martes, 28 de junio de 2011

Polacos judios y xenofobia en Costa Rica:

Ronald Soto-Quirós
Polacos judios y xenofobia en Costa Rica:
1929 - 1941
Los años que precedieron la independencia en 1918 de Polonia no fueron años ni de estabilidad política ni económica. Bajo la omnipresencia política del ma-riscal Pilsudski y particularmente desde 1926, este país se hallaba sumergido en un proceso de reconstrucción y reorganización y en el contexto de una difícil situación económica que agravaba las tensiones sociales. En 1923, por ejemplo, la inflación degenera en hiperinflación, en 1924 la producción industrial no sobrepasaba el 56% de la producción de 1913 mientras y en 1932 la producción llega a su más bajo ni-vel.1
Según el censo de 1921 la población de Polonia se elevaba a 27 millones de habitantes de los cuales 69% eran polacos, 14% ucranianos, 8% judíos, 3,9% bielo-rrusos, 3% alemanes y el resto lituanos, rusos y checos. En cuanto a la confesión re-ligiosa se establecía un porcentaje de 65% de católicos, 10% de greco católicos, 12% de ortodoxos, 10% israelitas y 2,5% protestantes. La inmensa mayoría (75%) vivían en el campo. Los campesinos representaban el 55% de la población, los obre-ros 27%, la pequeña burguesía 11%, la intelligentsia 5%, la burguesía 1% y los pro-pietarios de tierras 0,3%. 2
En particular, con respecto a la población judía podemos señalar que si en 1921 representaban un 10,5%; en 1931 un 9,8% y en 1939 3,5 millones, o sea, el 20% de los judíos del planeta.3 Durante estos años, los judíos residían en la mayor parte en las ciudades. El censo de 1931 indica que 77% de los judíos vivía en la ciu-dad y el 23% en el campo. Varsovia contaba con 352.000 judíos, el 39% de la po-blación total, Lodz 202.000 (33%), Lwow 99.000 (33%), Cracovia 56.000 (26%), Wilno 55.000 (28%), Lublin 38.000 (35%) y Biaystok 39.000 (45%). También en muchas pequeñas ciudades que pertenecían a Rusia antes de la Primera Guerra Mundial, los judíos eran incluso mayorías: Pinsk, Rowne, Miedzyrzec Podlaski, Kowel y Brest - Litovsk.4
Durante este período los judíos polacos vivieron diferentes formas manifesta-ciones de antisemitismo.5 Una alternativa a esta realidad fue la emigración. Sin em-bargo, las puertas que se les habían abierto a los inmigrantes en Estados Unidos y
1 Tymowski, Michał. Une histoire de la Pologne. Montricher, Suisse, Les Editions Noir et Blanc, 1993, pp. 108-116.
2 Ibid., p. 107.
3 Tollet, Daniel. Histoire des juifs en Pologne du XVIe siècle à nos jours. Paris, Presses Universitaires de France, 1992, p. 259.
4 Bartoszewski, Władysław. Zegota, Juifs et Polonais dans la résistance, 1939-1944. Paris, Criterion, 1992, pp. 17-18.
5 Véase claramente la situación de los judíos en Polonia en el período de nuestro estudio en los siguiente capítulos: "La place des Juifs dans la vie politique polonaise (1919-1939)" y "Les Juifs dans la société et l’économie polonaise de l’entre-deux-guerre", en: Tollet, Da-niel, op. cit., pp. 259-284.
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Argentina empezaron a cerrarse desde 1921 en el primero y a partir de los treintas en el segundo. De tal manera, Costa Rica fue una de las opciones.
Se considera que la primera gran oleada inmigratoria judía al país se experi-mentó entre 1929 y 1939, período en que se mantuvo un flujo regular. Esta repre-sentó un saldo de unos 486 a 608 inmigrantes, unos 300 antes de 1933 y alrededor de 74 entre 1936 y 1939.6 Los judíos, en su mayoría, fueron polacos procedentes de dos poblaciones rurales, Zellochow - pueblo zapatero de la provincia de Lublin - y Ostrowietz - pueblo de Polonia central; aunque también hubo gentes de Varsovia y otras regiones.7
Los inmigrantes que ingresaron entre 1925 y 1930 no debieron presentar nin-guna cantidad de dinero y los que lo hicieron de 1931 a 1939 no tuvieron que hacer el depósito requerido de mil colones por disposición del Ejecutivo. Esta situación de favorecimiento hizo que se difundiera dentro de la población costarricense el criterio de que estaban ilegalmente en el país.
Pero, además de ser considerados ilegales, como ha analizado Lowell Gud-mundson, los polacos representaban una amenaza económica. Su participación en el fenómeno buhonero8, que consistía en que algunas empresas como la Mil Colores les otorgan mercancías (telas, etc.) y éstos las vendían con un novedoso sistema de cré-dito especialmente en la ciudad capital, en ciudades del Valle Central y en pueblos rurales, incluso se mencionan regiones como Turrialba (al este de Valle Central) y Nicoya (en el noroeste); significó un atentado para los comerciantes de distintas co-lonias extranjeras establecidas e involucradas en el comercio menor: la española, la libanesa, árabe en general, la alemana, la italiana, la china y algunos grupos de la élite local.9
El problema se definía como "una invasión de polacos que tan seriamente están perjudicando a nuestro comercio establecido con grave daño para los munici-
6 La presencia de los polacos data de 1917; en 1929 entran 13, aumenta significativamente en 1930 (80) y 1931 (86), baja un poco y en 1936 se suman 83. Schifter, Jacobo. "Caracte-rísticas socioeconómicas, religiosas y culturales del inmigrante judío a Costa Rica", p. 95 y Gudmundson, Lowell. "Aspectos sociales políticos y económicos del antisemitismo en Costa Rica (1900 - 1960)" p. 146, en: Schifter Sikora, Jacobo. El judío en Costa Rica. San José, EUNED, 1979.
7 Podemos ubicar también inmigrantes - según el número de importancia - de otras proce-dencias: Sieldce, Wiskow, Rowno, Lomza, Lukow, Makow, Bialystok, Szydlowiec, Pshid-kha, Hrubieszow, Dlugodsodlo, Grahewo, Estos datos según las listas de inmigrantes judíos polacos que solicitaron permisos de entrada a Costa Rica entre 1933 - 1936 y familiares que respaldaron esa solicitud, en: Schifter, J. Características..., p. 106.
8 María de los Angeles Hernández destaca que a pesar de su procedencia rural, estos pola-cos se dedicaron al pequeño comercio, industria familiar y artesanía muy propio de los pueblos judíos excluidos históricamente de las labores agrícolasHernández Jirón, Ma. de los Angeles. Factores disgregantes y colectivos en el proceso social de la comunidad judía costarricense. Tesis de Licenciatura en Estudios Latinoamericanos. Heredia, UNA, 1980, pp. 54 - 55.
9 Gudmundson, L. "Aspectos...", pp. 147 - 158.
17410 El malestar giraba alrededor del no pago de alquiler ni de patentes de las que casi excluvisamente dependían las municipalidades.
