jueves, 11 de diciembre de 2014

¿Estaremos llegando al último aviso?
David ben Jaim

Queridos amigos, muchas veces ya hemos dicho que pareciera que el mundo está loco. Lamentablemente, nuevamente debemos repetirlo, ya que no encuentro explicación lógica, para que aun no se comprenda las verdaderas intenciones, permanentemente anunciadas, de los movimientos radicales islamistas, que no es otra cosa que la conquista de TODO EL MUNDO.
Cuando estamos hablando de la Jihad, “el mundo” no es una figura literaria, sino el fiel reflejo de las intenciones supremas de sus seguidores.
Para comprender mejor lo que pretendo explicar, me permitiré recordar un  apretado resumen, de lo que han sido los movimientos islamistas y como, paulatinamente, se han ido radicalizando, hasta llegar a los extremos nunca imaginados, que en la actualidad, son una cruel y bárbara realidad.
Aun cuando puede haber existido otros grupos menos relevantes, partiremos con Al Fatah, el grupo terrorista de Yasser Arafat, el  dirigente palestino, que de repente, se transformó en inglés, en un pacifista ganador del Premio Nobel de la Paz, mientras en árabe, siguió hasta el final de sus días, llamando al asesinato de israelíes y la destrucción de Israel.
Su primer invento terrorista, fue secuestrar aviones, los cuales,  sólo era contra aviones israelíes,  por lo que no suscitó mayor preocupación en los otros gobiernos, al punto de establecer que “por razones humanitarias” se les debía prestar el máximo posible de colaboración a estos “idealistas” que recurrían al secuestro, como una manera de protestar en contra de la “ocupación israelí de sus tierras ancestrales”
Al país que llegaran estos aviones secuestrados, recibían alimentos, combustible para ir a otros puntos y resguardo militar, para evitar se les pretendiera dañar de cualquier manera. Todo iba muy bien, hasta que “idealistas” de otras nacionalidades y con “problemas humanitarios” en contra de otros gobiernos que no eran el de Israel, empezaron a efectuar secuestros de aviones de otras compañías aéreas distintas que El Al y con pasajeros no judíos. De inmediato, la cosa cambió. El mundo no podía permitir tamaña afrenta. Mientras se tratara sólo de judíos, todo estaba bien y se justificaba. Pretender hacer lo mismo con aviones de y con americanos, europeos y de otras nacionalidades, se transformó en un crimen que se debía reprimir con el máximo de severidad. No se les entregaba ni alimentación ni combustible y, en vez de protección militar, estos se usaron para frustrar tales violaciones a los derechos humanos de los pasajeros.
Terminados los secuestros de aviones, Arafat recurrió a atentados terroristas, efectuados en ciudades israelíes y contra civiles israelíes. Se pusieron bombas en escuelas, hospitales, paraderos de buses, lugares de esparcimiento y, en resumen, donde fuera posible hacer el máximo posible de daño, siempre a civiles. Nuevamente, como los afectados eran sólo judíos, los autores de tales asesinatos, no eran terroristas, sino que “idealistas”
Ante la justificación que les dio el mundo, los terroristas islamistas palestinos, tanto de Al Fatah, como con posterioridad de Hamás, se creyeron con el derecho y la razón, cada vez que asesinaban y mutilaban a ciudadanos israelíes.
Para proteger a su población, el gobierno  debió tomar medidas, entre las que destacaré la construcción del muro divisorio y el control, cada vez más riguroso, del tránsito de palestinos, a través de los pasos autorizados.
Como ha sido la costumbre, el mundo condenó a Israel por ambas medidas, transformando nuevamente a los terroristas, en víctimas inocentes, tomando tal vuelo y cotidianeidad, que muy pronto “terrorista” y “palestino” eran conceptos sinónimos, lo que en lo personal, siempre rechacé.
Si se les permitía a éstos, asesinar civiles ¿por qué no podían hacer lo mismo los talibanes, los sunitas contra los chiitas y éstos contra los sunitas? Iraníes contra americanos, yemenitas y congoleses, contra quienes se opusieran a sus dictadores. Afganos contra rusos y después contra americanos y así, un largo listado de ejemplos, enmarañó la tranquilidad mundial, culminando con Al Qaeda y su ataque a las Torres Gemelas, el fatídico 11 S.
El terrorismo se había implantado en el mundo y se encontraba totalmente fuera de control. Esto está tan claro, que no necesita mayor explicación. Lo que si resulta increíble es que, mientras TODOS los gobiernos del mundo, ejercieron su legítimo derecho a defenderse, se persistió en negarle la misma autoridad, al gobierno de Israel.
Lamentablemente, la casi totalidad de éstos grupos terroristas, están integrados por islamistas radicales, lo que se vio incrementado por una verdadera competencia por demostrar cada grupo, que ellos eran más crueles y sanguinarios que los otros.
Talibanes, Al Qaeda, Boko Haram…..hasta que de pronto, un grupo escindido de Al Qaeda, irrumpe en Siria e Irak, demostrando que nuestra imaginación no es capaz de seguirle el ritmo a la crueldad a la que pueden llegar estos grupos terroristas. El ISIS, luego EI y su pretensión de restablecer el Califato, rompió todos los moldes.
Sin disimulo alguno, reitera lo que vienen diciendo todos los otros grupos islamistas radicales, su objetivo final, es la CONQUISTA DEL MUNDO, DONDE LA TOTALIDAD DE LOS INFIELES, DEBERÁN SER ASESINADOS O CONVERTIDOS AL ISLAMISMO SUNITA.
Ahora, el mundo se está preocupando. Algunos gobiernos, están comprendiendo la magnitud de la amenaza que se cierne sobre sus naciones, sin embargo, siguen respaldando a los terroristas de Hamás en su actuar en contra de Israel.
Aunque parezca increíble, cada día vemos a nuevos gobiernos europeos y latinoamericanos, reconociendo al supuesto Estado Palestino, el cual integra a Al Fatah y a Hamás. Pese a estar recapacitando sobre el peligro de sus propias comunidades musulmanas, no asimiladas a sus propios pueblos, Suecia, España y otras naciones europeas, siguen respaldando a Hamás en contra de Israel, negándose tercamente a comprender que no existe diferencia alguna entre grupos como Boko Haram, EI o Hamás. Lo único que los separa aparentemente, es que el último de estos, está tan preocupado de tratar de exterminar a Israel, que su llamado a la Jihad, pasa desapercibido para estos gobiernos que se niegan a ver la realidad y siguen pensando utópicamente, que los “infieles” sólo se refiere a los judíos.
¿Llegará a entender este amenazado mundo el peligro que lo asecha o abrirá los ojos cuando ya sea tarde?
ES POSIBLE QUE EL LLAMADO A LA JIHAD, FORMULADO POR EL EI, SEA LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD QUE TENGAN LAS NACIONES, TODAS LAS NACIONES CUYOS GOBIERNOS NO SEAN ISLAMISTAS RADICALES RECALCITRANTES,  DE SALVARSE DE CAER EN SU PODER.
Lo que no logró Gengis Kan ni Hitler, podría logarlo el EI, si tantos gobiernos persisten en seguir creyendo que los únicos afectados, serán los judíos y el Estado de Israel.

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