miércoles, 1 de enero de 2014
Entre todos lo conseguiremos.
Entre todos lo conseguiremos.
Tras la XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace entre Católicos y Judíos (ILC) celebrado en Madrid / España, el 13 de octubre de 2013, salió a ‘escena’ una de las habituales reivindicaciones de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE). Su presidente, Isaac Querub, volvió a reclamar la devolución de la Sinagoga Mayor de Toledo (Santa María La Blanca) al pueblo judío ante el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Rouco Varela.
Tras el encuentro, Querub explicó a La Tribuna que sería un «gesto simbólico del reencuentro entre católicos y judíos en España» añadiendo que la Federación no tiene «duda» de que «el legítimo propietario» es el Estado y, por ende, el Pueblo español. «Ya no es Iglesia, está desacralizada desde mediados del siglo XVIII y, en estos momentos, la Iglesia administra el edificio por cesión del Estado.
Por tanto, creemos que una devolución al Estado es legalmente factible, y no presenta problemas de índole religiosa», apuntó. Querub recordó que esta no es una solicitud «nueva» insistiendo en que el colectivo tiene claro que la Sinagoga Mayor pertenece «al pueblo español a través del Estado y su destino, al igual que la Sinagoga de Samuel Halevi, hoy Museo del Tránsito, es formar parte del Patrimonio histórico y cultural español como museo, por ejemplo, abierto a todos los públicos».
Respecto al culto, el presidente explicó que no se plantean cuántos fieles «se necesitan para ello, ya que no pretendemos celebrar culto alguno» y añadió que la Sinagoga Mayor o de Ibn Shoshan «fue construida por la Aljama de Toledo en el siglo XII. Cuando los tristes acontecimientos y persecución de los judíos a partir de 1391, la Sinagoga fue arrebatada a principios del siglo XIII». Por eso, insistió en que la sinagoga debe formar parte del Patrimonio del Estado. Además, afirmó que «es una sinagoga. Pero una sinagoga sin culto» detallando que las relaciones entre católicos y judíos en España son excelentes».
Así, dijo que «desde el Concilio Vaticano II y la Declaración Nostra Aetate, las relaciones han ido mejorando con toda rapidez y, además, la Constitución que nos hemos dado todos los españoles fija un marco de convivencia religiosa que nos permite vivir juntos con total normalidad y armonía». Por eso, el colectivo quiere insistir en que la petición acerca de la Sinagoga Mayor de Toledo no es un contencioso con la Iglesia, «sino una cuestión histórica que se debe cerrar precisamente para enterrar un vestigio de una época que ya pasó y que nada tiene que ver con la actual». Asimismo, Querub destacó que el Centro de Estudios Judeo-Cristiano del Arzobispado de Madrid contribuye de forma significativa al mutuo conocimiento, estima y entendimiento. Asimismo, hizo un balance «positivo» del XXII encuentro desde 1972, impulsado tanto desde el Vaticano como desde las Comunidades judías. Explicó que el hecho relevante es que este encuentro se haya producido en España por primera vez, lo que «demuestra el nivel de madurez y cordialidad existentes». El presidente añadió que el cardenal Rouco «tuvo la gentileza de oír nuestra petición como Presidente de la Conferencia Episcopal», aunque reconoce que la decisión corresponde al Arzobispado de Toledo, «ya que es un asunto local, aunque por su trascendencia histórica tenga dimensión nacional». En cualquier caso, apuntó que no hay novedades ni negociaciones. «La situación actual es un anacronismo innecesario y creemos que a todos nos interesa dejar atrás este capítulo», concluyó.
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