Los palestinos lo planearon con anticipación
El plan preconcebido
Los palestinos lo planearon con anticipación. No fue una idea revolucionaria que de repente afloró en la mente de los dirigentes; no fue una reacción contra la supuesta falta de predisposición israelí a proseguir con las tratativas de paz; no es el grito del hartazgo que insinúa el Primer Ministro de la Autoridad Palestina Salam Fayyad tras el predecible fracaso de la reinauguración en 2010 de las conversaciones que se habían interrumpido por la Operación Plomo Fundido. El futuro Estado palestino nacido de una declaración unilateral es un plan preconcebido por la Autoridad Palestina que irremediablemente iba a ser puesto en marcha, sin importar los progresos realistas que pudieran constatarse en mesas de negociación y conferencias internacionales con participación conjunta de Israel.
2010 no fue el año en que la estrategia se urdió. En ese año empezó la campaña de una manera más ruidosa por parte de los palestinos para la obtención de un Estado sin tener que negociar con Israel. Entre los primeros en manifestar su agrado ante la iniciativa, que excluía a quien debía ser el socio en un acuerdo serio, estuvieron naciones latinoamericanas. Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba y Chile, se sumaron a Venezuela y Nicaragua, prestando su reconocimiento al Estado palestino, sin que la creación de este surgiera de un acuerdo negociado. Un episodio tan lamentable como vergonzoso, que no podía más que reforzar la intransigencia palestina en sus posiciones respecto del conflicto con Israel. Los líderes de las naciones latinoamericanas alegaban en sus discursos que sus medidas favorecían a la paz y aceleraban su llegada, pero no solo constituían una contradicción con el principio de un tratado de paz con participación de todas las partes en cuestión precedentemente defendido en otras alocuciones, sino dar la espalda a Israel, el verdadero agredido en esta contienda y el que pagaba el precio del abandono latinoamericano a la justicia de su causa.
Mala memoria de los medios de comunicación
La cobertura mediática se encargó de enmarcar esta determinación palestina en un contexto de frustración ante la negativa israelí a un nuevo congelamiento en la construcción de asentamientos en Judea y Samaria (sin dar mucho crédito al histórico congelamiento que sí se llevó a cabo por parte del predispuesto Israel); un supuesto “extremismo” del Primer Ministro de Israel Biniamin Netanyahu de querer boicotear cualquier esfuerzo de paz a través de sus políticas; y por supuesto a la gran y taquillera mentira, asquerosa a más no poder por cierto, del apartheid israelí que ahoga cualquier esperanza palestina de lograr la independencia y soberanía. Grosso error, ya que la idea de la declaración unilateral del Estado palestino precede a la exigencia palestina del congelamiento de la construcción de asentamientos con anuencia para esto último de Estados Unidos; el Primer Ministro de Israel reiteró una y otra vez en sus discursos su disposición a negociar con los palestinos sin condiciones previas y a intentar lograr un acuerdo histórico para la región; y el apartheid no existe más que en la torpe y malintencionada mentalidad de periodistas, burócratas y militantes judeofóbicos. Paradójicamente, muchos de los medios que atribuían la iniciativa intransigente palestina de 2010 a la culpa de Israel por no encaminar el proceso de paz, habían publicado en sus propios diarios, revistas y webs el mismo plan palestino ¡en el 2009! ¿Debería sorprender esta incapacidad de muchos medios masivos de comunicación de buscar en sus propios archivos de noticias, editoriales y opiniones para ver lo que publicaron con anterioridad? ¿Debería sorprender su inhabilidad para aunque sea googlear en sus propias páginas digitales a los fines de rastrear informes pasados? Para quienes han estudiado la judeofobia y sus diversas manifestaciones, la respuesta a ambas preguntas es un sencillo “no”. A la hora de criticar destructivamente a Israel, de reducirlo a la noción de ente corrupto y culpable de todas las desgracias del mundo (y recién después de eso, de la desgracia particular de los palestinos), la ceguera es total, la sangre hirviendo reservada exclusivamente para las ocasiones en que el Estado Judío mueve un pelo explota (sin importar que el cuerpo de civiles israelíes explote por atentados terroristas palestinos) y el fundamentalismo antiisraelí se convierte en una consigna de imposición obligatoria. Por eso, no sorprende para nada que se obvien detalles tan “simples”, “tontos” si se quiere, como la premeditación palestina con varios meses de anticipación. Lo mismo ocurrió en la Segunda Intifada: varios medios propagandísticos vieron en Ariel Sharon y su visita al Monte del Templo en el 2000 la causa original de la violencia; no importó que la Autoridad Palestina había anunciado días antes que iba a lanzar una oleada de ataques sanguinarios contra Israel. Será que los medios de comunicación tienen mala memoria.
