Instituto de Asuntos Contemporáneos
Por Michael Segall
Desde que el Presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, fuera elegido en 2005, Irán trabajó, con firmeza, para afianzarse en los países de Latinoamérica – en el patio trasero de Estados Unidos. Los socios del Presidente iraní para promover esta política son los presidentes de Venezuela y Bolivia, quienes le brindan un trampolín para la actividad en América Latina.
Irán está explotando sus crecientes lazos e intereses comunes con países de América Latina para desplegar sus piezas de los tableros de ajedrez de África y Medio Oriente. Esas “fichas” incluyen actividad subversiva y propagandística, terrorismo y contrabando, y el desarrollo de capacidades militares de largo alcance. En ese contexto, hubo informes que, Irán, está buscando establecer una base de misiles en Venezuela, en el umbral del “gran Satán”.
Además de la actividad terrorista y criminal, por parte de Irán y Hezbollah, entre la base musulmana en América Latina, Irán y sus emisarios en la región se dedican a amplias actividades sociales, culturales y religiosas con el objetivo de exportar la Revolución Islámica y, principalmente, diseminar e introducir el Islam shiíta, hasta llegar al punto de convertir varias poblaciones a lo largo del continente al Shia.
Las infraestructuras de Irán en América Latina podría, en tiempos de necesidad, ayudar a Irán a actuar contra Estados Unidos o contra intereses de Occidente en América Latina en varios escenarios: si sus instalaciones nucleares son atacadas por Israel y/o los Estados Unidos, o en caso que, la sensación de aislamiento y de estar rodeado de Irán se intensifique; intentar iniciar una crisis con los Estados Unidos, quizás sobre el modelo de la crisis de misiles de Cuba. Entretanto, Irán está aprovechando la relativa proximidad con Estados Unidos para penetrar, ilegalmente, en su territorio (vía México) así como preparar una infraestructura de terrorismo y sabotaje dentro de Estados Unidos.
Las infraestructuras que Irán está creando – algunas ya en marcha, y otras están formándose – tendrán un doble impacto si Irán logra obtener armas nucleares y puede operar esas infraestructuras bajo el amparo de su organización nuclear.CIDIPAL
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