LIBERAR A LIBIA

Cuando la ola de libertad arabe alcanzo Libia la semana pasada, Moammar Gadhafi reacciono como el lo ha estado haciendo tan a menudo durante su oscurecido reinado de 42 años—asesinando a su propia gente. La revuelta contra el envejecido estado terrorista parece haber llegado a un punto de no retorno, y los EEUU y Europa deben hacer más para ayudar al pueblo libio a poner fin al régimen de Gadhafi.
La prensa extranjera está prohibida en el país y la Internet se ha cerrado, pero informes que se estan filtrando señalan una sangrienta revuelta que o derrocará al régimen, o dará lugar a una purga sangrienta de venganza. Cientos de personas han muerto ya, y los manifestantes saben que si paran ahora el régimen los va a matar a ellos y a sus familias.
Al Jazeera informa que la segunda ciudad más grande de Libia, Benghazi, ya está bajo control rebelde. El ministro de Justicia Gadhafi se informa que ha renunciado, junto con su Embajador ante la Liga Árabe. En una conferencia de prensa ayer en el vestíbulo de la misión de Libia ante la ONU en New York, el segundo diplomático de enlace de Libia, Ibrahim Dabbashi llevó una docena más o menos de sus colegas a denunciar a Gadhafi por "crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra."
Los manifestantes afirman que algunos en el ejército y la policía se han vuelto contra el régimen, y el lunes se produjeron enfrentamientos violentos en la fortaleza del régimen de Trípoli. Dos pilotos de combate libios desertaron a Malta en lugar de bombardear a los manifestantes. Al igual que Saddam Hussein en Irak, Gadhafi ha gobernado con el terror y pagos a las tribus poderosas de Libia. Pero ahora algunas de esas tribus se han vuelto contra él.
Informes no confirmados del lunes decían que Gadhafi huyó de Trípoli o del país, pero eso fue después que su hijo, Saif al-Islam, advirtió en un discurso incoherente en televisión acerca de "guerra civil", dijo que "las fuerzas armadas están con" su padre, y prometió que "vamos a luchar hasta el último hombre, la última mujer, la última bala."
Hasta que lo "suspendieron" ayer, Saif era llamado un "Joven Lider Mundial" por los grandes en el Foro Económico Mundial en Ginebra. Un funcionario del Departamento de Estado-quien habló en el trasfondo, afortunadamente para su reputación-dijo a la prensa el domingo que los EEUU estaban "analizando el discurso de Saif al-Islam Gadhafi para ver qué posibilidades contiene para una reforma significativa." Ese análisis está teniendo lugar durante o entre los bombardeos?

Los británicos han estado en cierta forma mejor, con el secretario de Relaciones Exteriores, William Hague diciendo el sábado "que sólo porque no hay cámaras de televisión presentes en las escenas que están ocurriendo en Libia, no quiere decir que el mundo no está viendolo, y eso no significa que el mundo va a ignorar la forma en que los que protestan y los manifestantes son tratados." Un día después, los EEUU finalmente se unieron en la denuncia en contra del uso de la fuerza.
Es hora que Occidente abandone su estudiada neutralidad y ayude a los libios a derrocar a uno de los regímenes más detestables del mundo. Paul Wolfowitz, tiene algunas sugerencias útiles por aquí cerca, comenzando con ayuda humanitaria y apoyo de las capitales occidentales para mantener una comunicación abierta dentro del país. El Sr. Dabbashi, el ministro que se rebeló en Libia ante la ONU, recomienda una "zona de exclusión aérea" para evitar que Gadhafi importe mercenarios.
Iremos más allá y diremos a las fuerzas armadas libias que Occidente bombardeará sus campos aéreos si continúan masacrando a su pueblo. Armar a los manifestantes tampoco se puede descartar. El gobierno libio ya está culpando a la ayuda extranjera por las protestas, y los manifestantes estan enfrentando una lucha a vida o muerte. La peor política sería alentar a los manifestantes sin darles las herramientas necesarias para prevalecer.
Gadhafi ya estuvo amenazando a la Unión Europea la semana pasada conque iba a suspender la cooperación en materia de inmigración ilegal a Europa a menos que esta se quede callada mientras el tirotea a las fuerzas pro-democracia. La amenaza, comunicó al embajador de Hungría, es una medida de su desprecio por Occidente y sus líderes.
Mucho antes que al Qaeda, Gadhafi era el terrorista en jefe del mundo árabe. En abril de 1984, un hombre armado dentro de la embajada libia en la Plaza St. James, en Londres, abrió fuego contra manifestantes, matando a un policía británico. El asesino nunca fue identificado. Dos años más tarde, agentes de Libia bombardearon una discoteca en Berlín Occidental, matando a tres personas e hiriendo a 230, incluyendo 50 soldados estadounidenses. En 1988, los libios hicieron estallar el vuelo de Pan Am 103 sobre Lockerbie, Escocia, matando a 270 personas a bordo y en tierra.
Gadhafi tuvo un cambio de actitud después que EEUU derrocó a Saddam en 2003, poniendo fin a su programa nuclear secreto e invitando al capital occidental a explotar los recursos petroleros que su propio país carece de medios para desarrollar. EEUU y Gran Bretaña saltaron sobre la oportunidad en una forma bastante indecorosa.
La tiranía interna de Gadhafi no ha cesado, y en 2009 su gobierno intimidó al Reino Unido en la liberación de uno de los terroristas de Lockerbie, Abdel Baset al-Megrahi, de una cárcel escocesa bajo falsos motivos humanitarios. Él todavía está vivo en Libia dos años más tarde. Algunos de los equipos de comunicaciones y militar que las empresas británicas han vendido a Libia desde el acuerdo de Megrahi bien podrían haber sido enviados para matar a los libios en los últimos días.
Es difícil de creer, pero el gobierno de Obama parece más dispuesto a derrocar a Hosni Mubarak de Egipto que lo que lo está a hacerlo con Moammar Gadhafi, quien tiene más sangre americana en las manos que cualquiera viviendo aparte de Osama bin Laden. Ahora que el pueblo libio se está levantando contra él, ellos merecen el apoyo estadounidense urgente y tangible.
fUENTE: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba