¿Cómo puede el Movimiento Feminista influir sobre el público israelí y representar a una variedad mayor de mujeres? Esa fue una de las tantas cuestiones que despertaron el entusiasmo colectivo en el Congreso del Movimiento Feminista, realizado en Nazareth, durante el pasado fin de semana.
En el momento en que las voces acallaron las palabras de la disertante una de las mujeres del público comentó sonriente: "Nuevamente la voz femenina es silenciada".Eso demuestra no sólo que las mujeres feministas tiene humor sino la singularidad del evento: el 16º Congreso Nacional Feminista, desarrollado en Nazareth durante el último fin de semana.
El comienzo no fue fácil. El Congreso se realizó en el Hotel San Gabriel, ubicado en las inmediaciones de la montaña y, cuyo acceso es sinuoso. La elección del lugar no es solamente un tema técnico sino histórico. Durante las 15 veces anteriores, nunca se desarrollo en una ciudad o aldea árabe. En ésta oportunidad, se realizó en Nazareth que tiene una larga historia de lucha femenina. Todos los debates y la propaganda se efectuaron en hebreo y árabe.
De hecho era posible decir más de una palabra en árabe. O en ruso y arameo. Y más... porque lo sobresaliente fue la diversidad de mujeres. Ni siquiera es posible divisarlo por las calles ni tampoco en los lugares de trabajo. No sólo por los colores o por la ropa, sino las formas, los estilos y los modales.
De pronto, las que vemos por la calle, del mismo estilo, vestidas casi igual, peinadas casi igual, maquilladas del mismo modo, aunque con pequeñas diferencias, aquí se veían diferentes entre sí. La pregunta sobre: ¿Cómo debe verse una mujer? carecía de relevancia.En qué otro sitio es posible disfrutar, sobre el mismo escenario, de una referí árabe, de una mujer judía hindú de Ramle que observa a sus hijos revoloteando y una de las fundadoras del movimiento.
Más allá de ser un encuentro emotivo, en el que participaron más de 500 mujeres, representó un hito en la historia del Movimiento Feminista Israelí. En ésta oportunidad se abrió la puerta a la integración de la nueva generación. Las más jóvenes son diferentes. Entre sus líderes se destacan mujeres de origen oriental, también lesbianas que tuvieron su propia representación sobre el escenario. Esta generación se propone metas, entre ellas, la independencia económica.
En un panel, la militante e investigadora Dorit Abramovich, presentó algunos datos del informe de Organizaciones Feministas en Israel, publicado en enero. En los 2 últimos años, aumentó y creció la participación. De 14 organizaciones existentes en 1990, se registran 65 en el presente año a las que hay que sumar 9 centros de asistencia a las víctimas de ataque sexuales y 14 refugios para mujeres golpeadas.
Según Abramovich, la interacción entre las organizaciones permite una influencia mayor en la opinión pública y en su pensamiento.
Desde los años 90, el Movimiento Feminista, que en sus comienzos, fue liderado por mujeres judías de origen ahkenazí, optó por la tendencia a una representación equitativa. En cada comisión o panel, debía haber una representación de iguales cantidades de ahkenaziot, orientales y árabes. Luego se incluyeron las lesbianas, quienes recibieron un cuarto de participación. Hoy está en cuestión esa proporción ya que se reclama la equidad.
Las actividades a favor de la paz y la interacción con mujeres palestinas, constituyen parte natural de los destinos que se propone el movimiento.
Si en los paneles y en los talleres, se habló de identidades diversas y cambiantes, sobre el campo, se obtuvo una clara muestra de ello.Fuente Cidipal
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