viernes, 5 de diciembre de 2014

Comentarios sobre la actualidad israelí

El Spike es un misil antitanque de cuarta generación desarrollado por la compañía israelí Rafael Advanced Defense SystemsEl Spike es un misil antitanque de cuarta generación desarrollado por la compañía israelí Rafael Advanced Defense Systems
Desde hace ya varios meses, se hacen sentir síntomas de un gran y preocupante malestar al interior de la coalición. Es que este gobierno encabezado por Netanyahu, que ya ha cumplido más de año y medio, nació defectuoso. Discapacitado, pondría decirse. Es que desteñidas o desaparecidas las ideologías y las grandes corrientes políticas tradicionales, la compleja sociedad israelí, compuestas por muchas y dispares olas inmigratorias, sumadas a una ya mayoritaria población nativa, han creado un complejo espectro político por demás conflictivo.
A la estructural composición social étnica- religiosa que representan el 78% de judíos y el 22% de varias minorías, habría que sumar la dicotomía judía interna. Ortodoxos y religiosos de diversas tendencias (30%), frente una   mayoritaria población laica (70%) que incluye también a sectores tradicionalistas. El conflicto palestino-israelí ha contribuido entre otras cosas y en gran manera, a borrar las diferencias claras entre la izquierda y la derecha. Por lo tanto, los últimos comicios, reflejo de esa amplia gama de ideas y posiciones, han generado una representación parlamentaria compuesta por varios partidos de pequeño y mediano tamaño. Realidad esta, que no permite el establecimiento de un gobierno sólido y estable, encabezado por un partido relativamente mayoritario. Como resultado de este panorama, los partidos componentes de la coalición están hoy mas ocupados en frustrar recíprocamente, las iniciativas de ley de sus pares en el gobierno, que de llevar a cabo un plan de trabajo conjunto y consensuado. Muestra de ello es la incapacidad de aprobar el próximo presupuesto para el 2015. Lamentablemente, Netanyahu ha caído en el juego y en la trampa de este síndrome, en la que el gobierno finalmente no va a ninguna parte, sino al ineludible camino de la disolución y la convocatoria a nuevas elecciones. Que muy probablemente, arrojen el mismo resultado.

Buenos vecinos
Desde el ascenso al poder del general Abdel-Fatah A-Sisi en Egipto, se nota un acercamiento inusitado en las relaciones bilaterales con Israel. Esta relación a la que podría denominarse incluso intima, posee un carácter pura y exclusivamente estratégico que incumbe a la seguridad nacional de ambos países. Todos los demás temas y rubros que podrían ayudar a hacer algo más cálidas las relaciones diplomáticas, como el turismo y el comercio, siguen casi congeladas. La constante amenaza de desestabilización por parte de la Hermandad Musulmana, puesta fuera de la ley y perseguida por A-Sisi, ha hecho “reflotar” a otros grupos más radicalizados aun. El escenario de operaciones se da particularmente en la península de Sinaí. Allí, los frecuentes ataques de grupos sediciosos, han causado a la fecha, decenas de muertos y heridos en las filas del ejército egipcio, destruyendo además, instalaciones de infraestructura, como oleoductos, plantas eléctricas y oficinas estatales. Estos grupos, que últimamente han declarado su adhesión al Ejército Islámico del Levante, han lanzado también en el pasado, misiles sobre la ciudad israelí de Eilat, o han atacado patrullas fronterizas de Tzahal. Ante esta situación, Israel, ha puesto de lado las restricciones establecidas en el acuerdo de paz entre ambas naciones y ha accedido, a la entrada de divisiones blindadas egipcias a Sinaí y ha permitido vuelos que operan muy cerca de la   valla fronteriza, para luchar contra esas bandas. Aviones no tripulados israelíes, observan y alertan sobre lo que acontece en territorio egipcio. En definitivas, podría decirse que la coordinación de inteligencia y la cooperación militar, se han convertido en una rutina, sumamente útil para ambos países. A-Sisi a diferencia de sus antecesores, nombra a Israel y no usa el despectivo apelativo de “la entidad sionista”, como en el pasado. No tiene tampoco, ningún reparo en comentar públicamente sus asiduas conversaciones telefónicas con Netanyahu. . Paralelamente a todo ello, Egipto ha decidido cerrar el único paso fronterizo con la Franja de Gaza en Rafiah y no permite el tránsito de mercancías ni personas, salvo en casos de emergencia de carácter humanitario. El presidente egipcio ha declarado a Hamas como su más acérrimo enemigo. Cuando concertó la tregua entre Israel y el Hamas durante el último enfrentamiento en Gaza, no permitió la inclusión de miembros de ese movimiento, en la delegación palestina que llego a El Cairo. A-Sisi ha decidido crear ahora, una “zona esterilizada” entre Egipto y Gaza. Con ese fin, han sido confiscadas y destruidas cientos de viviendas y construcciones civiles a lo largo de la frontera común, de 14 kilómetros de longitud. Sus habitantes son desplazados forzosamente y sin miramientos, hacia el interior de Sinaí. El propósito es el de construir una muralla electrificada de varios metros de altura y otros de profundidad, con el fin de impedir el paso de los gazaties, ya sea por tierra o por medio de túneles subterráneos, como los cientos que existían hasta hace algunos meses en esa frontera. Cualquier persona imparcial, bien podría imaginar cuantas condenas y amenazas de sanciones, hubiera recibido Israel por parte de organismos internacionales, si   hubiera actuado como lo está haciendo Egipto, en su frontera con Gaza. En este momento, toda la provisión que llega a Gaza, ya sea alimenticia, materiales de construcción o de cualquier otro tipo de mercancías, proviene de Israel. Así mismo, decenas de gazaties que padecen enfermedades crónicas o con urgencias médicas graves, están recibiendo asistencia médica en hospitales de Israel. Israel además, está permitiendo el paso de productos agrícolas de Gaza, para su venta en territorio de la Autoridad Palestina, con el fin de aliviar la difícil situación económica que atraviesa la población de la Franja. Todos estos datos, son perfectamente conocidos pero prácticamente ignorados u obviados, por los medios internacionales de información.