Una sencilla búsqueda
Utilizando la maravillosa herramienta que es Google (es decir, un buscador popular al alcance de cualquier usuario de internet), se pueden hallar noticias respecto del plan palestino, sin necesidad de mucho esfuerzo (tomarse el trabajo de investigar libros, revolver bibliotecas, consultar papers y demás métodos de intelectuales a los que no recurren los representantes de la vagancia judeofóbica por ser la acusación automática contra Israel la opción más simple y rápida). Con esto para nada se pretende minimizar la información circulante en la red (por el contrario, se festeja su amplia disponibilidad), ni la tarea de quienes investigan por internet (de hecho, yo lo hago constantemente), sino que se pretende subrayar la sencillez con la que pueden hallarse los rastros del proyecto palestino del Estado declarado de manera unilateral. Crítica Digital publicó el 25 de agosto de 2009: “El gobierno autónomo palestino planea crear un Estado de facto en los próximos dos años ante el repetido fracaso de las negociaciones con Israel, según anunció este martes el primer ministro palestino, Salam Fayyad. (…) Sostuvo que fueron estériles los 16 años que siguieron a los acuerdos de Oslo, entre Israel y la Organización para la Liberación Palestina (OLP), y que por eso los palestinos ahora decidieron tomar el control de su futuro. "El gobierno palestino lucha con determinación contra un régimen de ocupación hostil (...) con el fin de establecer un estado de facto dentro de los próximos dos años", manifestó en conferencia de prensa en Ramallah, Cisjordania, y llamó a los palestinos -divididos desde que Hamas conquistó la Franja de Gaza, el territorio más pequeño de los dos del proyectado Estado- a cerrar filas tras el plan. El proyecto incluiría la conjunción de las fuerzas de seguridad y el desarrollo de una economía próspera y sustentable. (…) "Decidimos ser activos, acelerar el fin de la ocupación israelí trabajando duro para construir hechos positivos en el terreno, haciendo surgir nuestro Estado como un hecho que no pueda ser ignorado. Esta es nuestra agenda, que seguiremos con determinación", subrayó Fayyad” (1). El medio digital Público.es apuntó el mismo día: “El primer ministro palestino, Salam Fayyad, presentó hoy un plan para crear un estado palestino en 2011, aunque éste tenga que ser declarado de forma unilateral y no sea resultado de negociaciones de paz con Israel. "Tenemos que tomar la iniciativa. Sabemos lo que tenemos que hacer y debemos ser capaces de crear nuestro Estado porque Israel nunca tomará la iniciativa por nosotros", dijo Fayyad en una rueda de prensa en la ciudad cisjordana de Ramallah. Los palestinos tendrán que "trabajar duro para lograr este sueño" y "conseguir todo el apoyo posible" tanto local, como regional e internacional, añadió. "Nuestro proyecto nacional es un proyecto de liberación", dijo Fayyad, que señaló que los palestinos "no necesitan esperar a una postura israelí al respecto" puesto que "ellos son la potencia ocupante". Para el primer ministro palestino, los pasos a seguir en este momento son tomar la iniciativa, elegir el mejor momento y, mientras tanto, crear "hechos sobre el terreno" que faciliten el nacimiento del Estado palestino. "Tenemos que dedicar los próximos dos años a construir un Estado" (…)” (2). Esta misma noticia difundida por EFE se puede leer en La Vanguardia, donde también figura, al igual que en el anterior medio digital mencionado, lo siguiente: “El documento presentado por Fayyad hace énfasis en la necesidad del desarrollo económico de los territorios palestinos y presenta propuestas como la construcción y mejora de infraestructuras, incluida la creación de un aeropuerto en Cisjordania que cumpla con los estándares internacionales. "Necesitamos mucho dinero para inversión y desarrollo y trabajaremos para conseguirlo", dijo Fayyad” (3). Por su parte, también ese 25 de agosto, el Corresponsal Israel Palestina escribió: ““Palestina, fin de la conquista y fundación del estado”. Ese es el titular de un documento de sesenta páginas presentado este martes en Ramallah por el Primer Ministro del Gobierno Autónomo Palestino, Salam Fayyad y en el cual describe el plan de trabajo para los próximos dos años. El documento está destinado a preparar el terreno para la creación de facto de un Estado, aún si no concluye la conquista israelí en la Ribera Occidental para entonces. En el mismo se establecen los objetivos nacionales y los principios políticos del nuevo Estado y se sientan las bases para la creación de las dependencias de gobierno, la bolsa de valores, una economía libre, el sistema educacional, un aeropuerto internacional en el valle del Río Jordán y mucho más” (4). Nadie puede argumentar que no estaba informado de la intención palestina, ni mucho menos atribuirla a los sucesos transcurridos durante 2010.