La crítica económica era comprensible en plena época de crisis. Monserrat Guibernau apunta que en tiempos de crisis, las minorías son peor tratadas; se les hace responsables de las desgracias que afectan a la sociedad entera y se les consi-dera culpables, debido a su ineficacia, pereza, falta de cultura, propensión al cri-men, arrogancia o éxito económico; de tal forma, cualquier excusa resulta válida pa-ra enfatizar la diferencia y cargarla negativamente.11
Entre 1931 y 1934, la Cámara de Comercio asumió una actitud crítica y las quejas fueron llevadas a periódicos y directamente a las municipalidades.12 El Ejecu-tivo llegó incluso a revisar a los vendedores ambulantes y las municipalidades impu-sieron nuevas tarifas aunque la actitud del gobierno fue en general despreocupada y hasta benéfica, pues incluso los mismos comerciantes al por mayor se interesaron en proteger a estos activos vendedores y miembros de los grupos que asumían posicio-nes contra los buhoneros cooperaban con los miembros de la comunidad judía.13
Pero además de ser competidores económicos y en plena época del discurso anticomunista, a los polacos judíos se les etiquetó como propagandistas de ideas comunistas.14 En mayo de 1931, el Diario de Costa Rica indicaba:
En la semana entrante la Secretaría de Gobernación dirigirá a las autorida-des subalternas una circular excitándolas a cumplir estrictamente las disposiciones que se dictarán para regular las actividades del comercio ambulante especialmente en el ramo de buhoneros. Los Agentes de casas comerciales serán provistos de una tarjeta de identificación, con la correspondiente fotografía.
La Secretaría de Gobernación está muy empeñada en esta campaña de depu-ración comercial, en especial la ejercida por buhoneros polacos, acerca de los cuales el Gobierno ha tenido noticias de que figuran entre ellos comunistas, que a juicio del Gobierno es un movimiento de tendencias disociadas, y perjudicial para la seguridad de la República y del orden público.15
Con respecto a esta vinculación, Schifter considera que un aspecto desagra-dable en la memoria de estos inmigrantes fue la acusación que se hizo entre 1932 y 1936 de que eran agentes de la Unión Soviética. Como indica un protagonista sobre mayo de 1931:
10 "¿Qué hubo del proyecto de Reformas a la Ley de Inmigración y Extranjería?", El Cen-sor, Año I, Nº 17, San José, 5/9/1932, p. 2.
11 Guibernau, Montserrat. Los nacionalismos. Barcelona, Editorial Ariel S.A., p. 102.
12 "Los comerciantes de San José insisten en una gestión", La Prensa Libre, Año XI, Nº 3541, San José, 22/5/1931, p. 4.
13 La situación era muy compleja y estaba sujeta a consideraciones hasta de tipo personal o familiar. Gudmundson, L., op. cit., pp. 152 - 158.
14 Gudmundson, L., "Aspectos...", p. 156.
15 "El Gobierno ha tenido noticias de que entre los buhoneros polacos figuran algunos pro-pagandistas de tendencias comunistas. De ahí su interés por regular las actividades del co-mercio ambulante. La Prensa Libre, Año XI, Nº 3531, San José, 10/5/1931, p. 4.
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A nosotros se nos acusó de ser agentes de la Unión Soviética. Decían que no éramos vendedores. Entonces, don Ricardo ordenó que nos registran: "chingo o no chingo, con valija o sin valija" dijo don Ricardo. No encontraron ninguna propa-ganda. Don Ricardo tuvo que hacerlo obligado, para demostrarle al pueblo que esas acusaciones eran un puro cuento.16
La mirada de judíos comunistas se sumaba muy atinadamente a la creencia cotidiana del costarricense de que "los judíos de ahora son los mismos que mataron a Nuestro Señor."17 Los polacos judíos eran considerados manipuladores ideológi-cos. El periódico El Censor apuntaba lo siguiente:
Estos hombres viven diseminados en las ciudades y los pueblos de la Repú-blica, convertidos en verdaderos agente de comercio barato y más fácil pago y más que en ello, en gentes que se preocupan por meter en las mentes de los trabajadores del campo sus ideas que no son por cierto muy amables, como suele decirse. Los po-lacos tienen todo el aspecto de conquistadores de voluntades y toman carácter de mi-sioneros, cuando se les ve hablar en corrillos de labradores, al caer la tarde, en los campos apartados... Estos polacos que se han colado en nuestra República, al verles con esa cara de mansos y humildes corderos, de verdaderos pastores de religión de mansedumbre, nos están haciendo mucho daño... Busca el campesino, porque en le-vantar a éste está el chiste y convertirlo en enemigo del patrón estriba la ciencia de la propaganda. No queríamos decir es comunismo, pero hay indiscutiblemente inteli-gencia en esta cruzada de polacos.
Y desde el otro aspecto, esto es del comercial, no pueden ser más nocivos es-tos agentes vendedores ambulantes. Convierten el comercio en campo de su inconse-cuencia y hacen un tremendo daño al comerciante establecido, que paga fuertes pa-tentes y alquileres de locales.
Sobre este punto, también es digno de considerar, por parte del Gobierno, la necesidad de echar del país a esta ingente cantidad de polacos que nos han invadido y que de sobra, se les da carta de naturalización sin considerar las consecuencias que ello implica para la salud de la patria.18
Mientras en Alemania los judíos fueron objeto de una política de discrimina-ción y aislamiento y se vieron forzados a la emigración desde 1933 en el contexto de la doctrina racial de Hitler;19 los años de 1933 a 1936, como bien indica Lowell Gudmundson, significaron también un período antisemita dirigido al control de los inmigrantes.20 En agosto de 1933, ante la negación de permiso de entrada del Go-bierno a un grupo de judíos alemanes que fueron deportados por Hitler y que pidie-
16 Schifter, J. El mundo..., pp. 333 - 334, Cfr. Entrevista a Isaac Wasserman realizada el 3/4/1978 (cita 9, p. 370), "Chingo" igual "desnudo".
17 "El Credo Costarricense", El Espectador, Año I, Nº 1, 15/7/1929, p. 14 - 15.
18 "¿Qué hay de los polacos y los movimientos comunistas?", El Censor. Año I. Nº 44. San José, 6/3/1933, p. 1.
19 Véase sobre este tema la primera fase de radicalización de la política antijudía entre 1933 y 1945: "El dogma racial: la persecución de los judíos", en: Abellán, Joaquín. Nación y na-cionalismo en Alemania. La "cuestión alemana" (1815 - 1990), Madrid: Editorial Tecnos, S.A., 1997, pp. 162 - 175.
20 Gudmundson, L., "Aspectos...", p. 158.
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ron al cónsul costarricense en Londres, el periódico comunista Trabajo explicaba la situación de rechazo al judío:
Alrededor de este asunto, la prensa burguesa ha hablado de reuniones de co-merciantes criollos, con el objeto de presionar al gobierno para que adoptara tal ac-titud. Esos comerciantes han llegado a declarar que no sólo debe impedirse la en-trada de nuevos judíos (llamados polacos), sino que a los que ya establecidos en el país debe deportárseles en masa, como según parece han hecho las burguesías de Colombia, El Salvador, etc.
Esta actitud nacionalista estrecha no puede ser más estúpida. Si la propia Constitución burguesa garantiza a nacionales y extranjeros la famosa "libertad de comercio", no hay razón en que apoyarse para oponerse a la entrada al país de gente que venga a comerciar, o para expulsar a los que en él ya estén. No dicen los capita-listas y sus plumíferos que la "competencia" es el motor del progreso humano? Pues bien, señores dejen que los polacos se acojan también a esa práctica comercial por ustedes tan alabada.
Conste que no tenemos conexión de ninguna especie con los polacos. Si al-guno de ellos es comunista, lo disimula muy bien. Más aún: los medios de usura y ex-plotación de la candidez de las gentes que ellos utilizan para vender sus "chunches", no lo utilizaría jamás un comunista. Pero si nosotros estamos respaldados moral-mente para decir esto en cambio carecen de todo respaldo los ataques que les hacen los comerciantes criollos. Ellos tienen métodos para ganar la plata que dejan chi-quitos a los de los judíos y polacos de todas las latitudes habitadas.21
En octubre de 1933, cundió la alarma de que 300 polacos llegarían al país.22 Sin embargo, el Gobierno comunicó que desde hacía dos meses y medio venía des-estimando la mayoría de solicitudes y que no permitiría "la entrada al país de ciuda-danos polacos ni de la gran totalidad de los extranjeros que hacen solicitudes en tal sentido".23 Días después se llegó a un escándalo por la supuesta introducción clan-destina durante los meses de setiembre y octubre.24 La Secretaría de Seguridad Pú-blica comunicó que se ejercía un verdadero control para impedir el "ingreso de pola-cos y de individuos de otras nacionalidades que llegan en busca de mejores horizon-tes, generalmente a estrujar a los nacionales en los varios aspectos de vida activa, o que son elementos non gratos en este suelo."25 El Gobierno ordenó levantar una in-formación26 y el Secretario de Gobernación contestó que la entrada de polacos había sido en forma legal con autorizaciones muy anteriores.27
21 "Nuestra burguesía y los judíos", Trabajo, Año II, Nº 52, San José, 27/8/1933, p. 4.
