miércoles, 24 de junio de 2015

NAZIS
Hallan más pruebas de la existencia de un refugio de jerarcas nazis en Argentina
El equipo que investiga una construcción en la selva encontró nuevos indicios de que el lugar fue ocupado por al menos simpatizantes del regimen alemán.

La existencia de un posible refugio para jerarcas nazis en la selva misionera, cerca de las ruinas jesuíticas de San Ignacio, desvela a un equipo de investigadores, que volvió a trabajar en el lugar y halló otros indicios que revelan claramente que las construcciones de piedra fueron ocupadas al menos por simpatizantes del regimen alemán.

El dato, aportado por el equipo que encabeza Daniel Schávelzon, investigador del Conicet y director del Centro de Antropología Urbana (CAU), fue publicado por Clarín hace tres meses y tuvo repercusión mundial.
La nueva incursión de los especialistas en la selva permitió encontrar nuevos elementos que abonan la teoría, pero todavía no son concluyentes. El hallazgo de otras construcciones en lugares cercanos hace suponer que no sólo se erigió una vivienda aislada del resto de la población y en un sitio de muy difícil acceso, sino que hubo una serie de edificaciones siguiendo un patrón arquitectónico que no se condice con el de la zona. Es que en San Ignacio sólo los jesuitas utilizaron el asperón rojo para construir las reducciones, mientras que las viviendas de mediados del siglo pasado fueron levantadas con ladrillos.

La primera sorpresa fue el hallazgo de otra construcción de piedra de menor tamaño y fuera del Parque Provincial Teyú Cuaré. Ubicada en una zona desde la cual se puede observar el río Paraná escurriéndose hacia el Sur, la edificación no tiene las características de una casa. No mide más de 3×3 metros y cuenta con dos puertas enfrentadas y una ventana de gran tamaño con vista al río. A pocos metros, un pozo de agua con un prolijo brocal y un solado de piedra que, se supone, pudo haber sido el piso de una construcción de madera; y un colector pluvial de cemento, algo atípico.

Después de un día de trabajo en el lugar, uno de los integrantes del equipo advirtió que una de las piedras estaba fuera del nivel. Apenas lograron retirarla, se encontraron con una oxidada lata de dulce de membrillo que principios de los años 40. En el interior, había dinero argentino de la época, una postal del encuentro entre Benito Mussolini y Adolf Hitler y un recorte de diarios con la imagen de un soldado alemán con la cruz esvástica. Además había otro recipiente menor, de un callicida de origen alemán, que contenía una moneda de 50 Reichspfennig (Alemania, 1942), dos monedas de una Corona (República Eslovaca, 1940), una moneda de un Dinar (Yugoslavia, 1938) y una moneda de un centavo argentino acuñada en 1939.

Schávelzon no descarta que el propietario de esos objetos haya sido algún soldado integrante del ejército alemán que luego emigró hacia Argentina y terminó recluído en la selvática Misiones, quizás con la misión de vigilar uno de los accesos a la enorme y lujosa vivienda que se había construido en una zona que está “custodiada” por dos peñones.

“Creemos que esta lata era de alguien que guardó sus recuerdos de cuando era joven, entre ellos monedas de los lugares donde estuvo durante la Segunda Guerra Mundial”, se entusiasma. En una anterior visita al lugar ya habían encontrado monedas de origen alemán que datan de entre 1938 y 1944. “Con esto corroboramos la presencia del nazismo”, asegura.

Los rastrillajes y excavaciones se realizaron también en la zona donde está la denominada “Casa de Bormann” por los lugareños. Además de hallar vestigios de pequeñas construcciones de piedra en los alrededores, se toparon con un tajamar que -se cree- fue levantado para dificultar el acceso desde el río. “Hicieron esta represa de cien metros con las mismas piedras que se utilizaron para la casa y plantaron árboles frutales en los alrededores”, detalló el investigador.

Otro de los hallazgos valiosos fueron los pozos que se hicieron para depositar la basura domiciliaria. En esos huecos aparecieron frascos de remedios y latas, muchas de ellas de origen alemán, además de restos de vajilla de porcelana cara.

Schávelzon sostiene que “a mitad de la Segunda Guerra Mundial, la Aeronáutica nazi generó un proyecto secreto de construcción de refugios para que los más altos jerarcas nazis pudieran esconderse tras una derrota. Eran sitios inaccesibles, en medio del desierto, en una montaña, en un acantilado o en el medio de una selva como ésta”.

Hasta marzo se habían detectado tres edificios: una vivienda muy confortable, un depósito y un tercero, preparado para ser un puesto de vigilancia. La aparición de nuevas construcciones y objetos de la época nazi parecen convalidar la hipótesis de los investigadores.

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