Campaña de traición, aliados y adherentes
La campaña de flagrante traición de la Autoridad Palestina a Israel (que se suma a una lista mucho más poblada de decepciones e incumplimientos de lo pactado con el Estado Judío), apunta a obtener legitimidad de los gobiernos de distintos países para una virtual declaración unilateral del Estado palestino, así en septiembre de 2011 en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, éste sea reconocido internacionalmente por el organismo que nuclea a los líderes mundiales; todo llevado adelante bajo su creencia de que el aval de la ONU (que siempre se muestra dispuesta a perjudicar a Israel) sea irreversible para el Estado Judío. La propia ONU también se manifestó sobre el tema, y al respecto escribió Rubén Kaplan en Guysen Internacional News: “Corroborando la tradicional posición favorable de la ONU a los intereses árabes y contraria a los israelíes, Robert H. Serry, el diplomático holandés, nacido en 1950 en Calcuta, que ostenta el cargo de Coordinador Especial para el Proceso de Paz en Medio Oriente y Representante Personal ante la Organización de Liberación de Palestina y la Autoridad Nacional Palestina, anunció el martes 26 de octubre que el Consejo de Seguridad del organismo internacional podría apoyar la creación unilateral de un Estado palestino en 2011, si Israel no renueva el congelamiento de viviendas en los asentamientos, expirado el 26 de septiembre luego que la moratoria por 10 meses concedida por Israel, no lograra progresos significativos en las negociaciones directas de paz mantenidas entre las partes” (5). Es decir, el organismo internacional según un alto funcionario oficial, estaría dispuesto a aceptar la propuesta palestina y someter a Israel a las desagradables consecuencias que la errónea determinación podría traer aparejadas.
La Unión Europea cae en el mismo juego que algunos de los latinoamericanos y la ONU, y con la ilusa aspiración de que el apoyo de las naciones a la declaración unilateral contribuirá a acelerar la paz, presta su consentimiento al proceder palestino. La campaña de traición ha logrado cosechar aliados y va por más adherentes. Tomemos por caso España, cuya notable tradición histórica de judeofobia galopante se sigue manteniendo fielmente en algunas ideas de la sociedad en general, y con especial ahínco en la política. El 21 de diciembre de 2010, Aurora informó: “La ministra de Asuntos Exteriores española, Trinidad Jiménez, reafirmó el compromiso de España con la constitución del Estado palestino como fórmula para lograr una "paz global, sostenible y duradera" en Oriente Medio. Jiménez trasladó este mensaje a su homólogo palestino, Riad Al Malki, en la reunión celebrada en Madrid para reforzar la cooperación entre el Gobierno español y la Autoridad Palestina, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. (…) De hecho, la nota de Jiménez implica que España no reconocerá, por ahora, al Estado palestino como exige la AP; pero garantizó que va a seguir cooperando con las autoridades palestinas para que su estado sea "viable" en áreas como el fortalecimiento de sus instituciones, la gestión de los recursos, la situación de los refugiados o la educación” (6). A esto se le agregaba algo que podía generar suspicacias: “el Ministerio español de Exteriores acordó el pasado mes de septiembre elevar el estatuto de la representación palestina en España al grado de misión diplomática, cuyo responsable tiene tratamiento de embajador” (7). Al representante palestino se le asignaba el trato de embajador, como si trabajara para un Estado, en vez de una entidad menor como la AP; pero hasta ahí, España no prestaba su reconocimiento. El 15 de enero de 2011, se agregó: “Israel ha recibido garantías del Gobierno de España de que no apoyará una declaración del Estado palestino este año si no es fruto de la negociación entre las dos partes en conflicto en Oriente Medio. El embajador israelí en España, Raphael Schutz, afirmó que ésta es la postura que le ha trasladado el Ejecutivo español después de que la Autoridad Palestina (AP) haya dado por hecho que su Estado será reconocido por España en 2011, aunque sea sin consenso de Israel y la Unión Europea (UE). Por las conversaciones mantenidas con el Ministerio español de Exteriores, Schutz sostiene que España sigue compartiendo la tesis del Estado judío de que la solución de los dos Estados debe salir de la mesa de diálogo, y no de una medida unilateral. "La posición de España -explicó- no ha cambiado, en el sentido de que apoya la idea de los dos estados, como Israel, pero también retomar las negociaciones directas y que la solución debería conseguirse a través de esta negociación, y no de la imposición"” (8). La postura oficial del ejecutivo español fue comunicada al embajador israelí, en refuerzo de la posición antes explicada. Tan solo 4 meses después, el 31 de mayo, la nueva comunicación sobre el parecer español resultó escandalosa, y más aún dado que este se hizo público en un marco de reconciliación de la AP con organizaciones terroristas asesinas de israelíes: “La Autoridad Palestina anunció que España reconocerá, antes de septiembre, al Estado palestino en base a las fronteras del 1967. Un diplomático español le dijo al negociador palestino Nabil Shaat que Madrid apoyará el ingreso del Estado palestino en las Naciones Unidas. Shaath realizó el anuncio tras dialogar en Ramallah con el cónsul general de España, Alfonso Portabales. Una fuente palestina señaló que Portabales, le confirmó a Shaath que el Gobierno español - que acaba de ser humillado en las elecciones municipales- apoyará la moción palestina en la ONU. Mientras tanto, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas se reunió en El Cairo, bajo el patrocinio de las autoridades egipcias con Ramadan Sallah, secretario general de la organización terrorista palestina Jihad Islámica y su lugarteniente, Ziad Nakleh. El encuentro entre los líderes palestinos tuvo como objetivo la consolidación de la reconciliación nacional, dijo una fuente de la Autoridad Palestina. Ambas partes discutieron la represión de los operativos de la Jihad Islámica y sus simpatizantes en la Cisjordania. La Jihad Islámica ha condenado la continua represión contra su grupo e instó a la Autoridad Palestina a liberar a todos sus miembros” (9). Fuera solo por su siempre presente simpatía a la causa palestina, o también por la necesidad extra de contentar a varios españoles en política internacional para contrarrestar la humillación del gobierno en elecciones municipales, España cambió su postura a pocos meses de la cita mundial en la ONU, sumándose al conjunto de países que buscan ahorcar a Israel, ponerlo contra las cuerdas, y restringir su espacio para maniobrar mientras el escaso tiempo de cara a septiembre le juega una mala pasada. Ya el 21 de abril, el Presidente de la AP Mahmoud Abbas había continuado con sus repetidas amenazas contra Israel, y mientras algunos respaldaron sus afirmaciones, otros las desmintieron: “Abbas manifestó que “la Autoridad Palestina cuenta con la visión del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien dijo que quería ver un Estado palestino establecido en septiembre, tal como lo determinó el Cuarteto de Paz para Oriente Medio”. “Más de 130 países están dispuestos a reconocer al Estado palestino dentro de las fronteras de 1967”, dijo Abbas, quien remarcó que naciones que antes no habrían reconocido al Estado palestino tales como el Reino Unido y Francia, ahora lo harán. Abbas realizó estas manifestaciones en su gira por Túnez, desde donde partió rumbo a Francia para reunirse con el presidente Nicolás Sarkozy. Mientras tanto, diplomáticos norteamericanos y europeos advirtieron a Israel que si las conversaciones no se renuevan, reconocerían formalmente al Estado palestino, según un reporte del periódico Los Angeles Times. El Cuarteto, conformado por Estados Unidos, la Unión Europea, las Naciones Unidas y Rusia, debería haberse reunido la semana pasada con el objetivo de discutir una iniciativa del Reino Unido, Francia y Alemania para reiniciar las negociaciones y proponer el esbozo de un acuerdo final. Existe una creciente presión sobre el Primer Ministro Biniamin Netanyahu para que revele una iniciativa de paz o se arriesgue al apoyo formal del Cuarteto a un apoyo a la declaración unilateral palestina de un Estado sobre las fronteras de 1967. Se trata de una posibilidad que ha sido insinuada por el enviado especial del Cuarteto, el ex Primer Ministro británico Tony Blair. Sin embargo, Estados Unidos rechazó los esfuerzos palestinos para obtener en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el reconocimiento unilateral para su Estado en septiembre. “No creemos que esa sea una buena idea, no creemos que eso ayude”, señaló el vocero del Departamento de Estado, Mark Toner, en un comunicado” (10). Mientras ciertos políticos entienden que el Estado palestino debe ser el resultado de una negociación con la parte que nada más ni nada menos debe facilitar el territorio donde este se erigirá, otros políticos de no poca influencia dan rienda suelta a su imaginación y conciben a un Medio Oriente pacífico arrodillándose ante las exigencias de quienes orgullosamente exhiben su prontuario terrorista. Los que antaño lastimaron a Israel y clamaron por la sangre de todo el pueblo judío, y que en la actualidad no son lo suficientemente claros en afirmar si quieren o no vivir en paz en un Estado vecino, reciben los favores de inteligentes puestos al servicio del mal y de descerebrados sumados a propaganda antiisraelí.
La infame reconciliación
Se husmeaba, se olía, se sospechaba, una posible reconciliación entre las dos facciones de gobierno palestinas: Fatah perteneciente a la Autoridad Palestina en Ramallah, y Hamas en la Franja de Gaza. La AP ha tenido vaivenes en sus negociaciones con Israel (y dentro suyo elementos radicales, también en épocas de negociación, no cesan de pedir por el quiebre de las relaciones para retomar la lucha armada, mediática y diplomática en toda su extensión contra el Estado Judío); Hamas nunca ha renunciado a su voluntad de destruir a Israel, y en reiteradas ocasiones sus funcionarios reafirman en público ese compromiso inquebrantable. ¿Cómo es posible que un supuesto socio para la paz como la AP decidiera armar un gobierno de unidad nacional con Hamas? ¿Será que eso es la prueba irrefutable de que la AP no es socio para la paz, no le interesa reconocer a Israel y por el contrario no pierde la esperanza en derrotarlo y destruirlo? La cuestión es que el acuerdo llegó y las dos facciones se reconciliaron (tras violentos enfrentamientos que los dividieron en el pasado, incluyendo golpe de Estado de Hamas contra Fatah en Gaza, desplazamiento de los miembros de Fatah fuera de la franja, y varios muertos de este último grupo a mano de integrantes de Hamas, que se suman a aproximadamente 200 palestinos que perdieron su vida debido al enfrentamiento). El 27 de marzo de 2011, se informó: “Crecen las voces que llaman a la unidad entre Fatah y Hamas. Un día después que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, declarara su disposición a llegar hasta la Franja de Gaza para promover el establecimiento de un gobierno de unidad (entre Hamas y Fatah), manifestantes llamaron, en la Franja, al fin de la división. Al mismo tiempo, Israel activa la presión contraria. En Jerusalén comenzaron los contactos frente al gobierno norteamericano y países centrales de la Unión Europea a fin de obligar a Abbas a no conformar un gobierno de unidad con Hamas en vista a las elecciones en Cisjordania y Gaza. El Primer Ministro, Biniamin Netanyahu, dijo ayer en una entrevista a la red CNN que se opone, de manera terminante, a la propuesta de Abbas de unidad palestina y aclaró que, esa medida, no permitirá avanzar en el proceso de paz. “Ahora hablan de unidad nacional con Hamas, que pide nuestra eliminación” dijo Netanyahu a la CNN. “¿Cómo es posible estar a favor de la paz con Israel y, también, a favor de la paz con Hamas que nos quiere eliminar? ¿Puede usted imaginar un acuerdo de paz con Al Qaeda? Por supuesto que no”. (…) El llamado de Abbas a la unidad, de hecho, llega como respuesta a las manifestaciones organizadas por los jóvenes palestinos en Cisjordania y Gaza pidiendo la conciliación entre Hamas y Fatah” (11).