22 "300 polacos llegarán a Costa Rica en la próxima semana", La Tribuna, Año XIII, Nº 3889, San José, 14/10/1933, pp. 1 y 3.
23 "El Gobierno no permitirá la entrada al país de ciudadanos polacos ni de la gran totalidad de los extranjeros que hacen solicitudes en tal sentido", La Tribuna, Año XIII, Nº 3890, San José, 15/10/1933, pp. 1 y 5.
24 Comité Anti - invasionista, "Campo pagado. La invasión de polacos", La Prensa Libre, Año XXXI, Nº 9879, San José, 23/10/1933, p. 7.
25 "La Secretaría de Seguridad Pública se refiere a la publicación de ayer con respecto a la inmigración de polacos", La Prensa Libre, Año XXXI, Nº 9880. San José, 24/10/1933, p. 1.
26 "Grave escándalo con motivo de la inmigración fraudulenta de dieciocho ciudadanos po-lacos. La Tribuna. Año XIII. Nº 3899. San José, 26/10/1933, p. 1 y "Serán extrañados del
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Francisco Faerrón, en estos días, argumentaba que las restricciones a los po-lacos podían convertirse en una “nueva mina de funcionarios infidentes como ocu-rrió con la ley que prohibió la entrada de chinos al país, que enriqueció a muchos como negocio”. Relataba que le vendieron una cartera en 24 colones en la Avenida Central cuando la pudo encontrar entre los polacos por 12 colones, así llegaba a lo que él consideraba uno de los problemas básicos de rechazo:
Con este dato irritante por el latrocinio de que fuí víctima, se explica con cla-ridad meridiana, la persecución organizada contra el comerciante polaco que le lleva la mercadería al parroquismo a su propia casa, le vende barato y le hace facilidades de pago; así como la intriga desarrollada para evitar a todo trance su inmigración al país, que como queda dicho no sufre mengua alguna con ello desde ningún puntos de vista.28
También Faerrón, elabora una reseña de la xenofobia hacia los polacos en Costa Rica:
Parece ser aquí los ciudadanos polacos están fuera de la Ley. No se dan ra-zones fundamentales que autoricen la hostilidad contra ellos desarrollada para impe-dir su ingreso al país, y a la persecución enfilada contra los que aqdí (sic) conviven con nosotros, entregándose a diversas actividades; a las comerciales principalmente; ni se apunta cuáles son los peligros que esta población nacional, a la salubridad pú-blica, o a la seguridad del Estado, que dé base a una repulsa oficial como la que ob-tuvo contra los chinos, contra los sirios y contra los gitanos. En un principio se dijo, que los polacos recientemente llegados al territorio nacional, eran agentes propaga-dores de las ideas bolcheviques (sic), y sobre esta cargo giró algún tiempo cierta in-fluencia para conseguir su extrañamiento del país; pero aparte de que tal cargo no se les llegó a establecer en los folios de expediente alguno de convicción, el hecho de existir aquí un partido organizado con la autorizacióin del Gobierno para actuar con personería legal en las luchas electorales, que patrocina las doctrinas comunistas propagadas por el mundo, por los soviets, como el nuevo evangelio de los pueblos; y habida cuenta de que en revistas y diarios nacionales se publican diariamente sin censura alguna, largos artículos encomiásticos, del bolcheviquismo, de la Checa, y de los dictadores que tiranizan al pueblo moscovita, ilustrados con el retrato tosco y pa-tibulario del hombre de la pipa, o con la mascarilla tártara de Lenín, es más que evi-dente que ni es nuevo, ni es censurable el hecho de que inmigrantes extranjeros, como los Evangelistas, propaguen tales ideas; mayormente si antes que políticos, son doc-trinas.
No se acusa a los polacos de que procedan de una raza inferior a la nuestra o que se propicia a la degeneración de la población que aquí padecemos, o portadora de enfermedades infecciosas, que entre nosotros abundan como la sífilis y la tuber-
país los polacos que han ingresado sin llenar todos los requisitos de la ley de inmigración". La Tribuna, Año Nº 3900, San José, 27/10/1933, pp. 1 y 5.
27 "El Secretario de Gobernación y el ingreso de polacos al país. La Prensa Libre, Año XIII, Nº 4181, San José, 29/10/1933, p. 1 y "El Secretario de Gobernación explica como han ingresado al país los 18 polacos que se sospechaba lo hubieran hecho ilegalmente", La Tribuna, Año XIII, Nº 3902, San José, 29/10/1933, pp. 1 y 5.
28 "La inmigración polaca", La Prensa Libre, Año XIII, Nº 4192, San José, 12/11/1933, p. 11.
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culosis, que las riegan individuos que discurren libremente por las calles y que fre-cuentan los teatros, los hoteles, los clubs, las fiestas sociales; y que se codean con to-dos, viejos, jóvenes y niños... De cosiguiente por este motivo tampoco hay margen al-guno para repudiar la inmigración polaca, como indeseable para el país. Tampoco en el rol de delincuentes comunes, peligrosos a la tranquilidad social, aparecen fi-chados los inmigrantes polacos; y mucho menos de la altura dolosa que no pocos es-pañoles e italianos, para quienes no ha habido puertas cerradas en los departamentos de inmigración.29
Los polacos argumentaban que habían "estado al amparo de las leyes del país y honradamente, prestando grandes servicios a las clases pobres del comercio."30 El Comité de Acción de la Colonia Polaca apuntaba en una declaración:
Sin afán de buscar polémicas; sin deseo alguno de mortificar a nadie; o inspi-rados tan sólo en la verdad, nos vemos obligados a salir al paso de los que pretenden hacernos daños sin causa alguna que abone su intención. No sabemos de qué se de-riva el odio de quienes nos combaten; no queremos tampoco asegurar que procedan por miedo a nuestro esfuerzo y espíritu de trabajo; ni diremos que estén inspirados en odio racial, porque ya nos hemos convencido de que en Costa Rica no existen secta-rismos de tal índole, ni hay espíritu antihumanitario, ni afanes de daño por el simple placer de hacer daño. Lo que queremos, tan sólo, es explicar a quienes nos lean que la campaña desatada en contra de la Colonia polaca no tiene razón de existir, ni hay móviles que puedan inspirarla. Muchas cosas se han dicho, otras muchas se han in-ventado y las más, por no decir todas, son simples falsedades que no pueden tener otro origen que el de algunos enemigos gratuitos, sea por razones comerciales o de simple simpatía o de antipatía para sus semejantes. ...Hemos venido a Costa Rica simplemente a trabajar, a luchar, a impulsar lo que a nuestro alcance esté en las ra-mas dignas del esfuerzo humano: Comercio, Industrias y Agricultura. En nuestra Co-lonia no existen sólo comericantes como se ha dado a decir tendenciosamente. Los hay con fincas, con fábricas, con zapaterías, con ebanisterías, con industrias diversas y que impulsan simultáneamene los miembros de otras Colonias que merecen el res-peto general. ¿Por qué entonces, nos preguntamos, se quiere echar lodo en contra nuestra hablando de costumbres y de sistemas que ni siquiera pueden existir en épo-cas como la presente?...El objetivo que se persigue, acaso con fines políticos, en los que por concepto alguno intervenimos, es el de escándalo por afán de simple escán-dalo. Porque lo cierto es que nadie puede decirnos nada denigrante. Y demuestra ig-norancia suprema decir que por ser polacos hemos de ser malas personas. ¿Quién siendo culto puede ignorar el historial célebre y universalmente estimado de la na-ción polaca? No puede considerársenos de raza inferior quienes pertenecemos a una de las primeras más puras y más perdurables raza del mundo. Mucho podríamos ex-tendernos en estos temas, pero es innecesario por ahora. Lo que nos interesa hacer constar, muy claramente es que nuestra raza es de gente buena, trabajadora y sana. Que es absolutamente falso que vengan 300 polacos más [...] Que no somos, en nú-mero, perjuicio o posible riesgo de competencia en ninguna de las actividades del
29 Loc. cit.
30 "Campo pagado", La Tribuna, Año XIII, Nº 3900, San José, 27/10/1933, p. 5.
