lunes, 5 de enero de 2015

Contextos

Borrar a Israel del mapa

Por Michael J. Totten 

Atlas de Oriente Medio que omite a Israel
"El mapa elaborado por HarperCollins es una mentira. En la portada misma del atlas están las palabras 'Learn with maps' ("Aprende con mapas"). Pero los niños no pueden aprender verdadera geografía con mapas falsos"
El régimen clerical iraní ha jurado y perjurado que borraría a Israel del mapa, pero es la editorial estadounidense HarperCollins la que lo ha hecho en realidad.
La empresa ha publicado un atlas de Oriente Medio para estudiantes angloparlantes de la región del Golfo Pérsico, e Israel no aparece en el mismo. La Margen Occidental y Gaza sí que lo hacen, lo que es adecuado, ya que ambos enclaves existen y no forman parte de Israel, pero éste último, en cambio, simplemente no está.
El periódico británico The Tablet fue el primero en informar del caso, y, desde entonces,HarperCollins ha retirado los atlas y ha prometido que los destruiría. Diversos ejecutivos de la compañía están abochornados y afirman disculparse sinceramente.
Pero hay empleados de la empresa, de inferior nivel, que creen haber hecho lo correcto.
Collins Bartholomew [una subsidiaria de HarperCollins] dijo a The Tablet que poner a Israel en el mapa habría resultado “inaceptable” en Oriente Medio y que debían respetarse las “preferencias locales”.
No se está inventando esas preferencias; he visto muchos mapas árabes que no incluyen a Israel. A veces aparece, con el nombre de “Palestina”. Otras es un espacio en blanco. En ocasiones sí que aparece, y con el nombre correcto. Depende del mapa y, hasta cierto punto, del país que lo ha hecho. Algunas naciones árabes son menos obsesas al respecto que otras.
Las empresas que quieren venderle productos a los consumidores deben pensar, en efecto, en lo que resulta o no aceptable para éstos, si es que quieren obtener beneficios. No hay nada malo en ello, es el ABC de los negocios.
Pero el mapa elaborado por HarperCollins es una mentira. En la portada misma del atlas están las palabras Learn with maps (“Aprende con mapas”). Pero los niños no pueden aprender verdadera geografía con mapas falsos. Si se deja a un lado la política del conflicto árabe-israelí, el producto no cumple con su propia descripción.
No obstante, volvamos a la política. La gente que odia tanto a un país como para no poder soportar verlo en un mapa tiene un grave problema. Yo detesto a Corea del Norte y desearía que no existiera. Sería mucho mejor que se uniera a la democrática Corea del Sur, de la misma forma que Alemania Oriental se unificó con la Occidental tras la caída del Muro de Berlín. Pero, por amor de Dios, no exijo que los mapas que tengo en casa muestren a Corea del Norte como un espacio en blanco. Si lo hiciera tendría un problema para el que necesitaría ayuda.
No hay mucho que puedan hacer los occidentales para cambiar actitudes reaccionarias al otro lado del mundo, y, por lo general, las editoriales no están metidas en el negocio de la terapia político-emocional, pero consentir una negación de la realidad no hace sino perpetuar ésta.
Si los consumidores de Oriente Medio sólo comprarían un mapa si éste miente, que se hagan ellos mismos sus malditos mapas. Y si HarperCollins, o cualquier otra empresa,  de verdad quiere que los niños de allí “aprendan con mapas”, como afirma, entonces hay que hacer estallar esa burbuja local que les aísla de la realidad.

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