El acuerdo fue firmado el 4 de mayo, y las reacciones fueron más leves de lo que podía esperarse: “EE.UU. no tratará con un gobierno palestino que incluya a Hamas a menos que el grupo fundamentalista islámico cambie sus posiciones, declaró la secretaria de Estado Hillary Clinton. Tras el acuerdo de unidad firmado por Hamas y Fatah el miércoles, Clinton manifestó que Hamas debe adoptar los principios del Cuarteto de Paz para Oriente Medio (EEUU, UE, ONU y Rusia) de reconocer el derecho de existencia de Israel, renunciar a la violencia y respetar los tratados previamente firmados por los palestinos” (12). Evidentemente, la lección no se aprendió, y cuando esto sucede, la historia puede repetirse. Luego de la retirada unilateral de Israel de la Franja de Gaza en 2005 bajo el gobierno de Ariel Sharon, Estados Unidos comenzó un proceso de presión constante al Estado Judío para que hubiese amplia participación de postulantes palestinos en las elecciones a llevarse a cabo para elegir los gobernantes del lugar. George Bush y Condolezza Rice lo exigieron de manera implacable, y a Hamas (que nunca se podría haber pensado sinceramente que renunciaría a sus principios políticos axiomáticos de destruir a Israel para encausarse en un romántico período de transformación destinado a reconocer al Estado Judío y quererlo como vecino para vivir en paz), se le permitió postularse. Hamas ganó. Según Khaled Abu Toameh, periodista palestino, porque la AP había demostrado ser tan corrupta que cualquier novedad que ofreciera Hamas sería bien recibida (13). Según mi parecer, además de cualquier modificación que pudiese prometer, Hamas ganó porque los palestinos de Gaza en su mayoría quieren la destrucción de Israel y es innegable que son educados para convertirse en terroristas promotores de una guerra santa en vez de futuros sostenedores de un tratado de paz histórico. Por supuesto, Hamas se dedicó al terrorismo todos y cada uno de sus días de gobierno en Gaza hasta la actualidad. Asesinó israelíes y clamó por el fin del Estado de Israel. Hoy en día, que Hamas se reconcilia con la AP, Hillary Clinton como representante de Estados Unidos encabeza una tibia reacción, y apenas le exige al grupo terrorista que reconozca los principios del Cuarteto. Es sabido que Hamas no reconoció lo que le exigieron en el pasado, y es sabido que no lo hará ahora. Pero en vez de fulminar en críticas al revelador acuerdo palestino de las intenciones de Fatah de intentar hasta lo último la destrucción de Israel, apenas se le exige a Hamas un cambio de actitud para recibirlo como otro socio más para la paz. Que poca capacidad para aprender lecciones históricas, que poca memoria sobre lo que pasó hace apenas 4, 5, y 6 años.
