COMO BLOQUEAR LA ESTRATAGEMA DE LA INDEPENDENCIA PALESTINA (

El Congreso puede seguir el ejemplo de Jim Baker en 1989 a amenazar con cortar el dinero americano para la ONU.

3/6/11
Por JOHN BOLTON

Ahora que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y su reciente contrincante, Barack Obama, están de vuelta en las esquinas, el siguiente punto de ignición político árabe-israelí podría ser este otoño en la Asamblea General de la ONU. La Autoridad Palestina está presionando a los miembros de la Asamblea para legitimizar su pretensión de status internacional como un "estado".
Reconocer "la condición de estado" no significa pertenencia a la ONU, pero sin embargo, sería un éxito importante palestino. Una resolución de reconocimiento de un "estado" palestino también podría declarar que sus fronteras son las fronteras de 1967 (en realidad, meramente la línea de armisticio de 1949), con o sin la advertencia del presidente Obama sobre "intercambios de tierra acordados."
El objetivo palestino obvio es quitar los problemas de la condición de estado y límites de la esfera de las negociaciones bilaterales con Israel, haciendolos hechos consumados. El otoño pasado, los palestinos se centraron en la obtención de una resolución del Consejo de Seguridad para este fin. Ellos creyeron, por la razón que sea, que el Sr. Obama no ordenaría un veto estadounidense, como sus predecesores lo hubieran hecho sin dudar. Muchos pensaron que la administración podría incluso votar "sí" en lugar de abstenerse.
Cuando quedó claro que la oposición de EEUU en el Consejo de Seguridad era probable, sobre la condición de estado o pertenencia a la ONU, la atención palestina se desplazó a la Asamblea General, donde no hay veto. Las resoluciones de la Asamblea General no son jurídicamente vinculantes, y ese órgano no tiene autoridad para reconocer a estados, aunque sus acciones pueden ser políticamente poderosas, como demostró la Resolución de 1975 "Sionismo es racismo."
Esto es déjà vu una vez más. A finales de 1988, los palestinos emitieron una "declaración de independencia", cambiando el nombre de su delegación de observadores de la ONU de "Organización de Liberación de Palestina" a "Palestina" para que suene más como un estado, a la que decenas de países reconocieron. Los palestinos luego hicieron campaña para unirse a organismos de Naciones Unidas como la Organización Mundial de la Salud, razonando que como el estatuto de la ONU sólo permite a estados como miembros, la admisión de "Palestina" demostraría que este, también, era un estado.
Ridícula en el mundo real, pero no en la ONU, la campaña de la OLP obtuvo apoyo abrumador allí. La nueva administración de George HW Bush e Israel protestaron que "Palestina" manifiestamente no cumplía con las definiciones del derecho internacional consuetudinario de estado, tales como tener un territorio claramente definido y ejercer las responsabilidades nacionales e internacionales de un gobierno legítimo. Países del Tercer Mundo se concentraron casi por unanimidad con la OLP, y la respuesta de Europa fue débil. Los diplomáticos europeos creyeron que la oposición de Washington era meramente pro-forma debido al "lobby judío".
Ante la casi certeza de la derrota, el Secretario de Estado James Baker, advirtió públicamente: "Voy a recomendar al Presidente que los Estados Unidos no hagan nuevos aportes, voluntariamente o evaluados, a cualquier organización internacional que haga cualquier cambio en el status de la OLP como organización observadora."


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Ningún político de la habilidad del Sr. Baker daría a conocer sus propuestas a menos que él supiera que el presidente las aceptaría, y esta realidad fue entendida rápidamente a nivel internacional. A pesar que derrotar a la campaña de la OLP requirió más maniobras, la declaración del Sr. Baker fue el toque de muerte para el impulso de la "independencia."
La lección para hoy es clara. Si el presidente Obama quiere bloquear una resolución de la Asamblea General de un estado palestino, el debe actuar esencialmente como los señores Bush y Baker lo hicieron. Sin embargo, es muy poco probable que Obama haga algo tan decisivo, por lo que muchos en Estados Unidos e Israel siguen estando profundamente preocupados por esta última maniobra diplomática palestina.
Por consiguiente, debemos recurrir al Congreso, que tiene una rica historia en tratar con acciones de las Naciones Unidas que no aprecia. En lugar de esperar por una amenaza estilo Baker, el Congreso debe legislar ampliamente que cualquier acción de la ONU que pretenda reconocer o autorizar un estado palestino se traducirá en un punto de corte de todas las contribuciones de EEUU al organismo ofensor. Si la Asamblea General pasara por alto esta advertencia, todos los fondos serían cortados a la hinchada Secretaría en New York, pero no a un organismo independiente como la Organización Mundial de la Salud, el Organismo Internacional de Energía Atómica, y otros con sus propios órganos rectores y mecanismos de financiación.
La lógica es la misma hoy que en 1989. Por otra parte, nuestro déficit presupuestario federal actual proporciona una razón más atractiva para reducir las contribuciones a las Naciones Unidas. Si las realidades políticas hacen que sea imposible cortar por completo la financiación, tal vez una reducción parcial, digamos 50%, podría ser un compromiso adecuado.

Aunque la Asamblea General no volverá a reunirse hasta septiembre, no hay tiempo que perder. La coalición de Fatah con Hamas ya ofrece motivos legales (ya que EEUU registra a Hamas como una organización terrorista) para eliminar la financiación a la Autoridad Palestina. La reducción de fondos de EEUU a la ONU es el siguiente blanco de oportunidad disponible y muy visible. Presenta a los miembros de la ONU una pregunta fascinante: Ellos reconocen un estado palestino, o mantienen el dinero de Estados Unidos?

El señor Bolton, quien se desempeñó como embajador de EEUU ante las Naciones Unidas desde 2005 a 2006, es un alto miembro del Instituto Americano de Empresa.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.