No se sabe que ocurrirá ni que fuerza tendrá más poder en un futuro cercano, pero no hay duda que si el pacto se cristaliza y realmente se llega a un acuerdo entre los palestinos, esta zona ya no será la misma. Tanto israelíes como palestinos tendrán nuevas opciones y la paz podrá acercarse o alejarse peligrosamente. Ahora más que nunca es importante que los países interesados en salvaguardar la paz en Medio Oriente tomen cartas en el asunto pues las opciones para equivocarse, son cada vez menores.
Cont. Victor Vaisman
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