Los motivos de la unión
¿Qué es lo que persiguen concretamente los gobiernos palestinos con esta movida? Pueden ser varios motivos. Los tres de mayor peso se enunciarán a continuación. Primero, en el marco de la campaña palestina en búsqueda de legitimación internacional para que sea aceptada la declaración unilateral de su Estado, se quieren mostrar unificados en un proyecto nacional común. Piensan que el mundo no les brindará legitimación si entre ellos mismos se encuentran divididos, y no son capaces de forjar una administración palestina central. El Estado palestino en Judea y Samaria y en la Franja de Gaza, para ser uno, debe tener un solo gobierno soberano, y no facciones enemistadas o guerreando entre ellas. Por eso, el acuerdo apunta a paliar las diferencias territoriales y políticas en un gobierno de unidad nacional para dar una imagen de reconciliación y comunidad capaces de llevar adelante un único proyecto de país. Que el acuerdo se romperá inmediatamente luego de ser logrado el reconocimiento internacional, es muy probable. Las partes volverán a sus posicionamientos políticos internos tradicionales, y las luchas de ego por el heroísmo histórico y de gobiernos por la centralidad y totalidad del control estatal estarán a la orden del día. La infame reconciliación llegará así a su fin y la naturaleza agresiva de ambos grupos volverá a predominar para disputarse el gobierno del Estado palestino. Total, Hamas ya sabe que no es demasiado presionado para abandonar sus principios y puede seguir siendo un ente terrorista a la par que gobierna, sin dejar de lado su aspiración de destruir a Israel; y la AP también puede beneficiarse con la obtención del reconocimiento al Estado sin que un acuerdo de paz con Israel la ligue y la limite a otros intereses, y proseguir sus campañas de deslegitimación y odio para en un futuro, asentada ya en una importante plataforma mundialmente aceptada, lanzarse a proferir mayores reclamos para obtener mayores desmembraciones territoriales de Israel los cuales vienen adosadas con mentiras históricas y culturales espantosas que separan a los judíos de su patria milenaria y su patrimonio histórico. La fragilidad del acuerdo palestino puede constatarse comprobando las intenciones de ciertos miembros de Hamas que no apoyaban la reconciliación; a su parecer, a Hamas le convenía consolidarse más que nunca como gobernante solitario rechazando cualquier pedido de la AP, ya que la revolución en Egipto venía demostrando que la Hermandad Musulmana (organización de la que Hamas procede) se postulaba como el grupo con más posibilidades para acceder al gobierno. De este modo, con Egipto (Estado soberano) gobernado por el fundamentalismo islámico del tenor de Hamas, el posicionamiento de los terroristas gazanos se fortalecería, Egipto no suavizaría sino directamente abriría las fronteras para dar rienda suelta al paso de armamento para Hamas, y la organización se equiparía mejor que antes, contando además con el apoyo militar de un Estado poderoso en el mundo musulmán y dispuesto a romper su tratado de paz con Israel. En este contexto, Hamas podría prescindir perfectamente del apoyo político de la AP, y engrosados su arsenal y representación en el mundo islámico, dedicarse a desplazarla definitivamente del plano internacional y local. Por lo visto, primó la posición de los interesados en aliarse a la AP en vistas a la futura declaración unilateral. Dentro del primer motivo de la reconciliación se posiciona Barry Rubin: “De repente, tras años de continuos fracasos, Fatah y Hamas - lo que quiere decir la Autoridad Palestina (AP) y Hamas - han firmado un detallado acuerdo de reconciliación. ¿Por qué justo ahora? El acuerdo ha sido preparado para la ONU, para poder decir allí que la Autoridad Palestina es el único representante legítimo de los palestinos. Para poder decir en las Naciones Unidas que ahora gobierna tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza, Al Fatah (AP), ha hecho enormes concesiones que antes se negaba a hacer. Por supuesto que el acuerdo se romperá. Probablemente, después de que la AP reciba un amplio apoyo para ser un país independiente, entre finales de este año y antes de las elecciones palestinas proyectadas para 2012. ¿Por qué Hamas se une a esto? Porque el acuerdo le otorga un montón de ventajas, incluida la promesa de elecciones para dentro de un año. Hamas ganó las últimas elecciones y, posiblemente, confía que va a ganar otra vez - especialmente cuando mira el triunfo electoral de Hezbollah en el Líbano y el probable éxito de los Hermanos Musulmanes en Egipto, dentro de poco. Pero también hay otra razón. Hamas está, probablemente, muy contento con la idea de que muchos países - y quizás la ONU - reconozcan un Estado palestino independiente sin condiciones. En otras palabras, habrá un amplio e internacional reconocimiento de Palestina sin necesidad de hacer la paz con Israel. No será preciso hacer concesiones. Los palestinos tendrán todo y no renunciarán a nada. Ellos no se consideran obligados, en modo alguno, a los cambios de fronteras o a las garantías de seguridad. La lucha por borrar a Israel del mapa puede continuar. Es el sueño de Hamas hecho realidad” (14). El segundo motivo, que si bien está en cierta medida incluido dentro del primero merece ser considerado en apartado especial por la fuerza argumental y por los cambios trascendentales que implicaría de hacerse oficialmente de público conocimiento, tiene que ver estrictamente con la voluntad y posición de la AP respecto del conflicto con Israel. Mahmoud Abbas ha demostrado muchas señales de que le cuesta, no se decide, o finalmente no desea firmar un acuerdo de paz con Israel. Sus exigencias son siempre maximalistas, sus agresiones políticas una constante, sus rechazos a negociar figurita repetida, y las demonizaciones de Israel bajo su mandato continúan con la adrenalina que solamente puede generar la más conspicua judeofobia. El acuerdo con Hamas podría llegar a ser una sincera señal reveladora de la verdadera intención