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país. Que somos gente dedicada a trabajos diversos y que en ellos, siendo como hemos indica unos doscientos, ocupamos a más de mil nacionales.31
Sin embargo, esos adjetivos asimilables de raza pura y buena, trabajadora y sana que se atribuían los polacos, vendrían a ser cuestionados por la el Comité o Li-ga Anti - invasionista, quien argumentaba que había habido una entrada ilegal en muchos casos y utilizaba una actitud evidentemente antisemita, una rechazo a la ra-za judía. Entre sus manifestaciones tenemos:
En cuanto a lo que el llamado "Comité Polaco" ha dado en llamar defensa de su ciudadanía y de su moralidad ejemplar, anunciamos estar dispuestos a publicar, si insisten en semejante farsa, detalles reveladores de los procederes de toda su raza en el mundo entero. Y, también, qué han tenido que hacer en muchas naciones de Eu-ropa y América para librarse de ellos. Incluyendo los trágicos progrooms, acentua-dos, especialmente en Polonia, cuya raza autóctona han pretendido eliminar con su invasión. Y para el pueblo de Costa Rica, daremos la siguiente explicación: Los ju-díos actuales se dividen en tres clases o casta: sefardíes, aschkenazis y polaks. Los sefardíes se creen poseedores de la verdadera tradición hebraica. Desciende los ju-díos de España y Portugal, viven comúnmente en el sur de Francia, España, Portu-gal, Italia, norte de Africa, Persia, Turquía y Grecia y suelen hablar la jaquetilla, es-pecie de castellano del siglo XV, viciado con algunas voces orientales. Los aschkena-zis también habitan aquellos países en que se habla el yidisch o judío - alemán. A esta casta, despreciada por los sefardíes, pertenecen, por ejemplo, los judíos que, en Lon-dres, pueblan en casi su totalidad White Chapel. Por último los polaks son los judíos de Europa Oriental, los que habitan la Galitzia, Polonia y Rusia, y a los que despre-cian por igual los sefardíes y los aschkenazis. Los que llegan a Costa Rica son, exclu-sivamente, "Polaks". ¿Se quiere que expliquemos por qué les desprecian los sefardíes y los aschkenazis?32
De hecho, el periódico comunista Trabajo que se manifestaba en contra del antisemitismo hitleriano o guerra de judíos como "medio de aprovechar la mala vo-luntad creciente de las masas alemanas contra el capitalismo",33 argumentaba que los verdaderos enemigos de los pequeños comerciantes no eran los polacos sino los grandes comerciantes criollos y extranjeros que importaban la mercadería que vend-ían a domicilio los polacos buhoneros34 y que el rechazo dirigido hacia estos inmi-grantes era producto de la Liga Anti-invasionista al que consideraban un "grupo de desorientados de buena fe de oportunistas políticos de mala fe" que planteaban la cuestión de los polacos dentro del terreno racista:
31 Comité de Acción de la Colonia Polaca. "Demuestra ignorancia suprema decir que por ser polacos hemos de ser malas personas", La Prensa Libre, Año XXXI, Nº 9882, San José, 26/10/1933, p. 6.
32 Liga Anti-invasionista, "Campo pagado. Ante la invasión de falsos polacos", La Prensa Libre, Año XXXI, Nº 9886, San José, 31/10/1933, p. 8.
33 "El Hitleranismo o fascismo alemán y la traición de los socialistas", Trabajo, Año II, Nº 29, San José, 11/3/1933, p. 3.
34 "La persecución contra los polacos es una torpe maniobra de los fascistas cimarrones", Trabajo, Año II, Nº 62, San José, 5/11/1933, p. 3.
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Se trata de luchar contra un elemento étnico, es decir, racial, capaz de "co-rromper" la sangre nacional. Ya no hablan de combatir contra el polaco por ser "comerciante", sino por ser "judío". Lanzado por ese camino, no tiene vacilación el grupo en recordar, y en recomendar más o menos veladamente, los métodos de lucha utilizados por gobiernos bárbaros contra los judíos: los "progromos", palabra rusa que sirve para designar laa (sic) matanzas de hombres, mujeres y niños de raza judía que periódicamente practicaban los cosacos del Zar de Rusia.
Allí se le ven las orejas a la sota. Ni más ni menos, la llamada "liga anti - in-vasionista" no es sino un grupo ligado a los fascistas cimarrones que, como mala hierba, están dando sus primeros brotes en Costa Rica. Para imitar los métodos de Pilsuski en Polonia, de Hitler en Alemania, los fascistas ticos ya están predicando la necesidad de linchar a los polacos existentes en el país.
Naturalmente, que con esa actitud se ganan la simpatía del capital que saque en Costa Rica. Precisamente para eso hacen semejante propaganda estúpida, apes-tosa a barbarie. El capitalismo extranjero invertido en el país, y el capitalismo nacio-nal, tienen interés en que se desvié el odio que hacia él sienten las masas trabajado-ras: y por eso, encuentra muy útil que se haga creer al pueblo que los verdaderos causantes de su ruina no son los grandes tagarotes del capital, sino los buhoneros po-lacos.
Para destruir esa mentira, no bastaría sino decir cosas. La primera, que en Costa Rica las masas trabajadoras y las clases medias (pequeños comerciantes, pe-queños patrones, intelectuales, maestros de escuela, funcionarios subalternos del Es-tado, etc.) han vivido en la ruina, o a sus puertas, a través de toda la vida del país, y mucho antes de que vinicran (sic) a establecerse aquí unos cuantos centenares de po-lacos. Otro argumento, de fuerza irrebatible, es el de los polacos son tan reducidos numéricamente en relación con el resto de la población, y su peso comercial tan poco influye en la economía del país, que resulta absurdo atribuirles la responsabilidad de la mala situación de Costa Rica. Entre los verdugos de las libertades, en todo el mun-do capitalista, está de moda el antisemitismo (o sea, el odio a la raza semita o judía). Por eso nuestroa (sic) fascistas de mantequilla, se proponen agitar en el país la "cuestión judía". Así quieren lograr, única y exclusivamente, desorientar, en beneficio de los capitalistas, a las clases explotadas. Estas perderán tiempo y energías odiando y persiguiendo estúpidamente a unos cuantos polacos, enriqueciéndose a costa de la ruina del pueblo.
Alertamos a los explotados de Costa Rica antes las maniobras de esos futuros sirvientes de los capitalistas, encaretados de amistad hacia los trabajadores. No son los "polacos" los enemigos; el capitalismo, ¡hé aquí el enemigo, al cual hay que com-batir en todo momento y con todas las armas!35
Esto nos permite corroborar que aunque el rechazo en Costa Rica hacia el po-laco - judío no estaba directamente relacionado con el auge del nazismo hittleriano como apunta Gudmundson, es probable que se incentivara con el surgimiento de es-te movimiento, y sin, duda, empleara el simbolismo y la retórica de este movi-miento.36
35 Loc. cit.
36 Gudmundson L., "Aspectos...", p. 158, Sobre el discurso hitleriano véase: "El problema racial que afronta Hitler tiene gran aplicación en Costa Rica", La Prensa Libre, Año XIII, Nº 4206, San José, 28/11/1933, p. 6 y "Arminius refuta el artículo del doctor Luján sobre la política alemana", La Prensa Libre, Año XIII, Nº 4207, San José, 29/11/1933, p. 2.
