domingo, 5 de junio de 2011
Sacando el velo a Mohmoud Abbas
Benny MorrisNational Interest
El reciente artículo de opinión de Mahmoud Abbas en The New York Times "vale la pena leerlo, no porque revele algunas importantes verdades sobre el conflicto israelí palestino sino, mas bien, por todo lo contrario, a causa precisamente de las mentiras y distorsiones que ofrece”, y lo que nos dice, por desgracia, acerca de la elite que dirigió la política palestina desde la década de 1960.Yasser Arafat, cabeza del movimiento nacional palestino desde la década del ´60 hasta su muerte (2004), era un destacado tramposo y mentiroso en serie, y de hecho se ganó la desconfianza de todos los líderes de Medio Oriente, árabes e israelíes. La mayoría dio un suspiro de alivio cuando falleció, al igual que muchos en Washington y en otras capitales occidentales.Sin embargo, muchos fueron muy dichosos de poder elogiar a su sucesor, Mahmoud Abbas, el presidente de la AP y jefe de Fatah, grupo principal de la OLP, como un político digno, un "moderado". Tal vez fuera por reemplazar los absurdos uniformes marciales de Arafat por los trajes occidentales, o por los anteojos de erudito, o por su utilización de verbos y adjetivos más suaves. Para ello, fue necesario ignorar - como fantasía juvenil- su tesis de doctorado de la década del ´80, publicada en árabe su título era “El otro lado: la relación secreta entre el nazismo y la dirección del Movimiento Sionista”. En ese libro, Abbas declaraba que, las cámaras de gas nunca se utilizaron para asesinar a los judíos y desestimaba, como "mentira fantástica", el que seis millones de judíos murieran en el Holocausto, a lo sumo, escribió, unos "890.000" judíos fueron asesinados por los alemanes. Y “asesinados”, afirmaba Abbas, en parte como resultado “de la provocación sionista” orquestada por Ben-Gurion a partir de 1942. O, como decía: "el movimiento sionista favoreció una amplia campaña de incitación contra los judíos, que vivían bajo el dominio nazi, y ello con el fin de alimentar el odio del gobierno alemán hacia ellos y desencadenar su venganza, y todo para ampliar el exterminio en masa". Todo fue diseñado, según él, para "facilitar la victoria del sionismo".Así que las actuales distorsiones de la historia de Abbas, en el “New York Times”, no sorprenden a nadie (aunque podemos preguntarnos por el papel de los editores que, tal vez, tienen alguna idea de lo que realmente ocurrió en Medio Oriente entre 1947-1949, y cómo permitieron publicar esas tonterías malintencionadas).En primer lugar, Abbas dice que, en mayo de 1948, como "un niño palestino de 13 años de edad", fue "forzado" y "conducido" fuera de su casa, en Safed, por los sionistas. Pero ese mismo Mahmoud Abbas, el 6 de julio del 2009, dijo, en árabe, a un entrevistador de Falastina TV que, en realidad, su familia huyó de Safed temiendo una posible venganza de los judíos de la ciudad a causa de la masacre sufrida dos décadas antes a manos de los árabes de Safed. La verdad, por supuesto, es que los árabes de Safed huyeron cuando comenzaron los ataques con mortero y fue conquistada, por la Hagana, el 9 - 10 de mayo de 1948. No hubo "expulsión" (palabra que Abbas utiliza en el artículo para describir lo que pasó con “todos los palestinos desplazados” durante la primera guerra árabe-israelí).Pero esa es una distorsión menor en comparación con las que siguen. Esas se insertan en el texto breve, en el que se describe la cadena de acontecimientos entre 1947-1948:“En noviembre de 1947, la Asamblea General [de las Naciones Unidas] hizo su recomendación [la partición de Palestina en dos estados, uno judío y el otro árabe] y la respuesta fue afirmativa. [El significado aquí es confuso: ¿Acaso fueron los árabes los que respondieron “afirmativamente” a la resolución, como quizás Abbas está insinuando? ¿La Asamblea General respondió a su propia recomendación "en sentido afirmativo"?] Poco después, las fuerzas sionistas expulsaron a los árabes palestinos para garantizar una decisiva mayoría judía en el futuro Estado de Israel, y los ejércitos árabes intervinieron. Más guerra y más expulsiones se produjeron... Nuestro Estado [árabe] palestino sigue siendo una promesa incumplida”.Pero lo que sucedió fue lo siguiente: Los estados árabes y el liderazgo nacional palestino, encabezado por el Haj Amin al-Husseini, se opusieron a la partición de Palestina y reclamaron la totalidad de Palestina para los árabes. Cuando la Asamblea General votó a favor de la partición, el 29 de noviembre de 1947, los dirigentes palestinos rechazaron la resolución y las milicias palestinas lanzaron las hostilidades tratando de abortar el surgimiento de un Estado judío. Fueron ayudados, con dinero, armas y voluntarios, por parte de los Estados árabes. En el transcurso de ese primer semestre, la llamada “guerra civil” de la Guerra de 1948 (desde el 30 de noviembre 1947 hasta el 14 de mayo de 1948) los milicianos palestinos atacaron las comunicaciones y los asentamientos judíos durante más de cuatro meses. Pero, con el tiempo, las milicias judías, en especial la Hagana, pasaron a la ofensiva (principios de abril) y derrotaron a los palestinos, y cerca de 300.000 fueron desplazados de sus hogares y tierras. El 15 de mayo de 1948, el día después que, los líderes sionistas, declararon el establecimiento del Estado de Israel, los ejércitos de Egipto, Siria e Irak invadieron Palestina contra de la voluntad de la comunidad internacional, plasmada en la resolución de partición, atacando al recién nacido Estado de Israel. El ejército de