jueves, 6 de agosto de 2009

Nos cuesta aceptar que somos racistas"

La expresión "yo no soy racista, pero…" es el primer indicativo de que probablemente nos encontremos ante una persona racista, asegura Esteve Espelt, autor del libro ¿Somos racistas? y profesor de Psicología Social y Comportamiento Colectivo de la Universidad de Barcelona (UB).
Sin embargo, esto no tiene nada de excepcional, ya que "en el fondo todos en determinados momentos podemos tener actitudes y conductas racistas".
El primer paso para superar los prejucios raciales y romper esta barrera -"social y cultural" pero no científica- es admitir nuestra debilidad, aconseja Espelt, quien señala que tampoco es extraño ver a antirracistas declarados cayendo en la trampa del ellos y el nosotros.
-¿Está creciendo el racimo en España?
-Sí, según las encuestas del CIS, desde 2001 han ido aumentando las actitudes contrarias hace la inmigración.
-¿La causa es que ahora convivimos más con personas de otras razas?
-Sí, ese elemento seguro que está. Antes parecía que aquí no fuéramos racistas y en el día internacional del racismo, el 21 de marzo, se hablaba de Martin Luther King, de Nelson Mandela y de Hitler. Pero claro, ahora los otros se acercan más y sí: hay más conflictos y lo que era latente sale más a la superficie.
-Pero si el racismo se basa en el prejuicio, ¿esto no debería hacernos menos racistas?
-Sí, claro, los prejuicios se reducirían si este convivir significara conocer más al otro. Pero no es suficiente vivir en el mismo espacio. A veces vivimos juntos y no nos conocemos y, al estar más cerca, es más probable que surjan conflictos y que aumente el racismo. En una situación idílica no sería así, pero no se da esta situación ideal.
-¿Continúan pesando más los estereotipos hacia el extranjero aunque compartamos escalera?
-Sí. Conocer a alguien de otra cultura, que tiene maneras distintas de actuar, es un esfuerzo que a veces no queremos hacer.
-Su tesis es que el racismo surge de la distinción entre nosotros y ellos…
-Y, sobretodo, de una jerarquía entre inferior y superior. El racismo puede definirse, de un manera más general, como una actitud negativa hacia un colectivo y como la ideología de la superioridad de una raza. Entre un extremo y otro hay muchos pasos intermedios, pero el inicio es el prejuicio, la actitud negativa hacia el otro por pertenecer a un determinado grupo.
-¿Existen las razas?
- La gravedad del holocausto nazi llevó a la Unesco a establecer que las razas no existen. No tienen sentido ni utilidad.
-¿Y desde el punto de vista científico?
-Los genetistas también confirman que no existen como categoría natural. Pero sí siguen existiendo como categoría social. Una autora francesa dice que "las razas no existen, pero la raza explica muchas cosas". Es decir, científicamente no existen pero siguen presentes para la mayoría de la gente. Son categorías construidas cultural o socialmente.
-¿Y usarlas implica ser racista?
- [Piensa unos segundos] … Para muchos, el creer que existen y atribuirles cualidades inherentes ya sería un primer grado de racismo. Es decir, el pensar que por el hecho de ser blanco, negro o amarillo tienes unas características determinadas. Pero la categoría de racismo es muy difícil de concretar: se puede hablar del racismo como actitud, como ideología o como conducta.
-¿Qué debería responder la sociedad española a la pregunta que plantea el título de su libro?
-En el tema de los prejuicios estaría claro que sí y en el tema de las conductas probablemente también. Los informes de Sos Racisme demuestran que hay muchos casos. Un porcentaje significativo de inmigrantes y otros colectivos también confirma que ha tenido experiencias de discriminación.
-Pero prácticamente nadie respondería afirmativamente a la pregunta…
-Desde la segunda guerra mundial ser racista tiene unas connotaciones tan negativas que es como decir que se un nazi. Así que, de entrada, todo el mundo dice que no. Nos cuesta mucho aceptar que podemos ser racistas. Más que ser racistas o no, en el fondo todos en determinados momentos podemos tener actitudes y conductas racistas. Todo el mundo, o mucha gente, se puede comportar de manera racista en determinadas situaciones. Y el racista también puede tener conductas que no sean racistas.
-¿Y esto cómo lo arreglamos?