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Ricardo Jiménez, quien llegó a considerar que los "polacos son gentes traba-jadoras que viven en el país honestamente y sin que la policía intervenga en nada con ellos ni se mezclan con la política del país",37 ordenó entre 1932 y 1934 varias investigaciones. A principios de 1934 se anunciaba una revisión de los papeles de los polacos residentes,38 con la idea de depuración de la colonia y en el marco de vi-sita del ministro comercial polaco, aunque aparentemente nunca se realizó y más bien se trataba de medidas apaciguantes.39 Se decía que el ingreso de polacos se hab-ía dado por condescendencia y eran una plaga amenazante en otros países:
En México y otros países se les consideraba como una plaga amenazante... Colonias en esa forma, de andantes comerciantes, son perjudiciales, no benefician en nada al país y esto debe tomarlo en cuenta nuestro gobierno, pero colonias como la española y italiana que han sido vivido ejemplo del trabajo honrado, si resultan. Y aquí hacemos pie en esto y nos interrogamos admirados: ¿En qué tiempo tan corto han ingresado al país tantos polacos, y a que ese libertinaje en lo que se refiere a emigración?40
El antisemitismo ciertamente se había observado en países como México donde "los discursos nazifascistas alrededor del nacionalismo exaberbado, del anti-comunismo y del reconocimiento a la raza como elemento esencia de la identidad nacional",41 coincidieron con las consecuencias de la crisis económica de 1929, del desempleo y la carestía; y en tal contexto, los inmigrantes se convirtieron en foco de la agudización de los problemas. Un importante diario mexicano, el Omega apun-taba en 1934: "la inmigración de extranjeros indeseables que está creando otro grave problema más de nuestra Patria... ya es pavorosa la cantidad de rabes [sic], turcos, rusos, polacos, sirios, judíos, checos, húngaros y chinos que pululan por todas las ciudades nuestras".42 A partir del régimen de Lázaro Cárdenas, desde 1934 y hasta 1940, los judíos fueron especialmente atacados por algunos sectores y a través de periódicos como Omega y El Hombre Libre. Los argumentos de estos medios eran que los judíos no eran asimilables a la sociedad mexicana, por su religión, pues Cris-to había sido sacrificado por esa raza maldita.43 Además, consideraban que el pueblo judío era el autor de un plan cuyo objetivo era el control paulatino de la or-ganización mundial en la esfera de las finanzas.44 Se difundía la idea de que el co-
37 "Don Ricardo y los polacos", El Censor, Año III, Nº 125, San José, 22/10/1934, p. 1.
38 "Serán revisados los papeles de todos los polacos residentes en Costa Rica", La Prensa Libre, Año XIV, Nº 4285, San José, 4/3/1934, p. 12 y "A polacos residentes en el país se les revisará los papeles", El Censor, Año II, Nº 92, San José, 5/3/1934, p. 1.
39 Gudmundson, L., "Aspectos...", p. 159.
40 "La actual colonia polaca supera en cantidad de individuos a las demás colonias", El Censor, Año II, Nº 103, San José, 21/5/1934, p. 1.
41 Pérez Rosales, Laura, "Notas sobre anticardenismo y antisemitismo en México, 1934 - 1940", Historia y Grafía, [Revistas semestral del Depto. De Historia de la Univ. Iberoame-ricana, México], Nº 2, Año 1, 1994, p. 191.
42 Ibid., p. 192.
43 Ibid., p. 195.
44 Ibid., p. 196.
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munismo y el judaísmo eran la misma cosa y que en México existían agentes in-ternacionales judeocomunistas dentro de la administración cardenista cuya tarea era lograr el control absoluto del país, se pensaba en una conspiración judeo - comu-nista45 que atentaba contra la unidad e identidad nacional.46 La conjura judeo - co-munista era producto de la esencia del judío pues al carecer de patria y nacionalidad "no se asimila a ninguna otra raza, y sus actitudes que son muchas tienden a a la des-integración de las nacionalidades y de los pueblos, por lo que son por instinto y cálculo esencialmente internacionalistas y comunistas."47
Este temor hacia el judío en Costa Rica continuó en 1935. El Secretario de Gobernación informaba que no existía "la fuerte inmigración de polacos de que se habla pues se trata sencillamente en la mayoría de los casos de reingresos".48 Sin embargo, al llegar al poder León Cortés, aunque no se puso freno total al ingreso si se propiciaron medidas más fuertes de investigación.49 El señor Max Effinger, un ciudadano alemán, y delegado personal del presidente, solía rechazar las solicitudes de ingreso por parte de judíos con el argumento como: por no ser de raza Aria.50 En mayo de 1936, se anunciaba que poco inmigrantes habían realizado el depósito de entrada y que todos los "poloneses que ya se encuentran radicados en Costa Rica han ingresado casi libremente (...) sin ningún contratiempo."51 El Gobierno ordenó una rigurosa investigación "para establecer si el ingreso de polacos, se ha ajustado a las leyes de inmigración, o si se han violado"52 y fueron a comparecer un buen número de polacos.53 Se apuntaba que los mismos inmigrantes polacos veían con buenos ojos las dispociones oficiales de evitar la inmigración de compatriotas, "sim-plemente por un sentimiento de defensa económica, pues se comprende que cada po-laco más que entre al país es un competidor comercial a los ya establecidos."54
Mientras los polacos iban obteniendo cartas de naturalización,55 se orientaban poco a poco hacia actividades económicas independientes.56 En esos años los pola-
45 Ibid., pp. 181, 187, 196 - 202.
46 Ibid., p. 189.
47 Ibid., p. 200.
48 "El Ejecutivo no ha abandonado ni un momento su política de inmigración", La Prensa Libre, Año XIV, Nº 4674, San José, 19/6/1935, p. 1.
49 Gudmundson, L. "Aspectos...", p. 159.
50 Loc. cit.
51 "Se ha permitido durante largo tiempo el ingreso de todos los extranjeros al país sin lle-nar el más importante requisito", La Prensa Libre, Año XVI, Nº 4948, San José, 16/5/1936, pp. 1 y 8.
52 "El ingreso de polacos al país motivo de rigurosa investigación", Novedades, Año I, Nº 63, San José, 16/5/1936, p. 1.
53 "El Poder Ejecutivo procede a realizar una minuciosa investigación acerca de la forma de ingreso de gran número de poloneses", Diario de Costa Rica, Año XVI, Nº 4949, San José, 17/5/1936, pp. 1 y 2.
54 "Se acerca a 300 el número de polacos establecidos en el país", Novedades, Año I, Nº 78, San José, 3/6/1936, p. 6.
55 Entre 1927 y 1928, el número de naturalizaciones fue de 7; en la siguiente administración de Cleto González fue de 33. Con don Ricardo de 1932 a 1936 de 16 y con Cortés Castro
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cos no sólo eran enemigos del comercio detallista, sino también se les acusaba de acaparar casi todas las tenerías o curtiembres existentes en el país y resultaba una amenaza para patrones y obreros zapateros ante la posibilidad del establecimiento de una gran manufactura del calzado a máquina.57
En julio de 1936 se procedió a exigir un depósito de 5.000 en efectivo para "limitar lo más posible la entrada de dichos elementos."58 Sin embargo, la medida no tuvo resultado.59 De hecho, los intentos por controlar a los inmigrantes habían fraca-sado, el periódico Novedades señalaba al respecto:
Gente a extremo adaptable, el polaco fue siguiendo las indicaciones que se le hacían y calladamente logro arraigarse en el país.