de Abbas escondida bajo la fachada vendida a Occidente de dirigente moderado que lucha por la libertad de su pueblo, de que lo que busca es la obliteración de Israel, aunque eso implique aliarse a acérrimos rivales políticos. Con la declaración del Estado palestino obtenida, la guerra palestina dirigida por el gobierno unificado contra Israel pasaría a ser de Estado soberano a Estado soberano (ya no de entidades terroristas contra un Estado), y de sobra tendría excusas para exponer a Israel como el agresor y a los palestinos como los agredidos (cruel inversión que la ONU acepta a pesar de su evidente falsedad). La judeofobia imperante en la ONU no tendría problemas en hacer la vista gorda una vez más a la agresión palestina, considerar a Israel como el culpable de iniciar la contienda bélica, condenar a Israel mediante la Asamblea General y contribuir a su aislamiento internacional por medio de sanciones del tendencioso Consejo de Derechos Humanos. El abandono israelí quedaría concretado, la posición palestina apoyada y un paso más en la incesante labor por expurgar al Medio Oriente de la presencia judía sería dado. Para esto, La AP tendría en cuenta que por atacar a Israel abandonando el proceso de paz dejaría de recibir donaciones y colaboración de Estados Unidos, que se posicionaría del lado israelí; pero tendría buenas razones para pensar que sus afluentes europeos no decaerían, ya que así como financiaron a la OLP de Arafat en el pasado cuando el terrorismo que promovía era palpable en todos lados, y han continuado financiando a Abbas a pesar de sus negativas a encaminarse al proceso de paz renunciando definitivamente a la opción de la lucha armada (terrorista) contra Israel, la contribución a la interminable causa palestina proseguiría inmutable. Además, por su unión con Hamas, Abbas se vería más directamente beneficiado con el patrocinio del Estado terrorista de Irán, que ya colabora estrechamente con Hamas, y los ingresos económicos y armamentísticos para la Jihad contra el sionismo serían espectaculares. El tercer motivo de la alianza tiene que ver con posturas más pragmáticas que ideológicas, y luce con menos posibilidades de ser realmente determinante si bien algo de peso hay por el contexto regional: ante la oleada revolucionaria en el mundo islámico, que ha derrocado gobiernos o los ha puesto en jaque, puede que los representantes de Hamas y Fatah, ferozmente corruptos, hayan sentido el miedo de que los vientos del despertar oriental los golpeasen en la cara. Tomando parte de la argumentación de Khaled Abu Toameh sobre la corrupción de la AP, los palestinos bajo su gobierno podrían absorber las modalidades empleadas por los demás pueblos árabes y empezar a revelarse en Judea y Samaria. La AP tuvo en cuenta esto por lo que emprendió apuradas reformas destinadas a permitir mayores beneficios civiles y sociales a los palestinos bajo su cargo. Por su parte, los gazanos, tras años de Hamas en el poder, ya podrían haberse dado cuenta de la propia corrupción de su gobierno, y emprender similar camino revolucionario en su contra. Puede sonar contradictorio afirmar primero que los palestinos de Gaza concuerdan con Hamas y después decir que planean revoluciones para voltearlo; para evitar caer en eso, habría que barajar la posibilidad de que los gobernados concuerdan en su política externa judeofóbica pero que no toleran su represión civil y social interna. Por todo esto, tal vez para enviar un mensaje de unidad en la lucha por puros beneficios y libertades para los palestinos, los gobiernos hayan decidido unirse. Así pueden aunar esfuerzos en su control y sometimiento (aunque levemente alivianado) de toda la población palestina, y vender la imagen de que estando juntos y en relación de amistad uno con el otro, el verdadero enemigo que causa la real opresión es Israel, y no ellos mismos en sus respectivos territorios gobernados.
Siguiendo con el argumento de que el plan palestino ya venía desarrollándose antes de 2010 y 2011, acá hay otra noticia publicada en 2009, el 30 de septiembre, para que nadie pueda decir que los palestinos no avisaron de sus intenciones, o que a varios decepcionados los tomaron por sorpresa. Sobre el posible acuerdo de Fatah con Hamas, ahora sabemos que encaminado a facilitar la vía hacia la declaración unilateral del Estado palestino, precisó Michael Bloch en Guysen Internacional News: “El exiliado líder político de Hamás, Jaled Mashaal, anunció este lunes 28 de septiembre que el movimiento palestino había acordado, en principio, llegar a una reconciliación con su rival Fatah. Las dos organizaciones compiten por el poder desde que el Hamas se apoderó de la mayoría de los escaños tras las elecciones parlamentarias de enero del 2006. Entonces, la comunidad internacional terminó rechazando el resultado de las elecciones y suspendió su ayuda financiera a la Autoridad Palestina para así ejercer presión sobre el Hamas. Los occidentales querían obligar a la organización terrorista a reconocer a Israel y renunciar a la lucha armada. Acorralado, la organización terrorista se sentía especialmente comprometida a firmar un acuerdo con su rival, el Fatah. El acuerdo, llamado "La Meca", preveía el establecimiento de un gobierno de unidad nacional y el reconocimiento por parte del Hamas de los acuerdos previamente firmados por la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), que reconoció formalmente al Estado Judío. Pero este pacto se ha roto, por parte del Hamas, en junio del 2007. El grupo terrorista lanzó una ofensiva en la Franja de Gaza contra Al Fatah, para terminar controlando todo el territorio” (15). La reconciliación se venía sopesando por parte de las dos facciones palestinas, y ante nuevas eventualidades políticas tanto en el plano local como internacional, los implicados reevaluaban sus opciones, posibilidades, conveniencias y viabilidad del pacto. Pero lo fundamental, es que la idea central de reconciliación existía, y con mucha más fuerza que la idea de paz con Israel por el lado de la AP.
