miércoles, 29 de junio de 2011

EN DEFENSA DEL DISCURSO 'HIRIENTE'

Un tribunal holandés reivindica el derecho de un politico a dar a conocer opiniones controvertidas sobre el Islam.

24/6/11

Por GEERT WILDERS

Ayer fue un día hermoso para la libertad de expresión en los Países Bajos. Un tribunal de Amsterdam me absolvió de todos los cargos de incitación al odio después de un calvario legal que ha durado casi dos años. Los holandeses aprendieron que el debate político no ha sido abolido en su país, y se enteraron que todavía se les permite hablar críticamente sobre el Islam y que la resistencia contra la islamización no es un delito.
Yo fui llevado a juicio a pesar de ser un político electo y el líder del tercer partido más grande en el parlamento holandés. No fui procesado por alguna cosa que hice, sino por lo que había dicho. Mi punto de vista sobre el Islam es que no es tanto una religión como una ideología política totalitaria con elementos religiosos. Si bien hay muchos musulmanes moderados, la ideología política del Islam es radical y tiene ambiciones globales. Yo expresé estas opiniones en entrevistas de diarios, artículos de opinión y en mi documental del 2008, "Fitna".
Fui arrastrado a los tribunales por organizaciones de izquierda e islámicas que estaban inclinadas no sólo a silenciarme, sino a sofocar el debate público. Mis acusadores afirmaron que yo deliberadamente "insulté" e "incité a la discriminación y el odio" contra los musulmanes. El Código Penal holandés declara en sus artículos 137c y 137d que cualquiera que "pública, verbalmente o por escrito o imagen, deliberadamente, se exprese de una manera que incite al odio contra un grupo de personas" o "de alguna manera insulte a un grupo de personas por su raza, religión o creencias, su inclinación hetero o homosexual o su discapacidad física, psíquica o mental, será castigado."
Yo fui arrastrado a los tribunales por declaraciones que he hecho como político, y que estaban destinadas a estimular el debate público en un país donde el debate público se ha estancado desde hace décadas. Los partidos políticos holandeses se ven a sí mismos como guardianes de un status quo estéril. Yo quiero que nuestros problemas sean discutidos. Creo que los políticos tenemos una responsabilidad pública de promover debates sobre temas importantes. Creo firmemente que cada debate público tiene la perspectiva de educar.
Mis puntos de vista representan aquellos de un número creciente de los votantes holandeses, que han acudido en rebaño al Partido para la Libertad, o PVV. El PVV es el partido de más rápido crecimiento en el país, pasando de un escaño en la Cámara de Representantes de 150 escaños en 2004, a nueve escaños en 2006 y 24 escaños en 2010. Las opiniones de mi partido, sin embargo, son tan poco comunes en los Países Bajos que son consideradas blasfemas por las elites de poder que temen y resienten la discusión.
Es por eso que fui llevado al tribunal, a pesar que el fiscal no vio motivos para procesarme. "La libertad de expresión cumple un papel esencial en el debate público en una sociedad democrática", han dicho los fiscales en repetidas ocasiones durante mi juicio. "Que los comentarios sean hirientes y ofensivos para un gran número de musulmanes no significa que sean punibles".
Los Países Bajos es uno de los pocos países en el mundo en el que un tribunal puede obligar a la Fiscalía a procesar a alguien. En enero del 2009, tres magistrados de la Corte de Apelaciones de Amsterdam ordenaron mi juicio en un veredicto motivado políticamente que se centró en el contenido del caso. Ellos dieron a entender que yo era culpable y ordenaron mi acusación. El caso fue remitido posteriormente al Tribunal de Primera Instancia de Amsterdam.
Los jueces que me absolvieron ayer ya tenían una resolución perentoria de la corte de apelaciones en su escritorio. Ellos decidieron, sin embargo, seguir los argumentos del fiscal, quien durante el juicio una vez más reiteró su posición y había pedido la absolución total.
Aunque obviamente estoy aliviado por la decisión de ayer, mis pensamientos estan con personas como el periodista danés Lars Hedegaard, la activista de derechos humanos austríaca Elisabeth Sabaditsch-Wolff y otros que han sido recientemente condenados por criticar al Islam. Ellos no han sido tan afortunados. En demasiados países occidentales todavía es imposible tener un debate sobre la naturaleza del Islam.
La mayor amenaza para nuestras democracias no es el debate político, ni es el disenso público. Como el juez norteamericano Learned Hand, una vez dijo en un discurso: "Esa comunidad ya está en proceso de disolución... cuando la fe en la supremacía final de la razón se ha vuelto tan tímida que nosotros no nos atrevemos a ingresar nuestras convicciones en las listas abiertas para ganar... o perder." Ha sido un principio en el pensamiento europeo y americano que los hombres sólo son libres cuando ellos respetan las libertad del otro. Si los tribunales no pueden garantizar esto, entonces sin dudas una comunidad está en proceso de disolución.
Legislación tal como los artículos 137c y 137d del Código Penal holandés desgracian a nuestras sociedades democráticas libres. Sobre la base de esta legislación, se me impidió representar a mi millón y medio de votantes en el parlamento, porque yo tuve que estar en la sala del tribunal durante varios días, a veces hasta tres días por semana, durante el pasado año y medio. Dicha legislación debe ser abolida. Debe ser abolida en todos los países occidentales, donde existe y ser reemplazada por las cláusulas de la Primera Enmienda.
Los ciudadanos no deben nunca permitirse ser silenciados. Yo he hablado, hablo y continuaré hablando.

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