Hablando en plata
La Histadrut, Confederación Sindical de los trabajadores de Israel, ha anunciado esta semana su intención de convocar próximamente a una huelga general si el gobierno no acepta sus más urgentes demandas socioeconómicas. Elevar el salario mínimo de 4.300 a 5.300 shekels (o de $1.132 a $1.395). Eliminar gradualmente la contratación laboral por medio de agencias de colocación laboral. Tomar las medidas necesarias para reducir el alto costo de vida, y exigir que los organismos estatales, cumplan con la ley que les exige emplear como mínimo a un 3 por ciento de personas con discapacidades físicas en sus nóminas. Las exigencias más urgentes son las de incrementar el salario mínimo, y eliminar el trabajo terciarizado. También re demandará, introducir más   productos a la lista de precios controlados y frenar por ley, los precios de la renta para la vivienda. En Israel, el 67 por ciento la población, es propietaria de sus viviendas, pero el 33 por ciento restante, está obligado a pagar altas rentas, pues se trata de un mercado de excesiva demanda y poca oferta. En cuanto al salario mínimo, difícilmente el actual gobierno esté en condiciones de acceder a otorgar un incremento del casi 25%, pues ello podría a elevar aun mas, el índice de endeudamiento externo, fijado en un máximo del 3.4%, para el 2015. El trabajo terciarizado, de miles de trabajadores de los servicios públicos, como maestros, médicos, enfermeras o trabajadores de la limpieza entre otros, está en manos de agencias de colocación que se benefician, descontando un porcentaje de sus salarios. Estos trabajadores, informales, carecen de defensa sindical, en su mayoría laboran a tiempo parcializado, son despedidos sin indemnización y no gozan de la mayoría de los beneficios sociales que se les otorgan a los trabajadores organizados. Las medidas para abaratar el alto costo de vida, deberán estar centradas en la ampliación de la competitividad del mercado, combatiendo a los grandes monopolios agrícolas y procesadores de alimentos, por medio de la apertura de la importación, aun a costo de elevar el índice interno de desempleo, Arma que esgrimen los grandes conglomerados económicos, para amedrentar al gobierno a abrir la importación. En cuanto a la vivienda, se debe impulsar un mayor descongelamiento de tierras que están en manos del estado, a favor de la construcción y aprobar leyes que controlen con medidas impositivas, a quienes especulan impúdicamente con las altas rentas Esta semana el connotado economista y periodista Sever Plosker, ha publicado en el matutino Yediot Ajaronot, interesantes y sorprendentes datos estadísticos, que rompen algunos mitos y paradigmas vigentes en la sociedad israelí. Según la OCDE (Organización para la Cooperación Económica) de los 37 países más desarrollados del mundo, de la cual Israel forma parte, demuestra que el salario mínimo en Israel es el más alto de entre sus miembros. Constituye un 58% del salario medio nacional, en comparación con Holanda e Inglaterra donde el salario mínimo alcanza el 47% del salario medio y en EEUU, llega solo al 24%. Plosker afirma que el salario mínimo no se ha devaluado en los últimos años, sino que ha subido del 57 al 58% del salario medio. Al respecto, la OCDE ha recomendado que en lugar de aumentar el salario mínimo, Israel debiera incrementar los índices impositivos regresivos o subsidios salariales, en beneficio de las clases más necesitadas. A la vez, se debería fortificar la legislación laboral, disminuyendo al mínimo posible, el trabajo terciarizado. Lo mas importante seria, incrementar en más de seis veces, la inversión actual para la capacitación profesional de decenas de miles de trabajadores. Lo que les permitiría, percibir mejores salarios en el futuro. Lo que todo gobierno debería entender, es que en una sociedad continuamente acosada y amenazada por la hostilidad externa, la desigualdad social podría ser el enemigo más peligroso para su supervivencia futura. La pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades para grandes segmentos de la sociedad, podrían resquebrajar la fortaleza de la solidaridad interna de Israel. Elemento primordial este, para preservar la unidad del delicado entretejido social interno.