-Ser consciente es el primer paso para intentar evitarlo. No hay muchas más soluciones que conocer al otro. Prácticamente todas las intervenciones sociales que se hacen para intentar superar los prejuicios o situaciones de este estilo parten de la hipótesis de contacto: si conocemos al otro disminuirán los prejucios. Pero la realidad es compleja y no hay una solución mágica para acabar con el problema.
-En el libro utiliza la expresión "el racismo de los no racistas". ¿Qué es esto?
-El racismo generalmente se asocia más a la derecha o a la gente conservadora y, en general, es así en el caso del racismo más explícito. Pero entre la gente progresista, incluso entre personas con discursos antidiscriminatorios, continúan emergiendo prejuicios. En determinadas situaciones salen estas ideas que hemos interiorizado de mil maneras, desde la educación familiar hasta los medios de comunicación. Es una atmósfera que uno va respirando y que en el momento menos pensado puede producir actitudes o conductas racistas.
-¿El racismo es un tema tabú?
-La idea de preguntar si somos racistas es una excusa para empezar a hablar del tema. Seguramente, la mayoría, en determinadas situaciones todos hemos tenido alguna vez conductas de tipo racista o fundamentadas en el prejucio. De hecho, la expresión "yo no soy racista, pero…" es una mala señal. Es bastante probable que sea lo contrario.
-¿Quiénes sufren más el racismo en España?
-En Cataluña y España probablemente los gitanos y últimamente el colectivo norteafricano o árabe. Pero en general el colectivo más discriminado es el gitano. En los estudios del CIS no sale porque el tema es actitud hacia la inmigración y los gitanos por lo general no salen. Pero en las encuestas donde ponene los gitanos siempre son el colectivo menos valorado, que despierta menos confianza y menos prejuicios.
-¿El prejuicio es inherente al ser humano?
-El racismo es algo que aprendemos, no es innato. Lo que da pie al racismo, la desconfianza ante el desconocido, el categorizar nosotros y ellos, quizás sí podría sí ser bastante general y forma parte de nuestro funcionamiento. Pero cuando ya hablamos de una ideología se trata claramente de un aprendizaje social.
-¿Qué sigue alimentando el racismo?
-Una de las causas principales de prejucio y racismo es el conflicto de intereses, como cuando hay colectivos que compiten por un mismo sitio de trabajo o cuando se cree que el otro se está llevando las subvenciones. También está el tema del chivo expiatorio: siempre va bien tener a alguien a quien echarle las culpas ante un malestar difuso. Encontrar a alguien y decir que es el responsable de que las cosas vayan mal es algo que se ha dado a lo largo de la historia.
-¿La crisis podría hacer aumentar el racismo?
-Cuanta más crisis haya, en principio tenderá a aumentar el racismo. Por el motivo del chivo expiatorio y también porque la crisis provoca más competencia por los cursos.
-¿Es cierto que haya más ayudas públicas para los extranjeros que para los españoles?
-Que yo sepa no. Pero es difícil encontrar estudios taxativos. Si se dan ayudas a grupos en función del nivel económico y muchos inmigrantes tienen una situación económica peor, entonces tendrán más facilidad de acceso, pero no por el hecho de ser inmigrantes. Son de esos tópicos que perduran aunque se vayan negando.
-El modelo francés de integración estalló recientemente en las banlieues. ¿No ha funcionado?
-Los padres y abuelos de los jóvenes que ahora viven allí se comparaban con lo que tenían en sus lugares de origen, así que no protestaban porque habían mejorado su nivel de vida. Pero sus hijos y nietos se comparan con los franceses y esto crea un sentimiento de discriminación.
-¿En España tenemos alguna ventaja para evitar que se produzca esta situación?
-Podemos intentar aprender de sociedades como la holandesa, la inglesa o la francesa, donde la inmigración llegó antes que aquí. Pero estos modelos no han acabado de funcionar y esto significa que no es fácil, que no hay una fórmula mágica.
-¿Los niños que se están educando en las escuelas multirraciales de ahora serán menos racistas?
-Es una buena pregunta para estudios que se hagan más adelante. En principio, partiendo de la idea que el temor es a la desconocido, el hecho de habernos socializado en un ambiente de diversidad nos debería de ayudar. Esperemos que sea así.



La Vanguardia

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