Las generaciones más jóvenes pueden encontrar difícil notar la diferencia entre mantener un perfil bajo y arrastrarse.
18/06/2011
Por ISI LEIBLER
El liderazgo anglo-judío una vez más está en el candelero después de su respuesta al comportamiento reciente del primer ministro británico, David Cameron.
Hoy en día toda comunidad judía involucrada en tratar con el gobierno se siente desafiada por la necesidad de equilibrar la diplomacia silenciosa con la acción pública. Incluso los líderes judíos estadounidenses, que se enorgullecen de la acción pública estridente, se encuentran en un dilema de cómo responder al conflicto entre el presidente Barack Obama y el Primer Ministro Binyamin Netanyahu.
Pero la anglo-judería tiene una tradición larga y única de mantener un perfil bajo como política deliberada, incluso exponiendo la efectividad de la acción judía basada en "susurrar" en lugar de "gritar".
El problema es exacerbado con el status otorgado a los judíos anti-Israel, quienes cada vez más son citados en forma aprobadora en los principales medios de comunicación y frecuentemente se les da mayor prominencia que al liderazgo judío establecido.
Además, hay una creciente inclinación, conciente o no, al aumentar el número de judíos en adoptar una moda antisionista con el fin de distanciarse del creciente anti-israelismo que satura todos los niveles de la sociedad. Esto es brillantemente retratado en la novela Premio Booker 2011 de Howard Jacobson, La Pregunta de Finkler, que retrata satíricamente a un judío británico asimilado que buscan escapar a su herencia judía e "integrarse" volviendose contra su pueblo.
En noviembre pasado, con la hostilidad de los medios de comunicación británicos contra Israel llegando a un máximo histórico, esta tendencia llegó a su clímax cuando Mick Davis, Presidente de la United Jewish Israel Appeal (UJIA), instó públicamente a judíos británicos a ser más críticos con Israel, e hizo una serie de declaraciones extrañas condenando las políticas israelíes de seguridad. El tema fue cubierto en una columna del Jerusalem Post que escribí a principios de este año.
No hace falta decir que ninguna persona seria niega el derecho de los judíos de la Diáspora a criticar aspectos de Israel o condenar lapsos morales por parte de israelíes en la vida pública. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, era considerado reprochable para los judíos viviendo fuera del estado judío ejercer presión en relación con las políticas de seguridad que podrían tener consecuencias de vida o muerte para los ciudadanos israelíes.
Ninguna otra comunidad judía, entre ellas la de EEUU, cuyos judíos son considerados mucho más liberales que sus homólogos británicos, toleraría tales arrebatos por parte de un líder supuestamente tradicional. Davis es, después de todo, la cabeza de la UJIA, no un portavoz de J Street.
Es en un entorno tan volátil que los líderes bien intencionados de la Junta de Representantes intentan encontrar soluciones. Pero, por desgracia, su obsesión con los méritos de mantener un perfil bajo, no hacer olas, y la determinación a evitar confrontaciones proporciona credibilidad a las acusaciones que con frecuencia ellos son percibidos como "temblorosos israelitas."
Junto con BICOM - una organización generosamente financiada encargada de promover la defensa de Israel - ellos están continuamente a la defensiva, tratando desesperadamente de demostrar su buena fe a la Izquierda, invirtiendo más esfuerzos en contra de grupos fascistas marginales que contra los mucho más amenazantes extremistas árabes y nativos anti-israelíes.
Ellos también ceden excesivamente en condenas rituales contra la islamofobia, pero son reacios a enfrentarse a los líderes de la comunidad musulmana por no condenar el terrorismo y el extremismo en sus propias filas.
En las universidades, la situación sigue empeorando.
Campañas para promover el boicot, desinversión y sanciones contra Israel están a la orden del día. Muchos estudiantes judíos se sienten intimidados por la agresividad y la violencia de los izquierdistas pro-palestinos y árabes.
Pero incluso en estos casos, la dirigencia pide "moderación".
Hace unos meses, un estudiante judío repartiendo panfletos pro-israelíes fue brutalmente atacado, mordido en la cara y hospitalizado. En lugar de apoyarlo, el Director Ejecutivo del Consejo de Liderazgo Judío afirmó que el estudiante había provocado esto sobre sí mismo: "Si ellos van buscando problemas, en realidad no debería sorprendernos que este tipo de cosas sucedan", dijo.
