jueves, 1 de enero de 2009

La incesante cadena de errores que demuele a Oriente Medio

Quien alce la mirada sobre este nuevo capitulo de la pesadilla crónica de Oriente Medio adivinará una cadena de errores entrelazados de extensión infinita. El grupo Hamas, que no son precisamente los guerrilleros de Sierra Maestra, liquidaron el 20 de diciembre la inestable tregua bilateral y bombardearon con oleadas de misiles a Israel. Pretendían forzar con ese procedimiento bárbaro un cese del fuego con mejores condiciones que elimine el bloqueo económico, de medicinas, electricidad y combustibles que asfixia a la superhabitada lonja de Gaza.
Hamas, que actuó con un ojo demasiado ambicioso y confundido puesto en los cambios en Washington, se enfrenta ahora a una virtual guerra que de modo improbable haya estado en sus deseos posibles.
La reacción de Israel fue descomunal y arrasadora. Se golpearon 40 blancos en entre 3 y 5 minutos. Aunque se sostiene que pudieron haber muerto líderes del grupo ultraislámico, el resultado puede ser bien modesto pero cruel como castigo colectivo si se calcula el saldo extraordinario de víctimas sin precedente en los 41 años de ocupación militar de ese territorio palestino.
Además, este ataque difícilmente esmerile el poder de Hamas, más bien tenderá a consolidar el apoyo que mantiene en su vereda. Y así se sigue enhebrando aquella sucesión de errores como un efecto domino de resultado inverso.
El bombardeo se produce sobre el tercer aniversario de la victoria electoral que la organización que rivalizó con Yasser Arafat obtuvo en las elecciones en los Territorios, en enero de 2006, triunfo que Israel desconoció, al igual que EE.UU. y Europa.
Si Hamas obtuvo esa victoria fue tanto por el desprestigio del partido Al Fatah, hoy fervoroso aliado de Israel, como por la absurda decisión del entonces premier Ariel Sharon de retirar en 2005 los colonos israelíes de Gaza en forma unilateral. Al no establecer un acuerdo con los palestinos no pudo impedir que el grupo ultraislámico tradujera esa operación en una derrota de su histórico enemigo. El prestigio que le dejó ese momento, explica el triunfo electoral.
La consecuencia fue el hostigamiento del nuevo gobierno hasta que se partieron en dos los territorios, agravando el problema para todos. Y el ahogo económico de Gaza, cuya denuncia debió ser la única estrategia de Hamas en lugar de su cohetería insensata.
Este tejido puede seguir entrelazándose hasta develar que la única solución para esta crisis siempre hubiera sido la imposición de dos Estados con plenos derechos. Pero todo parece ilusorio. La creación de un Estado Palestino requeriría liberar territorios ocupados masivamente por una colonización que sólo obtuvo el amparo internacional de George Bush. La otra posibilidad de un solo estado con dos etnias en pacífica convivencia, es tan fantasiosa como cierto el dato de que el crecimiento exponencial de la población palestina más pronto que tarde generaría un masivo predominio árabe en ese espacio imposible.
Tampoco es posible dejar que esta crisis la resuelva el tiempo. Lo que se requiere es una acción que aumente la calidad de vida en los Territorios para que su martirio no alimente los extremos. El palestino Marwan Barguti, un historiador preso en las cárceles de Israel y cargado de prestigio, es considerado una de las llaves para un salto adelante. Se lo considera el único posible para generar las condiciones del final de la ocupación. Y vale un dato. Con toda la carga simbólica de la comparación, en la propia Israel lo asumen como el Nelson Mandela de los palestinos. No es poco.Fuente Clarin

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