Jordania, el cuarto ejército invasor, ocupó Cisjordania y Jerusalén oriental, el núcleo del territorio asignado por la resolución de partición al Estado árabe palestino. (Los palestinos no proclamaron un Estado independiente, y Jordania no permitió a los palestinos establecer un estado, anexionándose, formalmente, la Margen Occidental y Jerusalén oriental. Egipto controlaba la Franja de Gaza).Durante las semanas y meses posteriores al 15 de mayo, el ejército israelí contuvo a los ejércitos invasores y, finalmente, los expulsó. Otros 400.000 palestinos fueron desplazados de sus hogares en el transcurso de los combates: Algunos fueron expulsados por las tropas judías (por ejemplo, en Lydda y Ramle en julio de 1948), a otros se les aconsejó u ordenó que abandonaron sus hogares por parte de los líderes y oficiales árabes (por ejemplo, en Haifa, en abril de 1948 y Majdal en octubre). Pero, la mayoría de esos 700.000 desplazados huyeron ante el temor de ser atrapados y heridos en combates. En el verano de 1948, el gobierno israelí decidió no permitir que los árabes desplazados - la mayoría de los cuales terminaron residiendo en campos de refugiados situados en otras zonas de Palestina, es decir, la Margen Occidental y Gaza - volvieran al Estado de Israel, considerándolos contrarios a su existencia (primero trataron de asaltar a la comunidad judía y luego destruir al naciente Estado judío) y una potencial quinta columna.La retorcida historia de Abbas omite, con intención, la mención de la primera mitad de la guerra de 1948, llamada “guerra civil”, retratando a los palestinos como víctimas inocentes. De hecho, fueron los principales promotores de las acciones violentas sucedidas desde el 29 de noviembre de 1947, con el lanzamiento del asalto a la comunidad judía (Yishuv), lo que provocó a su vez el contraataque sionista que dio lugar al colapso de la sociedad palestina y la creación del problema de los refugiados. En la historia, los pueblos suelen pagar por sus errores y agresiones frustradas. Eso es lo que sucedió en Palestina.Abbas y su Autoridad Palestina lanzaron una campaña para el reconocimiento internacional de un Estado árabe palestino que promete ser declarado formalmente en septiembre. Eso, nos dice, va a "allanar el camino para que presentemos demandas contra Israel en las Naciones Unidas, en los órganos de derechos humanos y en la Corte Internacional de Justicia".Lo que Abbas no dice a sus lectores es que, a los palestinos, como en 1947, ya se les ofreció un Estado, en un acuerdo de compromiso de dos Estados en el 2000, y la rechazaron (y Abbas, destacado ayudante de Arafat, no se opuso), y que en el 2008 al propio Abbas se le ofreció, otra vez, un estado, oferta realizada por el primer ministro israelí Ehud Olmert, y que la rechazó. Los compromisos ofrecidos por Barak-Clinton y por Olmert se basaban en un Estado palestino que contendría aproximadamente el 94% de Cisjordania [ con retribuciones territoriales israelíes hasta completar el 100%], el 100% de la Franja de Gaza y la mitad (árabe) del este de Jerusalén, incluyendo la mitad o tres cuartas partes de la Ciudad Vieja. A cambio, se esperaba de los palestinos reconocieran a Israel, renunciaran a su demanda de un retorno masivo a Israel de los refugiados y aceptaran un acuerdo que pusiera "fin definitivo al conflicto".Arafat y Abbas rechazaron los compromisos ofrecidos ya que no deseaban una solución de dos estados. Querían, y quieren, toda Palestina. Por tanto, no tienen interés en que, por medio de negociaciones, se llegue a un compromiso con Israel. (Abbas, en el “New York Times” dice que respalda la idea de la negociación: “las negociaciones siguen siendo nuestra primera opción”. Sin embargo, se sabe que eso es una tontería. El año pasado, Netanyahu congeló la actividad constructora en los asentamientos durante diez meses tras la presión de Obama y del mundo árabe [por primera vez en un gobierno israelí], pero Abbas tampoco negoció. Dejó pasar el tiempo. Después, Netanyahu, al negarse a extender esa congelamiento, dio más argumentos a Abbas, y contribuyó a la deslegitimidad permanente de Israel en Occidente (En los países árabes no importaba porque nunca "legitimaron " a Israel).Abbas, hoy, promueve un Estado palestino sin tener que pagar el precio de reconocer a Israel o hacer la paz. Una vez que los palestinos obtengan su estado en la Margen Occidental y Gaza, lo usarán como trampolín para la segunda etapa de su asalto político y militar contra Israel, y sin duda utilizarán su "crédito" en las Naciones Unidas, organismos de derechos humanos y la Corte Internacional de Justicia "como parte de ese asalto”.Pero, la base principal de asalto político y moral contra Israel, será la demanda palestina (y su aceptación internacional) del "derecho de retorno" de los refugiados de 1948, válido para ellos y sus descendientes (5-6 millones). Como Abbas dice en su artículo, “el problema de los refugiados necesita ser resuelto con justicia sobre la base de la Resolución 194 de la ONU”, de diciembre de 1948, la cual según los palestinos “apoya el derecho de retorno". Si el mundo acepta esa demanda y se aplica, Israel dejará de existir (con una población actual compuesta de cerca de 6 millones de judíos y de 1,4 de árabes, añadiendo 5-6 millones de refugiados palestinos el país dejará de contar con una mayoría judía, ergo no habría ningún Estado judío). Ese es el objetivo final del juego palestino, y de hecho es la "verdad" que Abbas siempre persiguió.CIDIPAL
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