martes, 2 de julio de 2013

IRAN

El nuevo Presidente de Irán ratificó el programa nuclear Antes de ser Presidente de Irán, Hassan Rohani había dicho que estaba dispuesto a ser más transparente en cuanto al programa nuclear iraní. Pero ahora, ya Presidente, Hassan Rohani, dejó en claro hablando por la TV iraní, que no está dispuesto a abandonar el programa nuclear. Nunca se creyó que podría abandonarse ese programa pero sí que se autoricen inspecciones exigidas por la Con anterioridad Rouhani había dicho en Teherán que no suspendería el enriquecimiento de uranio, pero que estaba listo para mostrar más transparencia en su programa nuclear. CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El presidente electo de Irán, Hassan Rohani, aseguró que moderación no significa rendirse ni tampoco conflicto sino un contacto efectivo y constructivo con el mundo. Rouhani dijo que el pueblo había votado por un cambio y que el gobierno tomaría en cuenta su punto de vista. Por lo tanto, ratificó su compromiso de moderación en cuestiones vinculadas a los derechos y obligaciones de los iraníes. Sin embargo, ratificó la política nuclear iraní, acabando así con expectativas que su elección había provocado en Occidente e Israel. Evidentemente, la política nuclear iraní es una cuestión de Estado, y no de gobernantes. Con anterioridad Rohani había dicho en Teherán que no suspendería el enriquecimiento de uranio, pero que estaba listo para mostrar más transparencia en su programa nuclear. Esto se referiría a las inspecciones de la Organización Internacional de Energía Atómica. Habrá que evaluar si realmente sucede eso, de lo contrario la situación será aún más complicada que hoy día. Muy oportuno recordar una nota de Esther Shabot en el mexicano Excelsior acerca de Rohani: "Como ocurre con cualquier mandatario recién electo, la figura de Hassan Rohani carga con un mar de dudas acerca del desempeño que tendrá una vez asumido el cargo presidencial. El hecho de que Irán sea actualmente un importantísimo factor en el equilibrio mundial y regional hace que las especulaciones se den no sólo entre los iraníes, sino también en los centros de poder internacionales para los cuales el curso que tome la política de Teherán es tan trascendente. La primera pregunta que surge sobre Rohani tiene que ver con su relación con el guía supremo, el ayatolá Khamenei: ¿cuenta el nuevo Presidente con la aprobación y buena disposición de quien se sabe es quien tiene la última palabra en la política iraní? Esta pregunta tiene distintas respuestas posibles. Una de ellas podría ser que para Khamenei la figura de Rohani constituye el instrumento idóneo para ir cediendo decorosamente tanto en lo que se refiere a una apertura y flexibilización en la vida cotidiana de los iraníes, como en lo que respecta a las demandas internacionales a fin de aliviar así el efecto de las sanciones. Pero también cabe la posibilidad de que el ayatolá y su aparato consideren que Rohani puede ser la fachada ideal para aparentar disposición al cambio, mientras que en el fondo las intenciones hegemónicas iraníes se conserven intactas. Un hábil gatopardismo pues que haga uso de la capacidad de la estructura político-clerical del país para manipular a la figura presidencial. No hay que olvidar que de hecho, bajo los artículos 110 y 176 de la Constitución, la palabra final en los asuntos nacionales de trascendencia corresponde al guía supremo. Y es que el perfil de Rohani da para pronosticar tanto una posibilidad como la otra. Por una parte, ha sido por mucho tiempo un hombre del sistema: es un clérigo aunque nunca haya trabajado como tal; ha sido cercano a la élite militar y al Cuerpo de Guardias Revolucionarios (IRGC), al tiempo que ha fungido como oficial de seguridad; también se ha mostrado como un hábil hombre de negocios que ha impulsado los intereses de la IRGC mediante lucrativos contratos con el sector privado de la economía. Pero por otro lado, él se ha mostrado como un pragmático distanciado por lo general de la retórica agresiva típica del régimen, presentando en el periodo en que tuvo a su cargo la negociación de los intereses nucleares iraníes (2003-2005) una flexibilidad mucho mayor que la de cualquiera de sus homólogos en ese cargo. Durante su campaña electoral se distinguió por la moderación relativa de sus discursos que apuntaron a una línea reformista. Aún más, siendo políglota y con estudios profesionales en Occidente, desarrolló como diplomático lazos cordiales con personajes, tales como el ex ministro de exteriores británico Jack Straw, y el también ex canciller francés Dominique de Villepin. contexto que le rodea es igualmente complejo e indescifrable, ya que la mezcla de las infladas expectativas de la ciudadanía que le dio el triunfo, con los intereses y consideraciones del Consejo de Guardianes, lo mismo que del Ejército y de los diversos actores internacionales que presionan a Irán desde distintos frentes, dará muy probablemente como resultado una gestión presidencial peculiar cuyo sentido y orientación es imposible pronosticar por ahora. En síntesis, no hay que echar las campanas al vuelo, pero tampoco pensar que el cambio es imposible." -