miércoles, 15 de enero de 2014

DIEUDONNÉ Y EL QUENELLE

Marcelo Kisilevski No sé cuánto se sabe de esto en América Latina, pero de este lado del charco ya es lugar común hablar del comediante francés Dieudonné, sus shows con motivos y chistes antisemitas y negadores del Holocausto, y su invención del "quenelle", nuevo saludo nazi, tocándose un hombro y estirando el brazo hacia abajo. El inventito de Dieudonné prendió como reguero de pólvora entre los grupos neonazis y alrededores, como en algunas canchas de fútbol de Europa y no sólo en las tribunas. En Francia el saludo nazi está prohibido por ley. Para prohibir el "quenelle", habrá que sancionar otra, lo cual será seguido por otro saludo, y así. La hábil jugada simbólica del cómico pretende ser una macabra emulación de las "artes resistentes", como cuando en Brasil los esclavos inventaron el arte marcial de la capoeira disfrazándola de danza para despistar a los portugueses, o cuando los irlandeses desarrollaron la danza Céilidh (la de compañías tipo Lord of the Dance, o Riverdance) donde movían las piernas solamente, con el torso quieto, para que los ingleses, que les habían prohibido la danza, al verlos desde fuera por las ventanas no advirtieran siquiera que se estaban moviendo. Como quiera que sea, la justicia y las demandas civiles ya parecen haber quebrado a Dieudonné, que ha prometido portarse bien. Pero su invento ya no le pertenece. Con el "quennelle" el neonazismo, el racismo y el antisemitismo en Europa dan un paso más de regreso hacia el mainstream de lo "politically correct".