El gobierno conservador británico parece ser aún más hostil hacia Israel que su predecesor del laborismo. En marzo de este año, Cameron pronunció un importante discurso ante la comunidad judía ensalzando sus contribuciones y condenando el antisemitismo, afirmando que su creencia en Israel era indestructible, e incluso describiendose a sí mismo como sionista. Sin embargo, a pesar de cantar mantras sobre la amistad supuesta con el estado judío, él y el Ministro de Relaciones Exteriores, William Hague, se sabe que están a la vanguardia del bloque anti-Israel de la Unión Europea. Esto fue ejemplificado por la reciente decisión de Cameron de poner fin a la tradición de siglos de los primeros ministros británicos que actúan como patronos al Fondo Nacional Judío (KKL). La medida fue en respuesta a intensas campañas de cabildeo de grupos anti-israelíes y árabes que habían iniciado una "Campaña para Detener el Fondo Nacional Judío" durante el mandato de Gordon Brown, pero habían sido rechazadas entonces. Mientras inicialmente alegó que la medida fue tomada para facilitar el trabajo de Cameron, el Jewish Chronicle informó posteriormente que un portavoz de la oficina del primer ministro había confirmado que la razón del retiro fue la vinculación del KKL con Israel. El editor del Jewish Chronicle fue tan lejos como describir la decisión del primer ministro como "el equivalente de meterle dos dedos a la comunidad judía de Gran Bretaña."
Con la excepción de una declaración por parte de la Federación Sionista y de la rama británica del KKL, los líderes anglo-judíos respondieron a esta afrenta con silencio ensordecedor.
Sin embargo, fieles a su estilo, Davis, de la UJIA, y su colega Gerald Ronson, jefe de la CST (Comunidad del Fideicomiso de Seguridad) - la organización creada para combatir el antisemitismo - la semana pasada hablaron. Ellos se disociaron inmediatamente de una condena del KKL de Reino Unido a la decisión mientras capitulaban ante la presión de los grupos extremistas anti-israelíes. En lo que podría ser definido como arrastrarse, ellos dieron a Cameron una cuenta de salud completamente limpia, describiendo como "ridícula" la sugerencia que "la decisión de renunciar tenía algo que ver con la presión de grupos anti-israelíes o reflejaba una opinión negativa sobre Israel", porque el Primer Ministro es un" fiel amigo "de Israel.
Hoy, a nivel de base, algunos judíos británicos - e incluso una cantidad de puestos de liderazgo - estan hartandose de la actitud de sus portavoces a quien acusan de estar en negación y restando importancia en forma excesiva a la extensión del antisemitismo. Ellos están exigiendo respuestas más enérgicas a las acometidas anti-judías y anti-israelíes.
Esto fue manifestado en las protestas por parte de los representantes de la tropa en el plenario de la Junta de Representantes, y la adopción de un tono más afirmatio por parte de la Federación Sionista.
La "Coalición Británica para Israel", un nuevo organismo promoviendo principalmente la defensa pro-israelí, ha recibido el apoyo entusiasta de amplios sectores de la comunidad.
A pesar del nivel creciente del antisemitismo en el Reino Unido, la batalla principal debe ser asegurar que una generación de nuevos líderes surja desde dentro de la comunidad judía que tenga el coraje y la convicción de posicionarse y defender sus intereses.
Si aquellos que entierran sus cabezas en la arena y no se enfrentan a las fuerzas demonizando y deslegitimizando a Israel llevan el día, eso tendrá un impacto catastrófico en los jóvenes cuya confianza en sí mismos se debilita a medida que observan a sus mayores corriendo a cubrirse. Si los libelos antisemitas y anti-israelíes no son enfrentados, la generación más joven va a absorber la falsa narrativa palestina sobre el conflicto árabe-israelí, la cual retrata a Israel como un estado canalla, nacido en pecado, ocupando territorio árabe y negando a los palestinos sus derechos humanos básicos.
Este artículo fue adaptado de comentarios presentados en una sesión plenaria en el Centro Sassoon Internacional para el Estudio del Antisemitismo y el Colegio Universitario London Israel Alumni Association el 16 de junio.
Fuente: The Jerusalem Post- Traducido por Luisa Kasvin especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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