El papel egipcio
Egipto, país que hasta el día de hoy mantiene un acuerdo de paz con Israel (aunque no se sabe si por mucho tiempo más ya que aspirantes a gobernar radicales y grandes cantidades de población han manifestado su reproche al anterior gobierno de Hosni Mubarak por mantenerlo y enseñan su deseo de quebrarlo), ha tenido en este tiempo un papel para nada despreciable en la vinculación de los palestinos y su programación a futuro sobre Israel. El 19 de agosto de 2009, Aurora publicó lo siguiente: “Egipto pedirá a los Estados Unidos imponer un límite de tiempo de dos años al proceso de paz israelí-palestino. (…) Mubarak rechazó en Washington la idea de un estado palestino temporario. "Debemos movernos hacia un estatus de solución final", dijo el mandatario egipcio. "Podemos alcanzar una solución, porque los países árabes quieren la paz y una vida mejor, y el pueblo israelí también quiere estabilidad en sus vidas", aseguró Mubarak” (16). Egipto también se había sumado públicamente a la movida palestina de no posponer la declaración del Estado más allá de 2011. Bajo el lema poco creíble (proviniendo de labios de un mandatario que por décadas enteras demostró ser un tirano) de que los árabes querían la paz con Israel, apoyó a su manera fijar el tiempo límite de 2011 para el proceso de paz. Es cierto que Mubarak no se refirió a un Estado palestino unilateralmente declarado, ni a excluir a Israel en las decisiones a tomar, sino que habló sobre el proceso de paz que involucraba tanto a israelíes como palestinos. Pero el insinuar que su país se sumaría a la propuesta de fijar 2011 como barrera infranqueable para llegar a un acuerdo, no solo ponía en aprietos a Israel (que necesitaba el tiempo suficiente para evaluar y firmar un acuerdo serio, en vez de precipitarse en su accionar o firmar algo contra su voluntad), sino que estaba en clara connivencia con los deseos palestinos de presionar en base al tiempo para obtener un Estado, en vez de demostrar hechos empíricos inconfundibles de su deseo de hacer la paz. Para Israel, el problema del adoctrinamiento en el odio de los palestinos es grave, y generaciones completas crecen aprendiendo que los judíos son el peor mal de la humanidad, que son satánicos, y toda aberración que se les pueda ocurrir. Esto lleva a muchos a pensar, con razón, de que en dichas condiciones deplorables no se puede firmar un tratado de paz destinado a prolongarse en el tiempo; los palestinos están educando a su gente para odiar nada más ni nada menos que al socio para la paz, en la esperanza de que algún día finalmente se va a hacer desaparecer al sionismo y a los judíos. Egipto, con su determinación, estaba presionando a Israel para que hiciera la paz a pesar de la tristemente contrastable realidad del odio en la cultura palestina, alentando a los demás a sumarse a la insistencia contra el Estado Judío para obligarlo a firmar un acuerdo por demás acelerado poniendo en riesgo a sus ciudadanos frente a la agresión palestina. Para comprobar que la estabilidad en la vida de los israelíes de la que hablaba el hipócrita Mubarak poco le importaba a Egipto, recurrimos nuevamente al artículo de septiembre de 2009 escrito por Michael Bloch: “Egipto ha tratado de forma esporádica, conciliar a las dos organizaciones palestinas. En varias ocasiones, sendos acuerdos estaban a punto de alcanzarse aunque fracasaron en el último momento. Sin embargo, Jaled Mashaal, parece optimista en esta ocasión: "En el documento egipcio, se superó todos los desacuerdos", dijo. El líder del Hamas aclaró que el proyecto de acuerdo "podría allanar el camino para la reconciliación palestina". "Hemos respondido a ese espíritu", agregó. Egipto, que se ofrece desde hace meses como mediador, propuso por primera vez la formación de un gobierno de unidad nacional aunque el Hamas se ha negado a participar en cualquier gobierno que reconozca a Israel” (17). Siguiendo lo dicho por Mashaal, suponiendo que no es sermón, corrección fingida o puro proselitismo político y que en verdad los palestinos lograron ponerse de acuerdo en algo, Egipto habría logrado ser mediador de un proyecto que “superó todos los puntos”. Vale decir, vincular a los palestinos que públicamente dicen que quieren destruir a Israel, con los que aparentan moderación pero dan señales, a veces para nada encubiertas, de que buscan lo mismo. Egipto estaba subido al tren de presión a Israel para forzarlo a equivocarse, coaccionándolo diplomáticamente y sugiriendo a otros adherirse a la estrategia. Encima ahora, en Egipto hay chances de que la Hermandad Musulmana se haga con el poder, por lo que el panorama pro Hamas egipcio luce desesperanzador para Israel. Si Egipto con tratado de paz era frío y contrario en la ONU, el mismo país dominado por el fundamentalismo islámico no puede prometer algo mejor.continua mañana
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