domingo, 22 de marzo de 2009

Reflexiones sobre el crimen de guerra‏

Esta semana, desearíamos dialogar con nuestros lectores sobre las revelaciones de los militares israelíes sobre posibles exacciones cometidas sobre civiles palestinos durante la guerra contra el Hamas en Gaza. Publicada este jueves 19 de marzo, la información es portada en todos los Diarios israelíes; es la primera vez que tales testimonios proceden directamente de soldados de Tzahal. La prensa internacional menciona los crímenes de guerra cometidos por el ejército israelí, acreditando las tesis presentadas por el Hamas y por otras organizaciones sobre el número de civiles palestinos que perdieron la vida durante el conflicto.
Entre estos testimonios, la desdicha de una madre palestina matada junto con sus dos niños por un tirador israelí; ya que se equivocó de dirección saliendo de su casa. Su familia había sido retenida algunos días en su domicilio y acababa de ser liberada por los soldados. Ninguno tenía conocimiento de esta liberación y fue abierto fuego sobre ella, siguiendo las ordenes que habían recibido. ¿Se trata de un crimen de guerra?
Otro soldado dice que una anciana palestina perdió la vida cuando estaba a 100 metros de su casa. El Diario israelí “Maariv” afirma que se encontraba bastante cerca de los tiradores; la cuestión es saber si eran capaces de determinar si representaba o no una amenaza. ¿Cómo afirmar que se trataba de un crimen de guerra?
Algunos militares israelíes no habrían respetado las normas éticas de Tzahal. Se habrían cometido algunos actos de vandalismo, se habría evacuado a habitantes de sus casas a tiros. Estos elementos suscitaron una reacción inmediata por parte de la dirección de la academia militar israelí que proscribe la utilización de la fuerza sin restricción.
El Ministro de Defensa, Ehud Barak, recordó que Tzahal es el ejército más moral del mundo. Cualesquiera que sean sus unidades, somete a los soldados del ejército de Israel a estrictas normas. Quien las infringe es juzgado y castigado. Las condenas no son raras y los tribunales militares, muy severos, no tienen en cuenta las presiones que sufren los jóvenes soldados durante sus tres años de servicio militar.
Tras defender la ética de su ejército, Ehud Barak no oculta que hay excepciones, “todo lo que se ha dicho va a comprobarse”. Si los testimonios son creíbles, se abrirá una investigación. Después de ésta, si hay culpables, serán condenados. Ninguna de las democracias occidentales tiene tal nivel de exigencia y rigor con sus soldados en combate.
Los soldados de Tzahal que destacaron posibles exacciones cometidas por otros soldados de Tzahal que denuncian la guerra como un crimen político “no están arrepentidos” como los pacifistas en Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. Es para mantener un alto nivel de respetabilidad de las normas de Tzahal, en nombre del honor de su ejército, que los soldados israelíes cumplieron con su deber militar. Así lo demostraron.
Recordemos también que numerosos relatos y testimonios confirman que los soldados de Tzahal se condujeron como seres humanos, responsables y preocupados por observar un alto grado de preocupación moral: los servicios médicos de Tzahal ayudaron a civiles palestinos enfermos, a heridos, a niños y a ancianos.
La acusación de “crimen de guerra” vendría a consolidar la tesis según la cual Israel es el agresor o al contrario, el responsable de una “respuesta desproporcionada”. La acusación de crimen de guerra obstruiría la realidad histórica, según la cual, la agresión provenía del Hamas, desde hacía ocho años, sembrando el terror y la muerte en Sderot o Nir Am, Ashkelon o Beer-Sheva.
Ciertamente, muchas víctimas civiles palestinas perdieron la vida durante la guerra de Gaza, involuntariamente. En las filas de Tzahal, la mayoría de los soldados abatidos cayeron bajo las balas de sus compañeros de armas. Estas muertes fueron víctimas del pánico, de accidentes, o incluso de negligencias. Estas muertes, israelíes y palestinas, fueron las víctimas de la cara indeterminada y absurda de la guerra.
Un crimen de guerra es una violación de las leyes y hábitos de guerra de una gravedad particular. El concepto de crimen de guerra es definido por acuerdos internacionales e incluye los casos en los que una de las partes del conflicto toma voluntariamente a objetivos no militares como los civiles, los prisioneros de guerra y los heridos.
La Carta de Londres redactada en el marco de la preparación del pleito de Nuremberg, encargado después de la Segunda Guerra Mundial de juzgar a los criminales nazis, definía el crimen de guerra como “asesinato, malos tratos o deportación para trabajos forzados, o para cualquier otro objetivo, poblaciones civiles en los territorios ocupados, asesinatos o malos tratos a los prisioneros de guerra o las personas en el mar, ejecución de los rehenes, saqueos de bienes públicos o privados, destrucción sin motivo de las ciudades y pueblos, o devastación que no justifican las exigencias militares”.
Según esta definición, los 200.000 chinos exterminados por el ejército imperial japonés en la masacre de Nankin fueron víctimas de crímenes de guerra, al igual que los prisioneros de guerra y los civiles belgas asesinados por una unidad de las SS en Malmedy, en la batalla de las Ardenas. Del mismo modo, la masacre de Srebrenica en 1995, cometida por las tropas serbias de Bosnia y Hercegovina, fue un crimen de guerra. Del mismo modo, las 300.000 víctimas del Darfour. La muerte de civiles palestinos fue una realidad cruel, a menudo organizada por el Hamas que no ha dudado en crear escudos humanos para proteger a sus líderes enterrados en sus búnkeres, escondidos. Cobardía suprema, los escudos humanos son un crimen de guerra, al igual que los disparos de misiles contra Israel, que continúan, a pesar de las treguas publicadas. Estos tiros que no tienen otro objetivo que matar civiles israelíes son crímenes de guerra, por definición.
Y mientras esto sucedía, esta semana, las últimas negociaciones del Gobierno dirigido por Ehud Olmert para lograr la liberación de Guilad Shalit fracasaron rotundamente. El Primer Ministro israelí renunció a responder a las exigencias del Hamas. La opinión israelí está preocupada por la suerte del soldado de Tzahal y ciudadano francés, rehén del Hamas, desde hace 1000 días.
Su desaparición o los malos tratos que habría sufrido estarían incluidos… sin duda… en la lista de los crímenes de guerra.
¿Quién lo denunciará?
Esta noche, y desde hace 1.000 noches, pensamos en Guilad Shalit.
Distribuye: www.porisrael.org
Guy Senbel
Guysen International News

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