Por Cameron S. Brown
Túnez primero. Ahora Egipto, Yemen, Arabia Saudita y Jordania. Como las recientes promesas de reforma del rey Abdullah y Bashar al-Assad dejan en claro, los líderes en el Medio Oriente no solo estan preocupados, ellos están entrando en pánico.
Las revueltas de hoy no son una sorpresa total, ten cuidado. Desde la revolución iraní, ha habido una creencia generalizada que las mismas energías que sacudieron al Shah estaban latentes en todo el mundo árabe también. Los regímenes árabes se desempeñaron ante este potencial escenario apocalíptico. Cuando fueron presionados por Occidente por reformas, participación en la distensión con Israel, o ponerse en contra de Saddam Hussein, los regímenes más autocráticos inevitablemente sacudieron estas demandas señalando a la "calle árabe" - la espada de Damocles, según ellos, colgada por encima de sus cabezas.
Pero respira profundamente Bashar. No todos los regímenes abusadores de derechos humanos estan igualmente en riesgo. A pesar que Egipto no será el último régimen en hacer frente a protestas masivas, no todos los dictadores de Medio Oriente son una ficha de dominó a punto de caer. Algunos regímenes capearán esta tormenta.
Es fundamental tener en cuenta que aún cuando las multitudes se están acumulando en las calles y pidiendo la destitución de un gobernante, eso no significa que estén inquietas. Hay que recordar que Túnez, Egipto y Yemen no son los únicos regímenes que han enfrentado sublevaciones en masa: hace sólo 18 meses, el régimen iraní mantuvo a raya a los no menos decididos manifestantes que los de hoy en El Cairo. En 1989, las protestas chinas se levantaron a lo largo de siete semanas de duración, y por un momento, el futuro del régimen pareció en peligro.
El punto clave a recordar es que cuando el momento lo requiere, la diferencia entre un dictador que vive para reprimir otro día y uno que empaca sus cosas está en si el régimen puede pedir a sus soldados que abran fuego contra la multitud furiosa. La única manera de saber eso es determinando si los soldados de bajo y mediano rango, - los chicos que inevitablemente disparan - tienen intereses paralelos a los de su dictador.
A pesar de décadas de esfuerzos en Egipto por separar a los militares del resto de la sociedad (por ejemplo, mediante la creación de ciudades fortificadas) la mayoría de los soldados todavía se identifican con sus compatriotas, no menos de todo porque son sus familiares y amigos quienes ahora están en las calles.
Y por qué sus lealtades deben residir con el pueblo y no con el régimen? Los soldados de bajo rango son tratados peor que la suciedad. Incluso si la paga del oficial y los beneficios son relativamente buenos, esto probablemente seguirá siendo así sin importar cual nuevo gobierno llegue al poder. Después de todo un tambaleante nuevo régimen post-revolucionario no correría el riesgo de enojar a los militares mediante la reducción de pago.
No es así en Siria. Los alawitas que dominan el ejército saben muy bien que si cae el régimen de Assad, su lugar de privilegio económico y social desaparecerá con él. Para un grupo que fue tenido con poco respeto históricamente por parte de la mayoría sunita, pocos alawitas están dispuestos a tirar la toalla de su dictador todavía.
Del mismo modo, los beduinos de Jordania - una minoría sobre representada en el ejército y la burocracia - saben dónde los dejará una democracia, al igual que los sunitas de Bahrein. Dicho temor consolidó el apoyo sunita a Sadam, incluso después de su debacle espectacular en Kuwait, motivándolos a masacrar a sus compatriotas chiítas y kurdos mientras los levantamientos amenazaban con consumir Irak.
En Irán, es importante tener en cuenta que el Ayatollah Ali Khamenei envió a la Guardia Revolucionaria, y no a las fuerzas armadas regulares, a aplastar las manifestaciones. Al igual que en Egipto, el ejército, probablemente habría terminado abrazando a los manifestantes. [A pesar de la mayor participación de las fuerzas armadas de Egipto durante los últimos días-demostrada por los tanques enviados a la plaza Tahrir- el ejército sigue siendo relativamente pasivo]. Los guardias, por el contrario, gobiernan efectivamente el país y son los principales beneficiarios de los bonyads del país (fundaciones revolucionarias), las cuales disponen de un monopolio sobre las importaciones, exportaciones e industria. El punto nuevamente es que la Guardia Revolucionaria obedeció las órdenes de romper cráneos, en gran parte, debido a que estaban defendiendo su propia posición muy privilegiada, no sólo la de Khamenei.
Cuando la marea de la historia está sobre nosotros, es fácil creer que se va a esparcir al mundo como lo conocemos, y nada seguirá siendo lo mismo. Con protestas estallando en todo el Medio Oriente, muchos ven ahora a la región entera en la cúspide de la transformación.
La historia, sin embargo, no suele ser tan ordenada. Después que las fichas de dominó han caído, nosotros estamos siempre sorprendidos de ver cuantas quedan de pie.
El autor es ex director adjunto de Centro de Investigacion Global en Asuntos Internacionales (GLORIA) en Herzliya.
Fuente: Jerusalem Post Magazine- Esta nota fue traducida especialmente para el blog de OSA Filial Cordo
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