Una descalabrada realidad.
La semana anterior, dos jóvenes palestinos, armados con   hachas, cuchillos y armas de fuego, atentaron alevosamente contra israelíes que se encontraban rezando en un Beit kneset, en uno de los barrios de Jerusalén. Uno de los terroristas, de 30 años de edad, era casado y padre de dos hijos. El otro, su primo, soltero de poco más de veinte años. Ambos, habitantes de uno de los barrios árabes de Jerusalén oriental. Poseedores de cedulas de identidad israelíes y con trabajos estables. Ellos y sus familiares, beneficiarios del Seguro Social y de los servicios de asistencia médica gratuita. El padre del mayor, ha sido operado ya varias veces, en el hospital Sharei Tzedek de Jerusalén debido a reiteradas dolencias cardiacas. Luego de llevar a cabo su nefasto objetivo, ambos terroristas fueron ultimados por un policía israelí de origen druso, que accidentalmente se encontraba en el lugar. El policía, lamentablemente resulto muerto también en el tiroteo. Los asesinados a mansalva, eran cuatro miembros de la comunidad judía ortodoxa anglosajona. Dos de ellos originarios de Inglaterra, uno de Australia y el otro de EEUU. Otros, resultaron heridos en distintos grados de gravedad. Los cuatro religiosos dejaron a sus viudas con más de   una veintena de hijos huérfanos. El mayor de los atacantes palestinos, dejo a su viuda y a sus dos pequeños hijos, huérfanos. El   policía israelí de origen druso, dejo a su joven esposa viuda y a una niña de meses, que nunca conocerá a su padre. Esta es la realidad israelí. Como si se tratara de una película de terror pero documental. Donde los protagonistas son totalmente reales y no personajes ficticios, producto de la macabra y enfermiza imaginación de un libretista.  

Titánica competencia
Finalmente, el gobierno indio, decidió optar por la oferta israelí y no por la norteamericana, en la licitación que abriera, para la compra de miles de cohetes anti misiles, con los que serán equipadas sus fuerzas blindadas. Durante más de dos años, compitió “Raphael”, la compañía israelí de fabricaciones militares, con las más poderosas empresas estadounidenses por conseguir el multimillonario contrato. Altas autoridades norteamericanas, incluyendo al presidente Obama, ejercieron una intensiva y continua campaña para presionar al nuevo gobierno indio e inducirlo a preferir el producto norteamericano sobre el israelí. A pesar de todo ello, la industria militar israelí, terminó firmando el contrato para la venta de ocho mil cohetes Spayk o Guil en hebreo, que repelen misiles anti tanques. El monto de la operación sobrepasa los quinientos millones de dólares. Esta transacción incrementara sin duda, las relaciones en materia de cooperación económica y estratégica entre ambos países. Este hecho además, es una a excelente vitrina de exhibición hacia otros países de la región Asia-Pacifico, que podrían convertirse, en potenciales compradores. 

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