Los disturbios que derrocaron a la autocracia de Zine El Abidine Ben Alí en Túnez están amenazando con hacer más de lo mismo en el Egipto de Hosni Mubarak. Literalmente de la noche a la mañana, uno de nuestros pocos bienes diplomáticos en el Medio Oriente - la paz fría pero estable con El Cairo - es ahora peligrosamente frágil. Se propagará el efecto dominó? Será pronto sumido Jordania, el único otro país vecino árabe con quien hemos firmado un tratado de paz (en octubre de 1994), en su propia insurrección popular?
Los escépticos lo dudan. Es cierto que los últimos viernes desde que la Revolución del Jazmín derrocó a Ben Ali, miles de asistentes a las mezquita de Jordania han salido a las calles después de las oraciones en protesta por los altos precios y otras reivindicaciones económicas, mientras que las fuerzas de seguridad básicamente han contemplado sin tratar de dispersarlos. Sin embargo, a diferencia de Egipto, donde Mubarak ha sido señalado para ser expulsado, la frustración en Jordania se ha expresado sobre todo contra el gobierno.
Aunque es ampliamente sabido que el rey Abdullah II y un pequeño grupo de sus asesores toman las decisiones reales, jordanos descontentos han tenido permitido desahogarse en una apariencia de libertad de expresión y de reunión mientras se abstengan de criticar directamente al rey, un acto punible por la ley.
Además, Abdullah ha estado respondiendo sagazmente. El martes, el rey pasó a desactivar la situación potencialmente explosiva a través del despido del primer ministro Samir Rifai. Rifai asumió el cargo hace poco más de un mes después de la controvertida eleccion del 9 de noviembre del año pasado.Una insignificante participación de 53% de los votantes se atribuyó a un boicot por parte del Frente de Acción Islámica - poderoso partido islamista de Jordania, afiliado a la Hermandad Musulmana - y a la apatía general.
A PESAR DE LA ESPERANZA de cambio cuando Abdullah, de 49 años, educado en Occidente, se convirtió en rey en 1999 después del fallecimiento de su padre, el fraude electoral y el favoritismo siguieron dando una representación desproporcionada a áreas rurales escasamente pobladas, en detrimento de las ciudades, donde vive la mayoria de los aproximadamente 6 millones de personas. La configuración favorece a candidatos tribales, que generalmente apoyan las políticas del gobierno, por sobre políticos de la oposición liberal e islámica concentrada en zonas urbanas. Un voto emitido en Ammán, por ejemplo, lleva sólo una cuarta parte del peso de un voto en el pueblo polvoriento y rural de Ma'an.
Ahora, el rey, reticentemente persuadido por las escenas en Túnez y Egipto, parece serio respecto a la reforma. El dijo a Marouf Bakhit, un ex embajador en Israel aprovechado por el rey para reemplazar Rifai como primer ministro, que su principal tarea sería la de "tomar medidas rápidas, concretas y prácticas para poner en marcha un verdadero proceso de reforma política."
La medida también pareció representar un asentimiento parcial a una petición formulada esta semana por el Frente de Acción Islámica que el actual gobierno renuncie y que una ley electoral sea enmendada a fin de facilitar un primer ministro electo democráticamente. El secretario general del Frente Hamzeh Mansur dejó en claro durante una reunión con el gobierno que "no hay comparación entre Egipto y Jordania. El pueblo no exige un cambio de régimen, sino que aquí nosotros pedimos reformas políticas y un gobierno electo."
Abdullah está enfrentado ahora con decisiones difíciles. Instituir verdaderas reformas electorales lo enfrentarían a sus aliados políticos, reacios a renunciar a su condición privilegiada. También arriesgaría con traer a los islamistas al poder, al igual que las elecciones de 2006 palestinas llevaron a Hamas al poder al otro lado del río Jordán.
Si por otra parte Abdullah intenta presentar reformas altisonantes sin contenido real, pronto podría enfrentar el tipo de agitación que en la actualidad mece a Egipto. Los jordanos, al igual que sus hermanos de Egipto y Túnez, están hartos de la corrupción que parece impregnar a las personas cercanas al régimen de Abdullah. Al-Jazeera, a la ofensiva contra los líderes autocráticos árabes como Abdullah, está ayudando a avivar las llamas de la disidencia. Mientras tanto, las masas marginadas de palestinos, incluidos cientos de miles de personas que viven en los campamentos de refugiados de Jordania, hasta ahora han permanecido tranquilas en general. Si fueran a movilizarse contra Abdullah, habría graves consecuencias.
Hay un montón de comodines en el mazo de Abdullah. El precedente egipcio, que sorprendió al mundo - a los expertos no menos que a todos los demás - es una lección de humildad acerca de adivinar el futuro en el Medio Oriente.
Fuente: The Jerusalem Post- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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