domingo, 6 de febrero de 2011

HAMAS, LA HERMANDAD Y EGIPTO

Cerniéndose como una nube oscura sobre las manifestaciones en Egipto esta el recuerdo de las elecciones parlamentarias egipcias del año 2006. Para los críticos de la Administración Bush, las elecciones, en las que Hamas obtuvo una victoria imprevista, fueron prueba que la "agenda de libertad" sólo engrasaría el camino para que los partidos anti-estadounidenses e islamistas llegaran al poder. Y para los críticos de la Administración Obama, las elecciones son un cuento de advertencia sobre los riesgos que EEUU ahora maneja al abandonar a Hosni Mubarak en su hora de necesidad.
Las elecciones de 2006 son en realidad una advertencia, aunque no en la manera que los críticos del pasado o del actual gobierno por lo general suponen. Cualquier otra cosa podría decirse de las elecciones, ellas no crearon a Hamas, el cual es un vástago de la Hermandad Musulmana de Egipto y que había estado ganando fuerza política entre los palestinos por casi dos décadas. La popularidad de Hamas debe mucho a su hostilidad militante contra Israel. Pero también era admirado por su oposición al corrupto, incompetente y con frecuencia brutal partido Fatah de Yasser Arafat.
Así que fue por una buena razón que el presidente Bush trató de promover la apertura liberal-democrática en todo el mundo árabe. Para los palestinos, eso significó reemplazar la vieja fórmula tierra-por-paz por un concepto democracia-por-estado, en el cual EEUU reconocería un estado palestino solo si cumplía con ciertos criterios políticos.
"Hago un llamado al pueblo palestino a elegir nuevos líderes, líderes no comprometidos con el terror", dijo Bush en un discurso de junio de 2002. "Hago un llamado a ellos para construir una democracia real, basada en la tolerancia y la libertad.... La verdadera reforma va a exigir instituciones políticas y económicas totalmente nuevas, basadas en la democracia, la economía de mercado y la acción contra el terrorismo".
Esa era una fórmula viable y devengo algunos resultados reales, no menos de los cuales fue que el relativamente moderado Mahmoud Abbas fuera nombrado primer ministro y más tarde elegido presidente en una carrera boicoteada por Hamas. Y así podría haber continuado si Hamás no hubiera decidido impugnar las siguientes elecciones, con la aquiescencia tanto de la Autoridad Palestina del Sr. Abbas como por el Departamento de Estado de Condoleezza Rice.
Dicha aquiescencia nunca debió haberse concedido: Hamas opera su propia milicia armada y rechaza categóricamente los Acuerdos de Oslo de 1993 que son toda la base del gobierno por la cual las elecciones estaban siendo celebradas. Sin embargo, Rice exigió que Israel se adhiriera a la participación de Hamas en la votación, sobre la teoría que "tenemos que dar a los palestinos un cierto margen para la evolución de su proceso político." Su Departamento de Estado también sostuvo que el desarme de Hamas era un objetivo a largo plazo, no una condición previa para su participación política.
Todo esto contradice la visión que el presidente Bush había trazado casi cuatro años antes, y no es crédito para su liderazgo que el haya permitido a su secretaria de estado manejar tan mal el proceso. Es ampliamente sabido que la Sra. Rice ha sido tomada completamente por sorpresa por los resultados de las elecciones, y eso a su vez no es crédito para los diplomáticos de EEUU que lo debieron haber visto venir.
Pero el error de base no era sobre la votación. Fue insistir en una elección antes que la base adecuada se hubiera preparado. Y fue permitir que un Hamas armado participara en un proceso político cuya misma legitimidad Hamas rechaza. Los partidos anti-democráticos no pueden ser parte de un sistema democrático, una lección que el mundo podría haber aprendido ya en 1933.
También es una lección que el mundo debe tener en cuenta como se desarrollan los acontecimientos en Egipto. Los que creen que un Egipto democrático Egipto está condenado a caer en manos de la Hermandad Musulmana citan con frecuencia las elecciones de 2006 al presente como Anexo A. Pero la lección de aquellas elecciones es que Hamás no debería haber tenido permitido participar, no que las elecciones no deberían haber sido celebradas.
Si la Hermandad quiere participar en elecciones, debe tener que prometer jugar de acuerdo con las reglas democráticas, respetar el pluralismo religioso y social, y honrar los compromisos de los tratados de Egipto, sobre todo con Israel. Y debido a que las promesas pueden ser rotas por parte de aquellos en el poder, Egipto necesita un sistema constitucional de pesos y contrapesos para resistir cualquier intento por imponer a un hombre, una elección, una vez. Egipto puede tener un futuro democrático viable, teniendo en cuenta que la democracia es para los demócratas.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.