viernes, 12 de diciembre de 2014

Parashah VAIESHEB

Parashah VAIESHEB
Parashah VAIESHEB    
B.H.N.”V.

¿Cómo podría explicarle lo inexplicable? ¿Estamos en condiciones como padres, como pares de exponer al ser que amamos? ¿Cómo actúan nuestras decisiones en el tiempo cuando las consecuencias parecen responder por cada una de ellas? ¿Cabe el arrepentimiento después de los hechos?
Dilemas que ocupan y preocupan el andamiaje moral de nuestros días. Relaciones tensas, palabras no dichas, sentimientos encontrados y silencios prolongados parecen conformar esa cuota de situaciones complejas que se presentan en los vínculos diarios.
La familia está en crisis. Y la crisis mayor, es no poder confrontar los dichos y los hechos. Así parecen ser las cosas en esta singular familia de Iaacov, nuestro Patriarca. Iaacov es ‘el hombre conflictivo’ al decir de nuestros comentaristas. Conflicto que en hebreo asume una figura de algo enmarañado.‘Sibuj’ –conflicto-, proviene de ‘Sebaj’ –maraña-. Y de allí la imposibilidad de salir. De verse aprisionado y casi prisionero del trauma y los problemas.
Iaacov Abinu quien “anhela vivir en paz” de acuerdo al sentido hallado por nuestros maestros a la palabra ‘Vaiesheb’ que iniciala nuestra perashá, no logra plasmar su deseo, ya que inmediatamente el mal reracionamiento entre sus hijos, nos lleva a una realidad compleja y asombrosa a la vez. Iosef tiene problemas. Y sus hermanos, con él. Hay palabreríos en lugar de palabras; subyace el odio en lugar de amor fraternal; los sueños son la raíz – profunda- de una flor que lentamente se marchita entre adolescentes.
La violencia cobra su víctima: al grupo, a todos y cada uno. Y el silencio, o mejor dicho, la incapacidad de hablar, de poder generar un diálogo, hace que la ‘A-Dicción’ gane su contienda entre ellos…
A eso nos referimos con el término ‘maraña’. Lo enmarañado y confuso de un episodio que parece sólo transitar por razones (o la falta de ellas) y pasiones (la exacerbación de ellas) en una familia, como la nuestra y en este caso, el origen mismo de nuestra conformación como tal.
¿Y todo es así? ¿Acaso las circunstancias terrenales poseen tanta y tanta fuerza como para dominar un relato que nació con más espiritualidad y metas, valores y referentes que guíen nuestro devenir humano e histórico? ¿Cómo poder entender tamañas complejidades y situaciones –acaso comunes- en nuestra sagrada Torá?

La realidad nos dice que Iaacov pide a Iosef –quien permanecía junto a él atendiendo sus necesidades- que vaya a visitar a sus hermanos. Sabiendo del odio. De los silencios. De todo lo no resuelto. ¿No lo llamaremos a esto exponerlo?? ¿No sabía acaso Iaacov que esta empresa era un ‘imposible’?
Máxime si escuchamos a Iaacov pidiendo a su amado Iosef que “fuera a ver la paz de sus hermanos”...¿Paz –shelom ajíja- nos preguntamos? Pero así las cosas en el campo de los hechos.
Lo curioso, más allá del pedido, es lo que nuestra perashá nos relata: “ Vaishlajéhu me-émek Jebrón va-iabó shejéma”. El versículo en cuestión nos dice que Iaacov ‘lo envió desde el valle de Jebrón’ a Iosef, en su camino hacia Shjem, ciudad donde pastoreaban sus hermanos.
Marcar su punto de partida, es significativo. El texto da a entender que Iaacob acompañó a su hijo hasta el Valle de Jebrón. Pero como lo indica Rashí ‘¡la ciudad de Jebrón está situada en la montaña!!’...¿Qué significa entonces este Valle de Jebrón?’.
Responde el Midrash (Bereshit Rabá 84:13): “me-etsá amuká shel otó tsadik ha-kabur be-Jebrón, le-kaiém ma-she-neemar le-Abraham ben ha-Betarím: ki guer ihié zar’ajá...”.
Sorprendente...El texto sobreentiende aquí que Iaacov se llegó a aquel lugar con el fin de someterse a los ‘designios profundos’ (émek=valle; amok=profundo!) ‘designios profundos que le habían sido anunciados antaño al justo enterrado en Jebrón’.
Iaacov deseaba, en efecto, contribuir a la realización de lo que HaShem le había comunicado a Abraham en la Alianza de los Animales Partidos: “Tus descendientes morarán como extranjeros en una tierra que no será de ellos, y los esclavizarán y torturarán por espacio de 400 años...”’.
Enseña el Rab Ibn Caspi –de bendita memoria- que ‘la historia de Iosef y de sus hermanos ha sido pues considerada como el principio de la realización de lo que D’s le anunció al primer Patriarca...En cuanto a los protagonistas de la historia, vienen a ser los agentes de la Providencia (Hashgajá). Los planes concebidos por la Hashgajá Elioná –Su Presencia recóndita y Sus pkanes desconocidos para nosotros los seres humanos- a nivel universal, se cumplen a través de los sucesos de los hijos de Abraham, por medio de aspectos que no comprendemos bien como sueños, rencillas, ambiciones y venganzas.
Aquí se nos da por ejemplo, el caso de una familia de la que cada miembro conserva la entera responsabilidad de sus actos a pesar de actuar, en la perspectiva histórica como “Shlujím la-Makom”, agentes de la Providencia Divina...’.
Cuando respasamos el principio de nuestras reflexiones, nos damos cuenta...Cuenta de la vida y de sus aspectos tan disonantes para nosotros. Tan paradojales. Tan nuestros. Tan humanos. Nosotros, los “Shlujím shel Makom”. Simplemente, Sus agentes, Sus emisarios...
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
                                       Mordejai Maarabi

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