Antes cuando los polacos ejercían el comercio ambulante y ahora que lo rea-lizan detrás de un mostrador, el perjudicado ha sido el comerciante tico y de otras nacionalidades.
En distintas ocasiones hemos ocupado la atención de los lectores narrándoles la forma como se ha ido llevando a cabo la campaña contra los polacos. A su vez, se-ñalábamos a menudo la campaña de penetración y absorción de nuestro comercio e industria por gente de esa raza. Ahora vamos a revelar algo bien distinto: vamos a decirte, lector, lo que nos expresó un grupo de comerciantes de esta capital: la cam-paña contra los "varsovianos" no tendrá consecuencias. Las cosas quedarán como hacia el presente. Y algo más: el resultado de la campaña no solamente ha sido nulo, sino que también ha favorecido a contra quienes iba dirigida... En primer término, la publicidad que se hizo en torno a ellos dió a conocer a todo el país sus métodos de trabajo en lo que a comercio e industria se refiere y esto permitió que el público se pusiera sobre aviso, pero también que al mismo tiempo ampliara su trato con los buhoneros. Se logró interesar a las municipalidades que los grabara con fuertes im-puestos a fin de que dejaran el comercio ambulante, pues bien, los polacos comenza-ron a establecerse en puntos más o menos céntricos, haciéndose bien pronto de nue-vos clientes con los que conquistaron en sus andanzas por las campañas y ciudades, vino a aumentarles la capacidad de ventas. En esta manera el verdadero perjudicado siguió siendo siempre un fuerte competidor.
A estas alturas, ya casi todos los polacos, que suman varios miles en todo el país, han legalizado sus derechos y ajustado a las leyes vigentes de emigración. Una
de O. Ver: Schifter, J. y Solera, Mario. "El mundo judío en Costa Rica (1900 - 1960)", en: ibid., pp. 342 - 343 (Cuadro Nº 3 y Nº 4).
56 "Gudmunson, L., "Aspectos...", p. 151.
57 "Monopolio de la elaboración de cueros están realizando insensiblemente los polacos", Novedades, Año I, Nº 84, San José, 10/6/1936, p. 7 y "Comprada por un empresario polaco una importante fábrica para la elaboración de cueros", Novedades, Año I, Nº 109, San José, 10/7/1936, p. 8. El informe de 1941 apunta que algunos se dedicaban a la ebanistería y otros a los productos derivados de la leche. "159 poloneses ingresaron al país durante la administración del Lic. Don Léon Cortés", La Tribuna, Año XXI, Nº 5120,. San José, 7/3/1941, p. 7.
58 "El Ejecutivo procede a exigir depósito de ¢ 5000 por cada polonés que desee ingresar al país, La Prensa Libre, Año XVI, Nº 5011, San José, 31/7/1936, pp. 1 y 8.
59 "La medida de exigir un depósito de cinco mil colones para el ingreso de polacos no res-tringió entrada", La Prensa Libre, Año XVI, Nº 5028, San José, 20/8/1936, p. 7.
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reforma a esta ley tendría que ser en cuanto a los nuevos inmigrantes, pero no podría ir contra los que ya están establecidos y viviendo conforme las normas legales.60
No obstante, esa asimilación a la sociedad costarricense, y a pesar de que muchos judíos tenían la recomendación de empresarios y políticos nacionales,61 la campaña anti - judía continuó, no sólo como competidores de los comerciantes na-cionales sino en constante vinculación del judaísmo con el comunismo;62 argumento que era rechazado constantemente por el Partido Comunista que consideraba "la lu-cha antisemita es una táctica del capitalismo en bancarrota que consiste en desviar hacia una lucha de razas las energía que debieran emplearse en la construcción de un mundo mejor sin privilegios ni privilegiados."63
La campaña llegó a molestar tanto a algunos como Enrique Yankelewitz que solicitó la intervención del poder ejecutivo para impedirla. Sin embargo, Cortés Cas-tro adujo que: "Dada nuestra libertad de prensa, no puedo impedir la campaña contra la colonia polonesa... Por el camino de los tribunales pueden los interesados obtener la sanción que reservan las leyes de la república contra los delitos de difamación u ofensa."64
En este año, Ricardo Jiménez, al sentirse acusado de corrupción política en la entrada de polacos, elaboró un discurso donde argumentaba que los vendedores eran agentes distribuidores de almacenes no necesariamente pertenecientes a judíos y que había entre ellos empresarios y agricultores con empleados costarricenses y que él se acopló al privilegio del Ejecutivo de dispensar el requisito de depósito, en tanto no había prohibiciones contra los judíos y como una medida de justicia a una raza se-cularmente perseguida. Específicamente rescatamos dos de las ideas de este dis-curso.
Toda esta agitación reciente la mueve la aversión a los polacos. No es odio de razas; sino pelea por la clientela comercial. Vengan en buena hora - dicen - inmi-grantes deseables, pero no judíos. (...) Quienes hacían presión en mi ánimo, contra los polacos, usaban muchos medios de ataque. Uno de ellos acusarlos de ser propa-gandista del comunismo. Las investigaciones de la policía nada arrojaron en ese sen-tido contra ellos. Siempre se les halló al margen de actividades políticas.65
60 "La campaña contra los polacos no ha surtido los efectos que se esperaba", Novedades, Año I. N1C 98, San José, 27/6/1936, p. 8.
61 Entre los que recomendaban a los judíos se citan importantes empresarios y políticos co-mo Jorge Ortiz, Joaquín Vargas Coto, Adán Acosta, Santos Léon Herrera, Oscar Martínez, Fernando Volio, Guillermo Mata, Eithel Soley, Manolo Rodó, Fernando Muñoz, José Bar-zuna, Pepe Raventós y Ricardo Jiménez"El abracadabrante asunto de los polacos. " La Se-mana Cómica. Nº 85. 12/9/1936, p. 1.
62 "Lenín no era judío", Trabajo, Año VI. Nº 214, San José, 7/11/1936, p. 1.
63 En La Tribuna, Vargas Coto escribió un artículo titulado "Las extremas judías", la res-puesta de Trabajo fue "Las extremas no son judías", Trabajo, Año VI. Nº 213, San José, 31/10/1936, p. 1.
64 "Dada nuestra libertad de prensa, no puedo impedir la campaña contra la colonia polo-nesa", La Prensa Libre, Año XVI. Nº 5033, San José, 26/8/1936, p. 1.
65 Jiménez, Ricardo, "¿Por qué y como entraron los polacos?" en: Gudmundson, L., Aspec-
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La supuesta amenaza de inmigraciones masivas de judíos continuó propa-gándose durante la administración Cortés Castro. Ante una de estos posibles arribos a finales de 1937, el períodico comunista consideraba que el asunto se trataba con visos de sensacionalismo y que no era más que peligro hipotético producto de la "teoría cavernaria del anti - semitismo y de la exaltación de la hipotética raza aria".66
En setiembre de 1938, las gestiones por parte de importantes empresarios pa-ra el ingreso de refugiados judíos expulsados de Alemania y Austria67 empezaron a cargar el ambiente más afinadamente de una propósito de diferenciación que ya so-lamente tomaba como argumento la posible competencia comercial, sino que dejaba perfectamente claro un clamor de exclusión por su procedencia racial. A principios de 1939 se mandó levantar un censo de todos los judíos en Costa Rica, pero no se logró el total empadronamiento.68 Hacia mayo los judíos alemanes y austríacos - ya asentados - solicitaron permiso al gobierno para formar una colonia agrícola en la Hacienda Tenorio de Guanacaste;69 sin embargo, pese a diversas gestiones inter-nacionales que se hicieron para lograr un cambio en las políticas respecto a los jud-íos y, en particular, para estos refugiados, la reacción no fue positiva.70 El gobierno ordenó el abandono del país de todos los refugiados hebreos que permanecían en el país como turistas.71 Se argumentaba que si se tratara de "personas que ocurrieran a nuestro país para emprender en la agricultura sin duda alguna el pensamiento del poder ejecutivo sería distinto al dado a conocer públicamente" y se dispuso la cance-lación de su estancia, "no porque en las esferas exista animadversión hacia las per-sonas de la raza judías, sino porque siendo la comercial la actividad a que se dedican exclusivamente, de tolerarse su ingreso sería auspiciar una competencia segura con-tra los costarricenses que ejercen iguales afanes de vida."72 Uno de los grupos de re-fugiados interpusieron un recurso de habeas corpus;73 sin embargo, la Corte Su-prema ratificó la expulsión de las familias hebreas74 y sólo se resolvió a favor de Gertrud Keibel y su hijo Ronaldo que había nacido en Costa Rica.75
tos..., [Apéndice 2], pp. 194-195.
