By Maajid Nawaz
Los recientes acontecimientos en Egipto indican el comienzo del fin de la fascinación de Medio Oriente con la política de la oposición islamista. La revolución de Egipto no es un golpe mortal al islamismo-ni siquiera es una lesión debilitante. Pero cuando se piensa en términos de tendencias de décadas de duración, es el comienzo de una nueva era intelectual para la región.
Las décadas de 1950 y 1960 fueron testigos del surgimiento del socialismo pan-árabe. Los caudillos autocráticos traídos por los golpes militares estaban a la orden del día en Egipto, Siria y más allá. En las décadas de 1980 y 1990, hubo una explosión fuerte en el islamismo enojado, como se vió en la insurrección jihadista en Egipto y el ascenso de Hamás y Hezbolá.
Pero con experimentos fallidos islamistas en Irán, Sudán y Afganistán, el nuevo milenio vio una transición progresiva. Como yo lo hice, los jóvenes de la región, conocedores de la tecnología desarrollaron nuevas ambiciones, lejos del islamismo y hacia la política democrática laica.
Naturalmente, el potencial para la democracia en Egipto ha aumentado los temores que los islamistas se hagan cargo, estableciendo un liderazgo popular pero anti-occidental y anti-Israel. Siendo el grupo de oposición más organizado, la Hermandad Musulmana es el foco de estos temores. Los alarmistas quisieran hacernos creer que estamos en el borde de otra toma del poder islamista estilo Iran, con la destrucción de Israel como su obsesión. Los complacientes, por su parte, subestiman peligrosamente la amenaza. Curiosamente, son las mismas voces que argumentaban en fecha tan reciente como hace un mes que la Hermandad representa la única oposición creíble en Egipto. En algún lugar en el medio están las voces razonables pidiendo un compromiso crítico.
La Hermandad sigue comprometida formalmente con algunos de los principios islámicos más preocupantes de Hassan al-Banna, fundador de la organización en 1928. Su grito de guerra popular es "Alá es nuestro objetivo, el Profeta es nuestro líder, el Corán es nuestra constitución, la jihad es nuestro camino, y la muerte por la causa de Alá es la más alta de nuestras aspiraciones." E insiste en que el Islam debe ser la única fuente de legislación, y que los no musulmanes y las mujeres no pueden llegar a ser jefes de Estado.
La línea oficial del grupo, por lo tanto, inspira poca confianza, sobre todo porque su líder actual es el conservador Muhammad Badie (que fue mi compañero de celda en 2002, cuando fui detenido como prisionero político en la prision Mazra Tora de Cairo). Sin embargo, con una facción reformista de mediana edad-dirigida por otro ex compañero de celda mio, Abdul Monim Aboul Fatouh-y una juventud desilusionada, la Hermandad no es, sin dudas ningun monolito.
Unido por el imperativo popular de eliminar a Hosni Mubarak, el grupo rara vez permitió el disenso. A pesar de ello, en 1996 un grupo de prominentes pero jóvenes frustrados miembros, se separó fundando Hizb al-Wasat (Partido del Centro), que incluyó entre sus fundadores a cristianos, mujeres sin velo y no islamistas. La vieja guardia de la Hermandad reaccionó con desdén, pero parece que los fundadores del Partido del Centro estuvieron años por delante de la curva.
El año pasado, la Hermandad había calentado las elecciones internas y los reformistas de mediana edad se espera que lo hagas tambien. Pero bajo las circunstancias sombrías, y para consternación de muchos miembros más jóvenes frustrados, ellos perdieron sus escaños en el consejo de dirección. Las cosas nunca han sido bastante lo mismo.
Muchos jóvenes activistas de la Hermandad, incluidos amigos míos que habían sido encarcelados y torturados por su afiliación, congelaron sus membresías y se unieron a las filas de los cada vez más audaces activistas laicos jóvenes de Egipto. Los grupos incluían al Movimiento Egipcio para el Cambio y la Juventud 6 de abril. El efecto fue que la Hermandad tuvo que ponerse al día cuando estas fuerzas democráticas laicas lideraron el camino en el levantamiento del 25 de enero. El simple hecho es que el grupo de oposición más organizado de Egipto no ha organizado la única revuelta del pueblo de Egipto. Además, está claro que la Hermandad no tiene figura estilo Khomeini capaz de secuestrar esta revolución.
Una encuesta reciente del Instituto Washington para Política del Cercano Oriente encontró que los líderes de la Hermandad Musulmana recibieron apenas el 1% de apoyo de los egipcios para la presidencia. Sólo el 7% de los encuestados cree que "el régimen de Mubarak no es lo suficientemente islámico." Esto sugiere que la Hermandad es probable que obtenga algunos escaños en el parlamento, pero poco probable que produzca el próximo presidente o primer ministro de Egipto.
Cómo, entonces, deben pensar los responsables políticos respecto de la Hermandad?
En una reciente audiencia del Comité de Inteligencia de la Cámara de EEUU, el Director de Inteligencia Nacional, James Clapper afirmó que la Hermandad es un grupo "gran parte laico." Tales errores son groseramente contraproducentes, ya que impiden la claridad de comprensión que se necesita para planificar diversas contingencias, como el ascenso islamista.
Por otro lado, el enfoque alarmista-adoptado por muchos en Israel, por ejemplo-parecería intercambiar seguridad regional a largo plazo por estabilidad a corto plazo. Como el funcionario de la ex-administración de George W. Bush, Elliott Abrams, comentó, "los israelíes aparentemente no ven la ironía que están de luto por la partida del hombre que creó la misma situación que ahora temen." (Volviendo a la reciente encuesta del Instituto Washington, más egipcios apoyaron la paz con Israel que los que la rechazaron, y sólo el 18% aprobó a Hamas o Iran.)
El primer ministro británico, David Cameron y el ex primer ministro británico, Tony Blair, han adoptado un enfoque más prudente y razonable. En su discurso revolucionario en Munich, el Sr. Cameron declaró: "Yo simplemente no acepto que hay una opción sin salida entre un estado de seguridad y la resistencia islamista". Y sobre el riesgo de una toma del poder por parte de la Hermandad, el Sr. Blair dijo que "La verdad es que no lo sé y nadie más lo sabe tampoco. Y por lo tanto lo que estoy diciendo en realidad es, no seamos histéricos al respecto pero no seamos complacientes al respecto tampoco."
En tanto nosotros acordemos con todas las fuerzas de oposicion pacífica con los ojos abiertos, Egipto puede convertirse en un faro para la democracia árabe. Al igual que Turquía, el ejército mayormente laico de Egipto esta cauto de una toma del poder islamista. Si podemos ayudar a los egipcios a construir una sociedad democrática, por primera vez en su historia, podremos ver el amanecer de una nueva era post-islamista que transforme la dinámica política en todo el mundo.
El Sr. Nawaz, un ex preso de conciencia en Egipto, es el director ejecutivo de Quilliam, una consultora en contra-extremismo en Inglaterra.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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