Un israelí, el bien más preciado de Hamas

El soldado Gilad Shalit, secuestrado desde hace más de dos años, vuelve a convertirse en el arma más poderosa del grupo terrorista "¿Por un soldado hacen todo esto?".
Esa pregunta que se escuchó (y se escucha) en varias oportunidades llegó a ser detonante de fuertes crisis internas en los diferentes gobiernos de Israel, internas de los partidos, y hasta en el corazón de la sociedad misma. Pero quizá la respuesta a este interrogante se encuentre en el compromiso moral e inalienable que mantiene Israel para con sus soldados, hoy un punto débil que deberá enfrentar Olmert en las próximas horas si se toma en cuenta que Hamas mantiene secuestrado hace más de dos años al soldado israelí Gilad Shalit, al cual se supone todavía vivo, lo que lo hará prever a su vez que el operativo militar israelí no dificulte las perspectivas para una liberación efectiva.
Este militar fue secuestrado el 25 de junio de 2006 por milicianos de Hamas que cavaron un túnel bajo el muro que separa la Franja de Gaza del territorio israelí. Los esfuerzos para rescatar al militar a cambio de liberar a prisioneros palestinos en Israel a través de una mediación egipcia resultaron hasta el momento infructuosos.
Gilad Shalit, que permanece secuestrado en Gaza, representa para Hamas lo mismo que un as de espadas para un jugador de truco. Es la carta más fuerte del grupo terrorista. Por ello, no sorprendería que el movimiento extremista decida elevar el precio por su liberación.
Durante las últimas horas, algunos medios israelíes -citando fuentes palestinas- publicaron que en los ataques a la Franja de Gaza durante el fin de semana había resultado herido Shalit, pero fuentes de seguridad israelíes calificaron inmediatamente la información de poco creíble. "No tenemos ninguna información sobre el estado de salud de Gilad Shalit, pero creemos que las cosas que se dicen son poco creíbles porque no tienen ningún sustento", aseguró a lanacion.com una fuente de la Cancillería israelí.
Sin embargo, pese a los antecedentes a flor de piel observados en julio de este año, cuando el grupo terrorista Hezbollah entregó dos ataúdes con los cadáveres de los soldados Ehud Goldwasser y Eldad Regev (devueltos a cambio de cinco libaneses con vida y los restos de 199 combatientes), resulta difícil pensar que los miembros de Hamas asesinen a Gilad Shalit, sino que completamente en sentido contrario, harán todo lo posible para mantenerlo con vida.
La responsabilidad para asegurar el regreso de todos los soldados destinados a misiones operativas constituye para Israel uno de sus pilares fundamentales. Por ello, desde hace varias décadas, el país desarrolla intercambios desiguales de prisioneros. Allí, entre otros, se recuerda la liberación de 4600 cautivos palestinos que fueron puestos en libertad a cambio de seis soldados israelíes en 1983.
Con esos antecedentes, no sería ilógico pensar que Hamas, la organización extremista que desde junio de 2007 controla la Franja de Gaza y se niega a reconocer la existencia del Estado judío, vuelva a convertir al soldado israelí en un preciado botín de guerra para conseguir un cese del fuego o, incluso, alcanzar una nueva tregua.
Contra todas las leyes. Hace casi 900 días, Gilad Shalit permanece cautivo, y en todo este tiempo, con el fin de obtener acceso directo a él y restablecer el contacto entre él y sus familiares, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) realizó innumerables llamados y contactos indirectos con los dirigente de Hamas, pero todos fueron inútiles, producto de las innumerables violaciones a las leyes del tratado de Derecho Internacional Humanitario (DIH).
"Aunque nuestros intentos han sido hasta ahora infructuosos, seguiremos haciendo todos los esfuerzos posibles por averiguar la situación de Gilad Shalit. Desearíamos reunirnos con él en privado, a fin de realizar una evaluación independiente de sus condiciones de reclusión y de su estado de salud", expresó en ese sentido Pierre Wettach, jefe de la delegación del organismo en Israel.