66 "Judíos en Costa Rica", Trabajo, Año VII, Nº 258, San José, 25/9/1937, p. 2.
67 "Judíos ah - portas", La Semana Cómica, Nº 187, 17/9/1938, p. 5. También Gudmundson nos habla de la recomendación de miembros de la élite local. Ibid., p. 180. (Cita 8).
68 Gudmundson, L. Op. cit., p. 160.
69 Gudmundson, Op. cit., p. 145.
70 Gudmundson, L. "Aspectos...", p. 160.
71 "Orden de abandono del país a todos los refugiados hebreos como turistas", La Prensa Libre. Año XX. Nº 5881. San José, 9/5/1939, p. 1 y "Para dirigirse al Ecuador han tomado visaciones de sus pasaportes los hebreos a quienes se les ordenó salir del país", La Prensa Libre, Año XX, Nº 5892, San José, 21/5/1939, p. 1.
72 "Las autoridades encargadas del control inmigratorio han sido tolerantes con los turistas de raza hebrea", La Prensa Libre, Año XX, Nº 5882, San José, 10/5/1939, p. 1. A finales de 1937 habían abandonado Alemania unos 50 mil judíos y unos 17 mil judíos de nacionalidad polaca fueron deportados hacia Polonia. Abellán, J. Op. cit., p. 163.
73 "La Corte Suprema de Justicia votara hoy el habeas corpus interpuesto por un grupo de refugiados judíos", La Prensa Libre, Año XX, Nº 5901, San José, 1/6/1939, pp. 1 y 3.
74 "La Corte ratifica la expulsión de las familias hebreas", La Prensa Libre, Año XX, Nº
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En esta lucha por aplastar la alteridad judía, algunas voces a favor de los jud-íos se oyeron en 1939. El ingeniero Fabio Benavides en artículo publicado en el Diario de Costa Rica explicaba:
Lo que está ocurriendo con los judíos, hubiera tenido amplia explicación, en la época, en que la doctrina estoica estaba en apogeo, porque se dirigía a la razón y no al corazón. Pero hoy, que nuestra religión es la católica apostólica romana, no cabe expulsar al grupo de inmigrados judíos. Jesús enseñaba que el primero y mayor de los deberes del hombre es el amar a Dios, y el segundo amar a su prójimo como así mismo. [...] Si somos católicos, si profesamos de corazón la religión, creo que es-tamos obligados a darles asilo a los judíos y Dios, provee alimento para todos, pues la religión de Jesús se cierne por encima de las fronteras y según la expresión de Ter-tuliano hace del mundo "UNA REPUBLICA PATRIA DEL GENERO HUMANO".76
Tanto tuvo estuvo el tema de la raza semita en el tapete, que el célebre cientí-fico Clorito Picado consideraba con respecto a los semitas que:
no tienen características raciales hematológicas sino que en los diversos pue-blos en que por siglos han vivido han tenido aportes sanguíneos que hace ya de ellos actualmente un número considerable de grupos tan diferenciados los unos de los otros como lo están actualmente en Europa los diversos países que la componen.
Si hemos de creer a los etnólogos, las frecuentes incursiones en busca de es-clavos y la venta de muchos de éstos como "judíos falsificados", son las causas en las diferenciaciones tan notables que encontramos en los diversos grupos de origen se-mítico.
Para mí, las glorias científicas de que tanto se ufanan como típicas de la raza semítica, no son tales sino simplemente glorias de la humanidad.
En cuanto a los defectos con que quieren cobijar la raza entera, no los creo tampoco típicos sino modalidades impresas por el medio ambiente en que han vi-vido.77
Sin embargo, a pesar de las consideraciones científicas, era vista como una raza y en plena época de radicalización de la política antijudía del régimen nacio-nalsocialista alemán,78 en 1940, el gobierno del doctor Calderón Guardia procedió al establecimiento de la llamada Comisión Investigadora, "desatando la campaña anti - judía más intensa que cualquiera que se hubiere dado en el gobierno anterior de
5902, San José, 2/6/1939, pp. 1 y 4.
75 "Ordenase inscribir como costarricense al hijo de una de las familias judías refugiadas en Costa Rica", La Prensa Libre. Año XX. Nº 5908. San José, 10/6/1939, p. 1 y "Síntesis de la vida costarricense en la semana que termina. Viernes 2 de junio de 1939. La Corte ratifica la expulsión de las familias hebrea, con excepción de Gertrud Keibel." La Prensa Libre. Año XX. Nº 5909. San José, 11/6/1939, p. 11.
76 Benavides, Fabio, "El éxodo judío", La Prensa Libre, Año XX, Nº 5908, San José, 10/6/1939, p. 4.
77 "No me es posible creer en la bondad de la inmigración sino en forma paulatina", La Prensa Libre, Año XX, Nº 5896, San José, 26/5/1939, pp. 1 y 8.
78 Abellán sugiere que desencadenada la guerra contra Polonia en setiembre de 1939 se ra-dicalizó la política antijudía contra los judíos polacos primero y luego contra todos los ju-díos europeos. Abellán, J. Op. cit., p. 163.
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Cortés, a quien se le ha identificado ingenuamente con los peores excesos del anti-semitismo local."79 La Comisión estaba integrada por parte de los diputados don Bernardo Benavides y don Miguel Carballo.80 Los polacos mayores de 16 años que no se presentaran a declar ante la Comisión serían declarados en rebeldía, pues se aducía que a pesar de anuncios de prensa, radio, telegramas, comunicatorias, no hab-ía sido posible que "muchos de ellos acaso por la situación de irregularidad en que se encuentran, se presenten a rendir su declaración ante la comisión."81
En esta época, mientras algunos consideraban como una necesidad la defensa del comercio nacional en procura de proteger "la vida de sus propios hijos o la de aquellos extranjeros de largo y profundo arraigo con años de residencia dentro de la nación".82 La Unión Patriótica Costarricense que había auspiciado desde principios de 1939 el estudio de la cuestión judía para analizar "el problema judío en Costa Ri-ca en la actualidad en sus aspectos más importantes: social, moral, religioso, racial y económico, para demostrar si le conviene, o nó, a nuestro país "La inmigración de gentes de raza hebrea" para el bienestar social y económico de nuestro pueblo";83 y que llevó a cabo reuniones en la Escuela de Derecho y otras en San Ramón, Palma-res, Naranjo y Grecia;84 hablaba de que la nacionalización de comercio con el obje-tivo de ser barrera protectora para los costarricenses contra comerciantes explotado-res con nuevos métodos comerciales y para emprender nuevos enfuerzos en la pro-ducción de artículos de primera necesidad. Específicamente se apunta con respecto a los judíos:
El proyecto de ley para nacionalizar el comercio no debe ser interpretado por las colonias extranjeras radicadas en el país durante largos años, como una medida contra los comerciantes no costarricenses que habiendo llegado al país en otras épo-cas y habiendo demostrado que son personas dignas de toda consideración se han arraigado en el suelo nacional donde forman parte de la familia costarricense y del comercio nacional reconocido por sus prácticas de honradez y mora, cosa que toda-vía no ha demostrado la numerosa colonia de "judíos polacos" que debido a sus pro-cederes se ha captado el desprecio, la antipatía y repulsión de este hospitalario pue-blo donde nunca ha existido persecución racial de ninguna índole; "estas gentes no obstante que han hecho poderíos por cobijarse con el manto de los aliados para apa-recer aquí como víctimas", no lo han logrado, puesto que muchísimas personas de re-conocida tendencia aliadófila, los han denunciado como gentes indeseables que gra-
79 Gudmundson, L., "Aspectos...", p. 161.
80 "Ayer en el Congreso nombrada una Comisión para que investigue la situación de los co-merciantes de nacionalidad polaca." La Tribuna, Año XX, Nº 4874, San José, 18/5/1940, p.5.
81 "En rebeldía serán declarados los polacos mayores de 16 años que no se hayan presen-tado ante la comisión investigadora", La Tribuna, Año XXI, Nº 4952, San José, 18/8/1940, p. 4.
82 "Editorial. Todos los países, menos el nuestro, defiende su comercio", La Tribuna, Nº 4873, San José, 17/5/1940, p. 2.
83 "El problema judío en Costa Rica", La Prensa Libre, Año XX, Nº 5877, San José, 4/5/1939, p. 3.
84 "El problema judío en Costa Rica. (La actuación de los hebreos poloneses en nuestro país), La Tribuna, Año XX, Nº 4549, San José, 21/4/1939, p. 3.
188El señor Lísimaco Hernández, en esos días, le escribía públicamente al señor Pinaud, director de La Tribuna, solicitándole editoriales a favor del comercio nacio-nal y en contra del judío polaco en mala hora tolerado para estimular así el esta-blecimiento del verdadero nacionalismo.86
En setiembre de 1940 se anunciaba que la investigación estaría completada y entregado el informe del Congreso.87 Sin embargo, no fue hasta marzo de 1941, cuando el Congreso aprobó las recomendaciones de la Comisión. El informe que contabilizaba 743 miembros de la comunidad judía y traía abajo la idea que se tenía de que el número era de dos a cuatro mil, reiteraba en la idea de que el negocio de buhoneros perjudicaba a los otros comerciantes. Además, a pesar de que los fir-mantes indicaban que "no tenemos prejuicios raciales; no vemos el origen racial de las personas ni de los tenedores de capitales, sino sus procedimientos; en todas las razas hay individuos buenos y malos, y todos tienen sus buenas cualidades y sus de-fectos"; asumían una posición racial cuando abogaban por no "permitir que el ca-pital o las grandes organizaciones israelitas, - que tienen al mismo tiempo de nego-cios, tribunales y de religión - ni de ninguna otra nacionalidad - prevalidos de su fuerza económica y de la preponderancia que da la organización, lleguen a dominar al nacional atenidos a su pobreza y a la desorganización natural en pueblos nuevos"; proponía que se les impusiera como condición para darles el permiso de residencia el no trabajar en el comercio, ni en la agricultura, sino dedicarse a las industrias nuevas y que se prohibiera su entrada; sin embargo, contradictoriamente apuntaba que "desde luego que no es deseable la inmigración polonesa, o sea el conjunto de individuos de diferentes nacionalidades que aquí consignamos con ese nombre, debe eliminarse del país"88 y recomendaba la "expulsión del país de todos los elementos polacos residentes en Costa Rica", por considerar la Comisión que "la polonesa es una raza indeseable, y que no parece natural que el país les brinde hospitalidad, siendo como es una raza que absorbe todas las actividades, si otros países no han
85 "Campo cedido. La nacionalización del comercio es una imperiosa necesidad en Costa Rica; la fuerza productora de la inmigración se encausaría a labores agrícolas con beneficio para el país", La Tribuna, XXI, Nº 4926, San José, 19/7/1940, p. 2.
86 "Ayúdenos Ud, señor Pinaud y con ello hará un beneficio al comercio del país y dará estímulo al verdadero nacionalismo", La Tribuna, Año XX, Nº 4874, San José, 18/5/1940, p.4.
87 "Mosaico noticioso. La investigación sobre ingreso de polacos quedará concluida la próxima semana", La Tribuna, Año XXI, Nº 4981, San José, 21/9/1940, p. 4.
88 "159 poloneses ingresaron al país durante la administración del Lic. Don León Cortés", La Tribuna, Año XXI, Nº 5120, San José, 7/3/1941, p. 7. Entre los miembros de la Comi-sión estaban por la Cámara, Carballo y Benavides; por el Ejecutivo, Miguel Angel Gonzá-lez Camacho y Luis Fernández Jiménez, y por la Cámara de Comerciantes de Costa Rica, inicialmente José Barzuna Sauma, tras su renuncia José Manuel Llobet Riva y Fernando Chacón Castro.
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querido abrirles sus puertas."89 Con respecto a la campaña antisemita de estos días, León Gruzko hacía algunas declaraciones:
Nuevamente se habla en Costa Rica del "problema polaco" y de los "peligros judíos". Pareciera que hay círculos que no permiten que se duerman y pasen al olvido tan importantes problemas.
Según los fines que se persigue con el odio a los judíos son así las causas que se crean para fomentarlo. (...) El antisemitismo es una amalgama de mentiras y frau-des científicos, a través del cual se persigue mil y un objetivos de toda índole (...) el antisemitismo no es un peligro para nosotros los judíos, sino para los países, en cuyo seno se fomenta (...) Embrutece a las masas despertando en ellas sentimientos des-tructores y toda la vileza humana posible.. Con profundo pesar vemos como se arrai-ga el antisemitismo en los países libres de nuestra América. Este odio envuelve el pe-ligro de obstaculizar el progreso de Iberoamérica y además sirve, como ya lo dije en las columnas de otros diario nacional, de una cortina de humo, detrás de la cual se fomentan peligros mayores.
La actual campaña antijudía en Costa Rica obedece a razones que tendré el gusto de comentar en la Prensa Nacional en una oportunidad muy cercana. He que-rido, no más, en esta ocasión, exponer algunos apuntes sobre el carácter general del antisemitismo, en mi sincero convencimiento que no prospera en este país, conside-rado actualmente como una de las fortalezas inexpurgables de la democracia ameri-cana.90
El informe fue trasladado al Ejecutivo para que tomara iniciativa y dictara medidas;91 sin embargo, no hubo repercusiones pues ninguna de las recomendacio-nes fue adoptada. No obstante, los judíos que habían sido incorporados en los textos educativos,92 seguiría siendo vista como una plaga económica durante los cuarentas y experimentaría ataques más directos y limitados al campo político, como señala Gudmundson, a fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta.93
89 Énfasis nuestro. "Expulsión de Costa Rica de todos los polacos un año después de termi-nada la guerra", La Tribuna, Año XXI, Nº 4, San José, 6/3/1941, p. 2.
90 "Don León Gruzko S. hace algunas declaraciones a LA TRIBUNA en relación con las campañas antijudías", La Tribuna, Año XXI, Nº 5122, San José, 9/3/1941, p. 10.
91 "Ayer en el Congreso se acordó trasladar al Ejecutivo el informe de la Comisión que es-tudió el problema de la migración polaca", La Tribuna, Año XXI, Nº 5140, San José, 1/4/1941, p. 4.
92 Trejos, Juan, Geografía Ilustrada de Costa Rica, 11 ma. edición San José, Editorial Tre-jos Hnos, 1940, p. 32.
93 Gudmundson, L., "Aspectos..." pp. 158 y 162-178.

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